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viernes, julio 19, 2024
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    Hechos 8 - Serafín de Ausejo 1975

    Saulo persigue a la iglesia

    1. Saulo estaba de acuerdo con aquella muerte. Comenzó aquel día una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén y todos se dispersaron por los lugares de Judea y de Samaría, a excepción de los apóstoles.

    2. Hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran luto por él.

    3. Saulo, por su parte, devastaba la Iglesia: entraba de casa en casa, apresaba hombres y mujeres y los metía en la cárcel.

    Predicación del evangelio en Samaria

    4. Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando el evangelio.

    5. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo.

    6. Viendo y oyendo las señales que hacía, toda la gente prestaba atención a la predicación de Felipe,

    7. porque de muchos posesos salían los espíritus impuros clamando a grandes voces. Y muchos paralíticos y cojos eran curados.

    8. Con esto hubo una gran alegría en aquella ciudad.

    9. Ya de antes había en la ciudad un hombre llamado Simón, que ejercía la magia y tenía seducida a la gente de Samaría, asegurándoles que él era un personaje muy importante.

    10. Todos, chicos y grandes, le hacían caso, pues decían: "Éste es el llamado Gran Poder de Dios".

    11. Le hacían caso, porque de mucho tiempo atrás los tenía seducidos con sus artes mágicas.

    12. Pero cuando empezaron a creer en Felipe, que les anunciaba el evangelio sobre el reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

    13. También Simón creyó y, una vez bautizado, seguía a todas partes a Felipe y estaba atónito viendo las grandes señales y portentos que se realizaban.

    14. Enterados los apóstoles en Jerusalén de que había recibido Samaría la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan,

    15. los cuales bajaron y oraron sobre ellos para que recibieran el Espíritu Santo;

    16. porque todavía no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús.

    17. Entonces les iba imponiendo las manos y recibían el Espíritu Santo.

    18. Viendo, pues, Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu, les ofreció dinero,

    19. diciendo: "Dadme también a mí este poder, para que a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo".

    20. Pero Pedro le dijo: "Tu plata y tú, a la perdición, por haber pensado que el don de Dios se compra con dinero.

    21. No tienes arte ni parte en este asunto, porque tu corazón no es recto en la presencia de Dios.

    22. Arrepiéntete, pues, de éste tu pecado, y ruega al Señor a ver si se te perdona este mal pensamiento de tu corazón;

    23. porque te veo bajo el efecto de una bilis amarga y apresado por la maldad".

    24. Respondió Simón: "Rogad vosotros al Señor por mí para que no me sobrevenga nada de lo que habéis dicho".

    25. Ellos, después de dar pleno testimonio y predicar la palabra del Señor, emprendieron la vuelta a Jerusalén y evangelizaban de paso muchas aldeas de samaritanos.

    Felipe y el etíope

    26. Un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo: "Levántate y ve hacia el sur, por el camino que baja de Jerusalén a Gaza por el desierto".

    27. Se levantó y partió. Un etíope, eunuco, alto funcionario de Candace, reina de los etíopes, que estaba al frente de todos sus tesoros, había venido a Jerusalén a adorar.

    28. Iba de regreso y, sentado sobre su carro, leía al profeta Isaías.

    29. Dijo el Espíritu a Felipe: "Avanza y pégate a ese carro".

    30. Corrió Felipe a su lado y oyó que iba leyendo al profeta Isaías. Y le dijo: "¿Crees que entiendes lo que vas leyendo?".

    31. Él le contestó: "¿Y cómo podría, si alguien no me lo explica?". Y rogó a Felipe que subiera y se sentara a su lado.

    32. El paso de la Escritura que estaba leyendo era éste: Fue llevado como oveja al matadero y como cordero mudo ante el que le trasquila, y no abría la boca.

    33. En su abatimiento la justicia le fue negada; su descendencia, ¿quién la describirá? Porque fue arrancado de la tierra de los vivos.

    34. Dirigiéndose a Felipe dijo el eunuco: "Por favor, ¿de quién dice esto el profeta, de sí mismo o de algún otro?".

    35. Tomó Felipe la palabra y, partiendo de esta Escritura, le anunció el evangelio de Jesús.

    36. Mientras seguían su camino llegaron a un lugar con agua y dijo el eunuco: "Aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?".

    37.

    38. Mandó, pues, parar el carro, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó.

    39. Apenas salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y no volvió a verlo el eunuco, que siguió su camino lleno de alegría.

    40. Felipe se encontró en Azoto; de paso, fue evangelizando todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.