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miércoles, julio 17, 2024
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    Daniel 6 - Serafín de Ausejo 1975

    Daniel en el foso de los leones

    1. Le sucedió en el trono Darío el medo, cuando tenía ya sesenta y dos años de edad.

    2. Resolvió Darío establecer en el reino ciento veinte sátrapas que estuvieran distribuidos por todo el reino.

    3. Sobre ellos había tres inspectores -uno de los cuales era Daniel-, a quienes los sátrapas debían rendir cuentas para evitar que el rey sufriera menoscabo.

    4. Pues bien, como Daniel sobresalía entre los inspectores y los sátrapas, porque poseía un espíritu extraordinario, el rey pensó ponerlo al frente de todo el reino.

    5. Los inspectores y los sátrapas buscaron algún asunto de que poder acusar a Daniel en lo relativo a la administración del reino, pero no pudieron encontrar motivos ni faltas, porque era fiel, y por eso no hallaron negligencia alguna ni falta que reprocharle.

    6. Dijéronse entonces aquellos hombres: "No encontraremos nada de que acusar a este Daniel, salvo en cuestiones religiosas".

    7. Así, pues, aquellos inspectores y sátrapas fueron precipitadamente al rey y le dijeron: "¡Viva el rey Darío eternamente!

    8. Todos los inspectores del reino, los prefectos, los sátrapas, los consejeros y los gobernadores aconsejan que se promulgue un edicto real, por el cual se ponga en vigor esta prohibición: "Quien, por espacio de treinta días, haga una oración a quienquiera que sea, Dios u hombre, fuera de a ti, ¡oh rey!, sea arrojado al foso de los leones".

    9. Promulga, ¡oh rey!, el edicto y firma el documento, para que, según la ley irrevocable de los medos y de los persas, no sea modificado".

    10. Así, pues, el rey Darío firmó el documento con la prohibición.

    11. Cuando supo Daniel que el documento había sido firmado, entró en su casa. Las ventanas de su aposento superior estaban abiertas en dirección a Jerusalén; y tres veces al día, puesto de rodillas, oraba y alababa a su Dios, como tenía por costumbre hacer.

    12. Entonces aquellos hombres irrumpieron de improviso y hallaron a Daniel orando y suplicando a su Dios.

    13. Fueron de inmediato al palacio del rey y le recordaron el edicto real: "¿No has firmado un edicto, según el cual, quien, por el espacio de treinta días, hiciera alguna oración a quienquiera que sea, Dios u hombre, fuera de a ti, ¡oh rey!, sería arrojado al foso de los leones?".

    14. Respondió el monarca: "Eso es lo decidido, según la ley de los medos y de los persas, que es irrevocable". Entonces ellos contestaron al rey en estos términos: "Daniel, uno de los deportados de Judá, no hizo caso de ti, ¡oh rey!, ni de la prohibición que promulgaste, porque tres veces al día hace su oración".

    15. Al oír el rey estas palabras, recibió un gran disgusto y trató de salvar a Daniel. Hasta la puesta del sol estuvo tratando de librarlo.

    16. Pero aquellos hombres urgieron al rey y le dijeron: "Recuerda, rey, que, según la ley de los medos y de los persas, toda prohibición o edicto promulgado por el rey es irrevocable".

    17. Ordenó entonces el rey que trajeran a Daniel y lo arrojaran al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: "Tu Dios, a quien sirves con perseverancia, te salvará".

    18. Trajeron después una piedra y la pusieron a la entrada del foso. El rey la selló con su anillo y con el anillo de sus magnates para que no se cambiara lo establecido con respecto a Daniel.

    19. Después el rey se fue a su palacio y pasó la noche sin probar alimento. No quiso que le prepararan distracciones ni pudo conciliar el sueño.

    20. Al amanecer, cuando clareaba el día, se levantó y fue a toda prisa al foso de los leones.

    21. Y, acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada: "Daniel, siervo del Dios vivo, ¿ha podido librarte de los leones tu Dios, a quien sirves con perseverancia?".

    22. Daniel contestó al rey: "¡Viva el rey eternamente!

    23. Mi Dios envió a su ángel y éste cerró la boca de los leones, que no me han hecho daño alguno, porque he sido hallado inocente ante él. Ni tampoco ante ti, ¡oh rey!, he cometido falta".

    24. El rey se sintió invadido de una gran alegría por lo sucedido y mandó que sacaran a Daniel del foso. Cuando lo sacaron, no se le encontró lesión alguna, porque había confiado en su Dios.

    25. El rey mandó que trajeran a aquellos hombres que habían denunciado a Daniel y que los arrojaran al foso de los leones, a ellos, a sus hijos y a sus mujeres. Aún no habían llegado al fondo del foso, cuando ya se habían lanzado sobre ellos los leones y los habían despedazado.

    26. Después el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: "¡Que vuestra paz sea grande!

    27. Por mí mismo promulgo este decreto: en todos los dominios de mi reino teman todos y tiemblen ante el Dios de Daniel, porque él es el Dios vivo que subsiste eternamente; su reino no será destruido, y su imperio durará hasta el fin.

    28. Él libra y salva y obra señales y prodigios en el cielo y en la tierra. Él es quien libró a Daniel de las garras de los leones".