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    2 Reyes 5 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Eliseo y Naamán

    1. Naamán, comandante del ejército del rey de Aram, era un hombre muy importante delante de su amo y tenido en gran estima, porque por medio de él Yahweh le había concedido la victoria a Aram. Pero el hombre, aunque era un guerrero valiente, estaba leproso.

    2. Una vez, cuando los aramitas estaban en incursiones, se habían llevado cautiva de la tierra de Yisrael a una muchacha, la cual vino a ser asistente de la esposa de Naamán.

    3. Ella le dijo a su ama: “¡Ojalá mi amo se presentara al profeta que está en Shomrón! El lo sanaría de su lepra”.

    4. [Naamán] entró y le habló a su amo y le dijo exactamente lo que había dicho la muchacha que era de la tierra de Yisrael.

    5. Y el rey de Aram le dijo: “Anda, vé al rey de Yisrael, que yo le enviaré una carta”. Él salió, llevando consigo diez talentos de plata, 6,000 shékels de oro y diez vestidos nuevos.

    6. También le llevó la carta al rey de Yisrael, la cual decía así: “Ahora, cuando esta carta llegue a ti, sabrás que yo te he enviado a mi cortesano Naamán, para que lo sanes de su lepra”.

    7. Cuando el rey de Yisrael leyó la carta, rasgó sus vestiduras y dijo: “¿Acaso soy yo Elohim, para dar la muerte o dar la vida, y para que éste me envíe un hombre, para que yo lo sane de su lepra? ¡Vean por ustedes mismos que éste está buscando pretextos contra mí!”

    8. Cuando Elishá, el hombre de ha'Elohim, oyó que el rey de Yisrael había rasgado sus vestiduras, mandó a decirle al rey: “¿Por qué has rasgado tus vestiduras? ¡Que venga donde mí, y sabrá que hay un profeta en Yisrael!”

    9. Así que Naamán llegó con sus caballos y su carro, y se detuvo ante la puerta de la casa de Elishá.

    10. Elishá le envió un mensajero que le dijo: “Vé, lávate siete veces en el Yardén, y tu carne se te restaurará, y quedarás limpio”.

    11. Pero Naamán se enfureció y se fue diciendo: “Miren, yo pensaba que seguramente él saldría, que puesto de pie invocaría por nombre a Yahweh su Elohim, y que moviendo su mano sobre el lugar, sanaría la parte afectada.

    12. ¿No son los ríos de Daméseq, el Abaná y el Parpar, mejores que todas las aguas de Yisrael? ¿No podría yo lavarme en ellos y quedar limpio?” Y dando la vuelta, se fue enojado.

    13. Pero sus siervos se le acercaron y le dijeron: “Padre mío, si el profeta te hubiera mandado algo difícil, ¿no lo habrías hecho? Con mayor razón si él te dice: “Lávate y quedarás limpio”.

    14. Así que él bajó y se sumergió siete veces en el Yardén, como había indicado el hombre de ha'Elohim: y su carne se volvió como la carne de un niño pequeño, y quedó limpio.

    15. Luego volvió donde el hombre de ha'Elohim, con toda su comitiva, llegó y se detuvo ante él, y dijo: “¡Mira, yo reconozco que no hay Elohim en toda la tierra, sino en Yisrael! Así que ahora acepta, por favor, un obsequio de parte de tu siervo”.

    16. Pero [Elishá] dijo: “¡Por vida de Yahweh, a quien sirvo, que no aceptaré nada!” [Naamán] le insistió para que lo aceptara, pero él rehusó”.

    17. Y Naamán dijo: “Entonces, por favor, que se le dé a tu siervo una carga de esta tierra, para llevarla en un par de mulas; porque tu siervo nunca más presentará ofrenda quemada ni sacrificio a otras deidades sino sólo a Yahweh.

    18. Sin embargo, que Yahweh le perdone esto a tu siervo: Cuando mi amo entre en el templo de Rimón para postrarse en adoración allí, y él se apoye en mi brazo de modo que yo me tenga que inclinar en el templo de Rimón –cuando yo tenga que inclinarme en el templo de Rimón, que Yahweh perdone a tu siervo en esto”.

    19. Y le dijo: “Vete en paz”. Cuando [Naamán] se había alejado de él cierta distancia,

    20. Guejazí, el criado de Elishá, el hombre de ha'Elohim, pensó: “Mi amo ha dejado ir a este aramita Naamán sin aceptar las cosas que trajo. ¡Por vida de Yahweh, que voy a correr tras él para conseguir algo de él!”

    21. Así que Guejazí se apresuró a seguir a Naamán. Cuando Naamán vio que alguien venía corriendo tras él, se bajó del carro para recibirlo y le preguntó: “¿Está todo bien?”

    22. Él respondió: “Sí, pero mi amo me envía a decir: “Mira, en este momento han llegado a mí dos jóvenes de los discípulos de los profetas, de la serranía de Efráyim. Por favor, dame para ellos un talento de plata y dos vestidos nuevos”.

    23. Naamán dijo: “Por favor, toma dos talentos”. Él le insistió y ató en dos bolsas dos talentos de plata y dos vestidos nuevos, y los entregó a dos de sus criados para que los llevaran delante de él.

    24. Cuando [Guehazí] llegó a la colina, él los tomó de sus manos y los guardó en casa. Entonces despidió a los hombres, y se fueron.

    25. Él entró y se puso de pie delante de su amo, y Elishá le preguntó: “¿De dónde vienes, Guejazí?” Él respondió: “Tu siervo no ha ido a ninguna parte”.

    26. Entonces [Elishá] le dijo: “¿No estuvo allí mi corazón cuando el hombre volvió de su carro a tu encuentro? ¿Es ésta una ocasión para aceptar dinero para comprar ropa, olivares y viñas, ovejas y bueyes, y siervos y siervas?

    27. Ciertamente, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes para siempre”. Y al salir [Guehazí] de su presencia, estaba leproso, blanco como la nieve.