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jueves, julio 18, 2024
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    Isaías 51 - Serafín de Ausejo 1975

    Palabras de consuelo para Sion

    1. Escuchadme vosotros, los que vais tras la justicia, los que buscáis a Yahveh. Mirad la roca de la que fuisteis cortados, la boca de la mina de la que fuisteis extraídos.

    2. Mirad a Abrahán, vuestro padre, y a Sara, que os dio a luz, pues yo lo llamé cuando era uno solo, pero lo bendije y lo multipliqué.

    3. Consoló Yahveh a Sión, consoló todas sus ruinas. Hizo su desierto como un paraíso, y su estepa como el jardín de Yahveh: gozo y alegría se encuentran en ella, acción de gracias y son de canciones.

    4. Prestadme atención, pueblos, dadme oído, naciones: que de mí sale la enseñanza y mi derecho es luz de los pueblos.

    5. Inminente, cercana está mi justicia, como luz sale mi salvación, y mis brazos juzgan a los pueblos. Las islas esperan en mí y en mi brazo confían.

    6. Alzad los ojos al cielo y mirad abajo a la tierra: que el cielo como humo se disipa, la tierra como vestido se desgasta, sus habitantes como moscas perecen; pero mi salvación estará por siempre y mi justicia no declinará.

    7. Escuchadme vosotros, que conocéis la justicia, pueblo en cuyo corazón está mi doctrina. No temáis el oprobio de los hombres y ante sus afrentas no os asustéis.

    8. Pues como a un vestido se los comerá la polilla, y como a la lana se los comerá la tiña; pero mi justicia por siempre estará, y mi salvación por los siglos de los siglos.

    9. ¡Despierta, despierta, vístete de fuerza, brazo de Yahveh! ¡Despierta como en los días de antaño, como en las generaciones antiguas! ¿No fuiste tú quien hendió a Ráhab, quien traspasó al dragón?

    10. ¿No fuiste tú quien secó el mar, las aguas del gran abismo, quien trazó un camino en las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?

    11. Por ella volverán los salvados por Yahveh. Vendrán a Sión con júbilo, habrá eterna alegría sobre sus cabezas. Alegría y gozo serán su compañía, pesadumbre y gemido se alejarán.

    12. Yo, yo soy quien os consuela. ¿Quién eres tú para que temas al hombre que muere, al hijo de hombre que como hierba es tratado?

    13. Olvidabas a Yahveh, que te hizo, que extendió el cielo y fundó la tierra, y siempre temblabas todo el día ante el furor del opresor cuando intentaba perderte. Pero ¿dónde está el furor del opresor?

    14. Pronto el encorvado será liberado, y no morirá en la fosa ni le faltará el pan.

    15. Pues yo, Yahveh, soy tu Dios, que agita el mar y braman sus olas; Yahveh Sebaot es su nombre.

    16. Puse mis palabras en tu boca y a la sombra de mi mano te escondí para plantar los cielos, para fundar la tierra y decir a Sión: "Eres mi pueblo".

    17. ¡Despierta, despierta, levántate, Jerusalén! Tú, que bebiste de la mano de Yahveh la copa de su ira; el cáliz, la copa del vértigo la has bebido, la has vaciado.

    18. No tiene quien la guíe entre todos los hijos que engendró; no tiene quien la tome de la mano entre todos los hijos que crió.

    19. Estas dos cosas te ocurrieron: -¿quién te lamenta?- devastación y destrucción, hambre y espada -¿quién te consuela?-.

    20. Tus hijos yacen desmayados, en todas las bocacalles, como antílope en la red, repleto del furor de Yahveh, de la increpación de tu Dios.

    21. Por eso, oye esto, desdichada, ebria y no de vino:

    22. así dice Yahveh, tu Señor, tu Dios, que defiende a su pueblo: "Mira: retiro de tu mano la copa del vértigo; el cáliz, la copa de mi ira ya no volverás a beberla;

    23. pues la pongo en la mano de tus hostigadores, de aquellos que te decían: "Dóblate, para que pasemos por encima". Y hacías de tu espalda como suelo, como calle para los transeúntes".