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miércoles, julio 17, 2024
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    Lucas 5 - Nueva Biblia Española (1975)

    La pesca milagrosa

    1. Una vez que la gente se amontonaba- alrededor de Jesús para oír el mensaje de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret,

    2. vio dos barcas junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.

    3. Subió a una de las bateas, la de Simón, y le pidió que la retiraran un poco de tierra. Desde la barca, sentado, estuvo enseñando a la gente.

    4. Cuando acabó de hablar dijo a Simón: Sácala lago adentro, y echen las redes para pescar.

    5. Simón contestó: Maestro, nos hemos pasado la noche esforzándonos y no hemos sacado nada; pero, ya que lo dices tú, echaré las redes.

    6. Así lo hicieron, y atraparon tal cantidad de peces, que reventaba la red.

    7. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran a echarles una mano; se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían.

    8. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.

    9. 'El y sus compañeros se habían quedado asombrados al ver la redada de peces que habían conseguido;

    10. y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Jesús dijo a Simón: No temas: desde ahora lo que pescarás serán hombres.

    11. Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

    Jesús sana a un leproso

    12. Una vez, estando Jesús en un pueblo, se presentó un hombre todo lleno de lepra; al ver a Jesús se echó rostro en tierra y le rogó: Señor, si quieres puedes limpiarme.

    13. Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: Quiero, queda limpio. Y en seguida se le quitó la lepra.

    14. Jesús le mandó que no se lo dijera a nadie, pero añadió: Ve a presentarte al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés, para que les conste.

    15. Se hablaba de él cada vez más, y mucha gente acudía a oírlo y a que los curara de sus enfermedades.

    16. El, en cambio, acostumbraba retirarse a lugares despoblados para orar.

    Jesús sana a un paralítico

    17. Un día estaba enseñando y estaban allí sentados unos fariseos y letrados, venidos de los pueblitos de Galilea, de Judea y de Jerusalén. El curaba con el poder del Señor.

    18. Se presentaron unos hombres llevando un paralítico en una camilla y trataban de introducirlo para colocárselo delante.

    19. No encontrando por donde meterlo, por causa del gentío, subieron a la azotea, y, abriendo un agujero, lo bajaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús.

    20. El, viendo la fe que tenían, dijo: Hombre, tus pecados están perdonados.

    21. Los letrados y los fariseos se pusieron a pensar: ¿Quién es éste que dice tales blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios?

    22. Pero Jesús, dándose cuenta de cómo razonaban, les contestó: ¿Qué andan pensando?

    23. ¿Qué es más fácil: decir "tus pecados están perdonados" o decir "levántate y echa a andar"?

    24. Pues para que sepan que el hombre está autorizado para perdonar pecados en la tierra... -le dijo al paralítico-: A ti te hablo, ponte en pie, carga con tu camilla y márchate a tu casa.

    25. Se levantó en el acto delante de todos, tomó la camilla donde estaba tendido y se marchó a su casa alabando a Dios.

    26. Todos quedaron asombrados y alababan a Dios, diciendo espantados: Hoy hemos visto cosas increíbles.

    Llamamiento de Leví

    27. Más tarde, al salir, vio a un recaudador llamado Leví sentado al mostrador de los impuestos y le dijo: Sígueme.

    28. El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.

    29. Leví le ofreció en su casa un gran banquete, y estaban recostados a la mesa con ellos un gran número de recaudadores y otra gente.

    30. Los fariseos y los letrados de su partido protestaban diciendo a los discípulos: ¿Se puede saber por qué comen y beben con los recaudadores y descreídos?".

    31. Jesús les replicó: No necesitan médico los sanos, sino los enfermos.

    32. No he venido a invitar a justos, sino á pecadores, a que se arrepientan.

    La pregunta sobre el ayuno

    33. Entonces le dijeron ellos: Los discípulos de Juan tienen sus ayunos frecuentes y sus rezos, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber.

    34. Jesús les contestó: ¿Quieren que ayunen los amigos del novio mientras dura la boda?"

    35. Llegará el día en que se lleven al novio, y entonces, aquel día, ayunarán.

    36. Y les añadió esta comparación: Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para echársela a un manto viejo; porque el nuevo se queda roto, y al viejo la pieza del nuevo no le pega.

    37. Nadie echa tampoco vino nuevo en cueros viejos, porque, si no, el vino nuevo revienta los cueros; el vino se derrama, y los cueros se echan a perder.

    38. No, el vino nuevo hay que echarlo en cueros nuevos.

    39. Pero nadie acostumbrado al antiguo quiere uno nuevo, pues dice: "Bueno está el antiguo".