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    Jeremías 44 - Nueva Biblia Española (1975)

    Jeremías profetiza a los judíos en Egipto

    1. Palabras que recibió Jeremías para los judíos que habitaban en Egipto: en Migdol, en Tafne, en Menfis y en tierra de Patros:

    2. Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Ustedes han visto todas las calamidades que envié sobre Jerusalén y sobre las ciudades de Judá: ahí las tienen hoy, arruinadas y sin habitantes.

    3. A causa de las maldades que cometieron, irritándome, quemando incienso y dando culto a dioses extraños, que ni ellos ni sus padres conocían.

    4. Sin cesar les envié a mis siervos los profetas para que les dijeran: No cometan esas abominaciones que detesto.

    5. Pero no escucharon ni prestaron oído para enmendarse de la maldad dejando de quemar incienso a dioses extraños.

    6. Entonces se derramó mi cólera y mi ira, y quemó las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, que se convirtieron en ruina y desolación hasta el día de hoy.

    7. Pues ahora, así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por qué se hacen daño grave a ustedes mismos extirpando de Judá hombres y mujeres, niños y lactantes, sin dejar un resto,

    8. y me irritan con las obras de sus manos, quemando incienso a dioses extraños en Egipto, donde han venido a residir; y así son extirpados y se convierten en maldición y oprobio de todas las naciones del mundo?

    9. ¿Han olvidado las maldades de sus padres, de los reyes de Judá y sus mujeres, las maldades de ustedes y las de sus mujeres cometidas en Judá y en las calles de Jerusalén?

    10. Hasta hoy no se han arrepentido, no han temido, no han procedido según mi Ley y mis preceptos, que yo les promulgué a ustedes y a sus padres.

    11. Por eso, así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Yo me enfrentaré con ustedes para mal, para extirpar a Judá.

    12. Me llevaré el resto de Judá que se empeñó en ir a Egipto para residir allí. Se consumirán todos en Egipto, caerán a espada o se consumirán de hambre, del menor al mayor morirán a espada o de hambre, y serán execración y espanto, maldición y burla.

    13. Castigaré a los habitantes de Egipto, como castigué a los de Jerusalén, con espada, hambre y peste.

    14. No quedarán supervivientes del resto de Judá que vino a residir en Egipto, ni volverán a Judá, adonde ansían volver para vivir allí. (No volverán más que algunos fugitivos).

    15. Todos los hombres que sabían que sus mujeres quemaban incienso a dioses extraños y todas las mujeres que asistían y los que habitaban en Patros respondieron a grandes voces a Jeremías:

    16. No queremos escuchar esa palabra que nos dices en el nombre del Señor,

    17. sino que haremos lo que hemos prometido: quemaremos incienso a la reina del cielo y le ofreceremos libaciones; igual que hicimos nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y jefes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Entonces nos hartábamos de pan, nos iba bien, y no conocíamos la desgracia.

    18. Pero desde que dejamos de quemar incienso a la reina del cielo y de ofrecer libaciones, carecemos de todo, y morimos a espada y de hambre.

    19. Cuando nosotras quemamos incienso y ofrecemos libaciones a la reina del cielo, ¿acaso hacemos tortas con su imagen y le ofrecemos libaciones sin el consentimiento de nuestros maridos?

    20. Respondió Jeremías al pueblo, hombres y mujeres, y a todos los que habían respondido igual:

    21. ¿Y no recordaba el Señor y no pensaba en todo el incienso que quemaban en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, ustedes, sus padres, sus reyes y príncipes y todos los terratenientes?

    22. El Señor ya no podía soportar sus malas acciones, las abominaciones que cometían; por eso se convirtió su tierra en ruina y espanto y maldición, sin habitantes hasta hoy:

    23. por haber quemado incienso y haber pecado contra el Señor, desobedeciendo al Señor, no procediendo según su Ley, preceptos y mandatos. Por eso les ha sucedido esa calamidad, que dura hasta hoy.

    24. Dijo Jeremías al pueblo y a las mujeres: Escuchen la palabra del Señor, judíos que viven en Egipto:

    25. Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Con la boca lo dicen, con la mano lo cumplen: "Tenemos que cumplir los votos que hemos hecho de ofrecer incienso y libaciones a la reina del cielo". Cumplirán sus votos, cumplirán sus promesas.

    26. Pero escuchen la palabra del Señor, judíos que habitan en Egipto: Miren: Yo juro por mi nombre ilustre -dice el Señor- que ya no invocará mi nombre ninguna boca judía, diciendo "vive mi Señor", en todo el país de Egipto.

    27. Yo vigilaré sobre ustedes para mal y no para bien. Se consumirán los judíos de Egipto, con la espada y el hambre y la peste, hasta acabarse.

    28. (Sólo los escapados de la espada, pocos en número, volverán de Egipto a Judá). Entonces sabrá el resto de Judá que ha venido a residir en Egipto cuál es la palabra que se cumple, la mía o la de ellos.

    29. Esta será la señal -oráculo del Señor- : Los castigaré en este lugar, para que sepan que mis amenazas contra ustedes se cumplen.

    30. Así dice el Señor: Yo entregaré al faraón Ofra, rey de Egipto, en manos de los enemigos que lo persiguen a muerte, como entregué a Sedecías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el enemigo que lo perseguía a muerte.