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    2 Crónicas 6 - Serafín de Ausejo 1975

    Dedicación del templo

    1. Entonces exclamó Salomón: "Yahveh ha declarado que habitaría en densa nube.

    2. Yo te he construido una mansión excelsa, un lugar donde habites para siempre".

    3. Después el rey se volvió para bendecir a toda la asamblea de Israel, mientras la asamblea de Israel se mantenía en pie.

    4. Y exclamó: "¡Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, que ha dado cumplimiento con sus manos a lo que prometió con su boca a mi padre David, cuando le dijo:

    5. "Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no elegí ciudad alguna entre todas las tribus de Israel para que se me edificara un templo donde estuviera mi nombre, ni elegí a ningún hombre para que fuera príncipe sobre mi pueblo Israel.

    6. Pero ahora elijo a Jerusalén, para que aquí esté mi nombre; y elijo a David para que esté al frente de mi pueblo Israel."

    7. Tuvo intención David, mi padre, de edificar un templo al nombre de Yahveh, Dios de Israel.

    8. Pero Yahveh dijo a David, mi padre: "Has tenido intención de construir un templo a mi nombre, y has hecho bien en tener esa intención.

    9. Pero no has de ser tú quien construya ese templo, sino que un hijo tuyo, salido de tus entrañas, será quien construya el templo a mi nombre."

    10. Yahveh ha mantenido la palabra que dio, pues yo he sucedido a mi padre David, me he sentado en el trono de Israel, como había prometido Yahveh, y he edificado este templo al nombre de Yahveh, Dios de Israel.

    11. En él he colocado el arca en la que está la alianza que Yahveh pactó con los israelitas".

    12. Luego Salomón se puso ante el altar de Yahveh, en presencia de toda la asamblea de Israel, y extendió sus manos.

    13. Salomón había hecho un estrado de bronce, de cinco codos de largo, cinco de ancho y tres de alto, y lo había colocado en medio del atrio. Y subido en él, se postró de rodillas en presencia de toda la asamblea de Israel y, extendiendo sus manos al cielo,

    14. exclamó: "¡Yahveh, Dios de Israel! No hay Dios semejante a ti ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra. Tú, que guardas la alianza y la benignidad para con aquellos siervos tuyos que de todo corazón andan en tu presencia;

    15. tú, que has mantenido la promesa que hiciste a tu siervo David, mi padre, tú has cumplido hoy con tus manos lo que prometiste con tu boca.

    16. Ahora, pues, oh Yahveh, Dios de Israel, mantén igualmente lo que prometiste a tu siervo David, mi padre, cuando le dijiste: "Nunca faltará en mi presencia un descendiente tuyo que se siente en el trono de Israel, con tal de que tus hijos sigan su debido camino y anden conforme a mi ley, tal y como has andado tú".

    17. Ahora, pues, oh Yahveh, Dios de Israel, confírmense las promesas que hiciste a tu siervo David.

    18. Pero ¿es que Dios habitará verdaderamente con el hombre en la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no tienen capacidad para contenerte, ¡cuánto menos este templo que te he construido!

    19. Con todo, Yahveh, mi Dios, vuelve tu rostro a la plegaria y a la súplica de tu siervo y escucha el clamor y la oración suplicante que tu siervo hace hoy en tu presencia:

    20. que tus ojos permanezcan abiertos día y noche sobre este templo, sobre este lugar del que dijiste: "Allí estará mi nombre", y atiende la plegaria que tu siervo te dirige en este lugar.

    21. Escucha, pues, la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Escucha desde el lugar de tu morada, en el cielo. Escucha y perdona.

    22. Si alguno peca contra su prójimo, y se le obliga a prestar juramento imprecatorio y él viene a prestarlo ante tu altar en este templo,

    23. escucha desde el cielo y actúa: haz justicia con tus siervos, castigando al que es culpable, de suerte que su mala conducta recaiga sobre su cabeza, y justificando al que es inocente y retribuyéndole conforme a su justicia.

    24. Cuando tu pueblo Israel sea derrotado por su enemigo por haber pecado contra ti, si luego se convierten a ti y, alabando tu nombre, suplican e imploran tu gracia en este templo,

    25. escucha desde el cielo, perdona el pecado de tu pueblo Israel y devuélvelos a la tierra que les diste a ellos y a sus padres.

    26. Cuando el cielo se cierre y no deje caer lluvia porque ellos pecaron contra ti, si ellos te imploran en este lugar y alaban tu nombre, y se arrepienten de sus pecados porque tú los has afligido,

    27. escúchalos desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, muéstrales el camino recto por donde deben ir, y envía la lluvia sobre esta tierra tuya, la que diste a tu pueblo por heredad.

    28. Cuando haya hambre en el país, cuando haya peste, tizón, añublo, langosta o pulgón; cuando sus enemigos los asedian en alguna de sus ciudades, y en todo género de plagas y enfermedades,

    29. toda plegaria y toda súplica que te dirija cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando conozcan el dolor en su corazón y extiendan sus manos implorándote en este templo,

    30. escucha tú desde el cielo, lugar de tu morada, y perdona y actúa y da a cada uno según su conducta, tú que conoces su corazón, porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres,

    31. para que te teman y anden por tus caminos todos los días que vivan sobre la haz de la tierra que tú diste a nuestros padres.

    32. Y aun al extranjero que no pertenece a tu pueblo Israel, si viniere de tierras lejanas por amor de tu gran nombre, de tu mano fuerte y tu brazo extendido, cuando venga a orar a este templo,

    33. escúchalo tú desde el cielo, desde el lugar de tu morada, y haz todo cuanto este extranjero te pida, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, lo mismo que te teme tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado en este templo que acabo de edificar.

    34. Cuando tu pueblo salga a combate contra sus enemigos por el camino que tú le señalares, y dirijan a Yahveh sus plegarias vueltos hacia esta ciudad que tú elegiste y hacia este templo que he construido para tu nombre,

    35. escucha desde el cielo su oración y su súplica y hazles justicia.

    36. Cuando pequen contra ti -pues no hay hombre que no peque-, y tú te irrites contra ellos y los entregues a sus enemigos, y sus vencedores los lleven cautivos a un país lejano o próximo,

    37. si ellos luego se arrepienten en su corazón en la tierra de su cautiverio y se convierten y te suplican en el país de quienes los llevaron cautivos y te dicen: "Hemos pecado, hemos sido perversos, somos culpables",

    38. si en el país de los enemigos que los llevaron cautivos se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma te dirigen sus plegarias vueltos hacia la tierra que diste a sus padres y hacia la ciudad que elegiste y hacia el templo que acabo de edificar a tu nombre,

    39. escucha su oración y su plegaria desde el cielo, lugar de tu morada, y hazles justicia: perdona a tu pueblo que pecó contra ti.

    40. Ahora pues, Dios mío, que tus ojos estén abiertos y tus oídos atentos a la oración que se haga en este lugar.

    41. "¡Levántate ahora, oh Yahveh Dios, y ven al lugar de tu reposo, tú y el arca de tu poder! ¡Que tus sacerdotes, Yahveh Dios, se revistan de salvación, y que tus fieles gocen de ventura!

    42. ¡Oh Yahveh Dios, no rechaces el rostro de tu ungido, y acuérdate de los favores concedidos a tu siervo David!"".