Hechos 8 - La Biblia Textual 3a EdicionSaulo persigue a la iglesia1. Saulo consintió en su asesinato, y en aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia en Jerusalem, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. 2. Y unos varones piadosos sepultaron a Esteban, e hicieron gran llanto por él. 3. Y Saulo asolaba la iglesia, entrando de casa en casa, y arrastrando a hombres y mujeres, los entregaba en la cárcel.° Predicación del evangelio en Samaria4. Pero los que habían sido esparcidos iban° proclamando la palabra. 5. Y Felipe, bajando a una° ciudad de Samaria, les predicaba al Mesías. 6. Y al oír y ver las señales milagrosas que hacía, las gentes unánimemente prestaban profunda atención a las cosas dichas por Felipe. 7. Porque de muchos que tenían° espíritus inmundos, salían clamando a gran voz; y muchos paralíticos y cojos eran sanados. 8. Y había grande gozo en aquella ciudad. 9. Pero cierto varón de nombre Simón, había estado practicando magia en la ciudad y asombraba a la gente de Samaria, haciéndose pasar por alguien importante. 10. A éste, todos prestaban gran atención, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Éste es el llamado° gran poder de Dios. 11. Y por haberlos embelesado bastante tiempo con artes mágicas, le prestaban gran atención. 12. Pero cuando creyeron a Felipe, que proclamaba° las buenas nuevas acerca del reino de Dios y del nombre de Jesús el Mesías, fueron bautizados tanto hombres como mujeres, 13. y aun Simón mismo creyó, y habiendo sido bautizado, estaba apegado constantemente a Felipe; y se maravillaba al ver las señales milagrosas° y los grandes portentos que se hacían.° 14. Y los apóstoles que estaban en Jerusalem, al oír: ¡Samaria ha recibido la palabra de Dios! les enviaron a Pedro y a Juan, 15. quienes, después de bajar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo; 16. porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que sólo estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18. Y viendo Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles era dado el Espíritu,° les ofreció dinero,° 19. diciendo: Dadme también este poder, para que a cualquiera que imponga las manos reciba el Espíritu Santo. 20. Pero Pedro le dijo: Tu plata sea contigo para destrucción, porque pensaste obtener el don° de Dios por dinero.° 21. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.° 22. Arrepiéntete pues, de esta tu maldad, y ruega al Señor, por si acaso te será perdonado el pensamiento de tu corazón; 23. porque veo que estás en hiel de amargura y en prisiones de maldad. 24. Respondiendo entonces Simón, dijo: ¡Rogad vosotros por mí al Señor, para que ninguna de las cosas que habéis dicho venga sobre mí! 25. Ellos entonces, después de testificar fielmente y hablar la palabra del Señor, regresaron° a Jerusalem evangelizando° muchas aldeas de los samaritanos. Felipe y el etíope26. En aquel tiempo, un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que baja de Jerusalem a Gaza, el cual está deshabitado. 27. Y levantándose, fue. Y he aquí un hombre etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todo su tesoro, quien había ido a adorar° a Jerusalem, 28. regresaba sentado en su carro leyendo al profeta Isaías. 29. Entonces el Espíritu dijo a Felipe: Acércate, y júntate a ese carro. 30. Corriendo Felipe, lo oyó leyendo al profeta Isaías, y dijo: Pero, ¿entiendes lo que lees? 31. Y él contestó: Y ¿cómo podría, si alguno no me guía?° Y rogó a Felipe que subiera° a sentarse con él. 32. El pasaje de la Escritura que leía era éste: Como oveja fue llevado a la matanza; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió° su boca. 33. En la humillación su juicio fue quitado; ¿Quién contará su generación? Porque su vida es quitada de la tierra.° 34. Tomando la palabra, el eunuco dijo a Felipe: Te ruego, ¿de quién dice esto el profeta? ¿de sí, o de algún otro? 35. Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le proclamó a Jesús. 36. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y el eunuco dice: ¡Mira, agua! ¿Qué impide° que yo sea bautizado? 37. [[]]° 38. Y mandó parar el carro; y ambos, Felipe y el eunuco, bajaron al agua, y lo bautizó. 39. Y cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y el eunuco no lo vio más, pero prosiguió gozoso su camino. 40. Y Felipe fue hallado en Azoto, y al pasar, evangelizaba a todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea. |