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    Daniel 10 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Visión de Daniel junto al río

    1. En el tercer año de Kóresh, rey de Parás, se le reveló la palabra a Daniyel, cuyo nombre era Belteshatsar. La palabra era verídica, y el conflicto grande. Comprendió la palabra y tuvo entendimiento de la visión:

    2. En aquellos días yo, Daniyel, estuve de duelo durante tres semanas.

    3. No comí manjares delicados, ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí con aceite, hasta que se cumplieron tres semanas.

    4. En el día veinticuatro del mes primero, estaba yo a la orilla del gran río Jidéqel.

    5. Entonces alcé mis ojos y miré, y vi un hombre vestido de lino, cuya cintura estaba ceñida con oro de Ufaz.

    6. Su cuerpo era como crisólito, y su rostro como el aspecto del relámpago. Sus ojos eran como antorchas de fuego, y sus brazos y sus piernas como bronce pulido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.

    7. Sólo yo, Daniyel, vi la visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo. Sin embargo, cayó sobre ellos gran temor, y huyeron para esconderse.

    8. Así que yo quedé solo y vi esta gran visión. No quedaron fuerzas en mí; más bien, mi vigor se convirtió en debilidad, y no me quedó fuerza.

    9. Luego oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí adormecido sobre mi rostro, con mi rostro en tierra.

    10. Entonces, una mano me tocó e hizo que temblando me pusiera sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos.

    11. Y me dijo: ‘Daniyel, hombre muy amado, presta atención a las palabras que te hablaré. Ponte de pie, porque a ti me han enviado ahora’. Mientras hablaba conmigo, me puse de pie temblando.

    12. Y me dijo: ‘Daniyel, no temas, porque tus palabras han sido oídas desde el primer día que dedicaste tu mente a entender y a humillarte en presencia de tu Elohim. Yo he venido a causa de tus palabras.

    13. El príncipe del reino de Parás se me opuso durante veintiún días; pero Mikhael, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme; y me quedé allí con los reyes de Parás.

    14. He venido, pues, para hacerte entender lo que ha de acontecer a tu pueblo en los últimos días; porque la visión es aún para días’.

    15. Mientras hablaba conmigo tales palabras, puse mi rostro en tierra y enmudecí.

    16. Pero vi que alguien semejante a un hijo del hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé; le dije a aquel que estaba delante de mí: ‘Mi amo, junto con la visión me han sobrevenido dolores y no me han quedado fuerzas.

    17. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi amo hablar con mi amo? Porque desde ahora me faltan las fuerzas, y no me ha quedado aliento’.

    18. Entonces aquel que era semejante a un hombre me tocó otra vez, y me fortaleció.

    19. Y me dijo: ‘Hombre muy amado, no temas; la paz sea contigo. Esfuérzate y sé valiente’. Y cuando me habló así, yo recobré el vigor, y dije: ‘Hable mi amo, porque me has dado fuerzas’.

    20. Y él respondió: ‘¿Sabes por qué he venido a ti? Ahora yo volveré a luchar contra el príncipe de Parás, y cuando salga yo, vendrá el príncipe de Yawán.

    21. Pero te voy a declarar lo que está registrado en el libro de la verdad. No hay nadie que me apoye contra éstos, sino sólo Mikhael, el príncipe de ustedes.