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jueves, julio 18, 2024
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    Mateo 11 - Serafín de Ausejo 1975

    Los mensajeros de Juan el Bautista

    1. Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí, para enseñar y predicar en sus ciudades.

    2. Cuando Juan oyó en la cárcel las obras de Cristo, mandó unos discípulos suyos

    3. para preguntarle; "¿Eres tú el que tiene que venir o hemos de esperar a otro?".

    4. Jesús les respondió: "Id a contar a Juan lo que estáis oyendo y viendo:

    5. los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia la buena nueva a los pobres;

    6. y bienaventurado aquel que en mí no encuentre ocasión de tropiezo".

    7. Mientras ellos se marchaban, comenzó Jesús a hablar de Juan a la gente: "¿Qué salisteis a ver al desierto: una caña agitada por el viento?

    8. Si no, ¿qué salisteis a ver: un hombre vestido con refinamiento? Bien sabéis que los que visten con refinamiento están en los palacios de los reyes.

    9. Entonces, ¿a qué salisteis: a ver a un profeta? Sí, ciertamente; y mucho más que un profeta.

    10. Pues éste es aquel de quien está escrito: He aquí que yo envío ante ti mi mensajero, que preparará tu camino delante de ti.

    11. Os lo aseguro: entre los nacidos de mujer, no ha surgido uno mayor que Juan el Bautista. Con todo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.

    12. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

    13. Porque todos los profetas y la ley cumplieron su misión profética hasta Juan.

    14. Y si queréis aceptarlo, éste es Elías, el que tenía que venir.

    15. El que tenga oídos, que oiga.

    16. ¿Con quién compararé a esta generación? Se parece a los niños sentados en las plazas, que se gritan unos a otros:

    17. Os tocamos la flauta y no habéis bailado; entonamos lamentaciones y no habéis gemido".

    18. Porque llegó Juan, que ni come ni bebe, y dicen: "Está endemoniado".

    19. Llegó el Hijo del hombre, que come y que bebe, y dicen: "Éste es un comilón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores". Pero la sabiduría fue reconocida por sus obras.

    Ayes sobre las ciudades impenitentes

    20. Entonces comenzó a increpar a las ciudades en que se habían realizado la mayoría de sus milagros, por no haberse convertido:

    21. "¡Ay de ti, Corazaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los mismos milagros que en vosotras, ya hace tiempo que, cubiertas de cilicio y en ceniza, se habrían convertido.

    22. Por eso, os digo: en el día del juicio, habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras.

    23. Y tú, Cafarnaún, ¿es que te vas a encumbrar hasta el cielo? ¡Hasta el infierno serás derribada! Porque, si en Sodoma se hubieran realizado los mismos milagros que en ti, todavía hoy estaría en pie.

    24. Por eso os digo: en el día del juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti".

    Venid a mí y descansad

    25. En aquella ocasión tomó Jesús la palabra y exclamó: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra; porque has ocultado estas cosas a sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.

    26. Sí, Padre; así lo has querido tú.

    27. Todo me lo ha confiado mi Padre. Y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo.

    28. Venid a mí todos los que estáis rendidos y agobiados por el trabajo, que yo os daré descanso.

    29. Cargad con mi yugo y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón, y hallaréis reposo para vosotros;

    30. porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".