Isaías 47 - Nueva Biblia Española (1975)Juicio sobre Babilonia1. Baja, siéntate en el polvo, joven Babilonia; siéntate en tierra, sin trono, capital de los caldeos, que ya no te volverán a llamar blanda y refinada. 2. Toma un molino, muele harina, quítate el velo, alza las faldas, descubre el muslo, vadea los canales; 3. aparezca tu desnudez, véanse tus vergüenzas. Tomaré venganza inexorable. 4. Nuestro redentor, que se llama el Señor de los ejércitos, el Santo de Israel, dice: 5. Siéntate y calla, entra en las tinieblas, capital de los caldeos, que ya no te llamarán emperatriz. 6. Airado contra mi pueblo, profané mi heredad, la entregué en tus manos: no tuviste compasión de ellos, abrumaste con tu yugo a los ancianos, 7. diciéndote: "Seré señora por siempre jamás", sin considerar esto, sin pensar en el desenlace. 8. Pues ahora escúchalo, lasciva, que reinabas confiada, que te decías: "Yo y nadie más. No me quedaré viuda, no perderé a mis hijos". 9. Las dos cosas te sucederán, de repente en un solo día: viuda y sin hijos te verás a la vez, a pesar de tus muchas brujerías y del gran poder de tus sortilegios. 10. Tu te sentías segura en tu maldad, diciéndote: "Nadie me ve"; tu sabiduría y tu ciencia te han trastornado, mientras pensabas: "Yo y nadie más". 11. Pues vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás conjurar, caerá sobre ti un desastre del que no te podrás librar; vendrá sobre ti de repente una catástrofe que no te imaginabas. 12. Insiste en tus sortilegios, en tus muchas brujerías, que ha sido tu tarea desde joven; quizá te aprovechen, quizá los espantes. 13. Estás harta de consejos: que se levanten y te salven los que conjuran el cielo, los que observan las estrellas, los que pronostican cada mes lo que te va a suceder. 14. Míralos convertidos en paja: el fuego los consume y no pueden librarse del poder de las llamas; ni siquiera son brasas para calentarse ni hogar para sentarse enfrente. 15. En eso han parado aquellos con quienes traficabas, con quienes te atareabas desde joven: cada uno se pierde por su lado, y no hay quien te salve. |