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sábado, julio 20, 2024
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    Jeremías 24 - Serafín de Ausejo 1975

    La señal de los higos buenos y malos

    1. Yahveh me hizo ver dos cestas de higos colocadas delante del templo de Yahveh. Fue después de haber deportado Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, a los príncipes de Judá, a los herreros y cerrajeros, y haberlos llevado de Jerusalén a Babilonia.

    2. Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas, la otra cesta, higos muy malos, que de tan malos no se podían comer.

    3. Yahveh me dijo: "¿Qué ves, Jeremías?". "Higos -respondí-. Los higos buenos son muy buenos, pero los malos, muy malos, que de tan malos no se pueden comer".

    4. Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:

    5. así dice Yahveh, Dios de Israel: "Como a estos higos buenos, así miro yo con complacencia a los deportados de Judá, a quienes expulsé de este lugar al país de los caldeos,

    6. fijo en ellos mis ojos con complacencia, los volveré a este país, los reedificaré y no los destruiré, los plantaré y no los arrancaré,

    7. y les daré un corazón para conocerme, porque yo soy Yahveh: ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues se convertirán a mí con todo su corazón".

    8. Y de los higos malos, que de tan malos no se pueden comer, así dice Yahveh: "De la misma manera trataré a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén, a los que han quedado en este país, que a los que residen en el país de Egipto.

    9. Los haré horror y desgracia para todos los reinos de la tierra; oprobio, proverbio, escarnio y maldición en todos los lugares adonde los habré expulsado,

    10. y enviaré contra ellos la espada, el hambre y la peste, hasta que sean extirpados del país que les di a ellos y a sus padres".