33.4 C
Miami
jueves, julio 18, 2024
Más


    Mateo 15 - Serafín de Ausejo 1975

    Lo que contamina al hombre

    1. Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y escribas de Jerusalén y le preguntan:

    2. "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los antepasados? Porque no se lavan las manos cuando van a comer".

    3. Pero él les replicó: "¿Y por qué vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por esa tradición vuestra?

    4. Porque Dios mandó: Honra al padre y a la madre; y también: Quien maldijere al padre o a la madre, morirá sin remisión.

    5. Pero vosotros afirmáis: "Si uno dice al padre o a la madre: aquello con que yo pudiera ayudarte lo declaro ofrenda sagrada,

    6. ya no tiene que honrar a su padre o a su madre", y así habéis anulado la palabra de Dios por esa tradición vuestra.

    7. ¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo:

    8. Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí;

    9. vano es, pues, el culto que me rinden, cuando enseñan doctrinas que sólo son preceptos humanos".

    10. Y llamando junto a sí al pueblo, les dijo: "Oíd y entended:

    11. no lo que entra por la boca contamina al hombre, sino lo que sale de la boca, eso contamina al hombre".

    12. Entonces se le acercan sus discípulos y le dicen: "¿Sabes que los fariseos, al oír tus palabras, se han escandalizado?".

    13. Pero él les replicó: "Toda planta que mi Padre celestial no ha plantado será arrancada de raíz.

    14. Dejadlos. Son ciegos que guían a otros ciegos; pero si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo".

    15. Pedro tomó la palabra y le dijo: "Explícanos esta parábola".

    16. Él le contestó: "¿Pero también vosotros estáis todavía sin entender?

    17. ¿No comprendéis que todo lo que entra por la boca pasa al vientre y luego se evacua a un lugar retirado?

    18. Pero lo que sale de la boca procede del corazón, y esto sí que contamina al hombre.

    19. Porque del corazón salen las malas intenciones, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las injurias.

    20. Éstas son las cosas que contaminan al hombre; pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre".

    La fe de la mujer cananea

    21. Partió de allí Jesús y se retiró a la región de Tiro y de Sidón.

    22. En esto, una mujer cananea, salida de aquellos contornos, le decía a gritos: "¡Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David! Mi hija está atrozmente atormentada por un demonio".

    23. Pero él no le respondió palabra. Y sus discípulos, acercándose a él, le suplicaban: "Atiéndela; que viene gritando detrás de nosotros".

    24. Pero él respondió: "No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel".

    25. Sin embargo, ella se acercó y se postró ante él, diciéndole: "¡Señor, socórreme!".

    26. Él le contestó: "No está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perrillos".

    27. Ella replicó: "Es verdad, Señor; pero también los perrillos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos".

    28. Entonces le dijo Jesús: "¡Mujer, qué grande es tu fe! Que te suceda como deseas". Y en aquel mismo momento quedó curada su hija.

    Jesús sana a muchos

    29. Jesús partió de allí, se fue a las orillas del mar de Galilea, subió al monte y se quedó sentado allí.

    30. Se acercó una gran multitud, llevando consigo cojos, mancos, ciegos, mudos y otros muchos enfermos y los tendieron a sus pies y él los curó.

    31. El pueblo estaba asombrado viendo hablar a los mudos, a los mancos sanos, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y glorificaron al Dios de Israel.

    Alimentación de los cuatro mil

    32. Luego Jesús reunió junto a sí a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer; pero no quiero despedirlos sin que tomen algo, para que no desfallezcan en el camino".

    33. Los discípulos le dicen: "¿Cómo procurarnos en un despoblado tantos panes para saciar a toda esta gente?".

    34. Jesús les pregunta: "¿Cuántos panes tenéis?". Ellos contestaron: "Siete, y unos pocos peces".

    35. Mandó a la gente sentarse en el suelo;

    36. tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los iba dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.

    37. Comieron todos hasta quedar saciados; y de los trozos sobrantes recogieron siete cestos llenos.

    38. Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños.

    39. Luego despidió a la muchedumbre, subió a la barca y se fue a la región de Magadán.