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    Eclesiastés 2 - Versión Israelita Nazarena 2011

    1. Yo dije en mi mente: “Ven, te voy a probar con el placer, y vas a ver lo bueno”. Pero vi que esto también era vanidad.

    2. A la risa le dije: “Tú eres locura”.; y al placer: “¿De qué sirve esto?”

    3. Propuse en mi mente darle gusto a mi cuerpo con vino y echarle mano a la necedad –mientras mi corazón siguiera conduciéndose con sabiduría– hasta ver en qué consiste el bien para los humanos, en el cual se han de ocupar debajo del cielo durante los contados días de su vida.

    4. Aumenté mis obras, me edifiqué casas, planté viñas,

    5. me hice huertos y jardines, y planté en ellos toda clase de árboles frutales.

    6. Me hice estanques de aguas para regar con ellas un bosque donde crecieran árboles.

    7. Adquirí siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa. También tuve mucho ganado, vacas y ovejas, más que todos los que vinieron antes de mí en Yerushalem.

    8. Acumulé también plata y oro para mí, y tesoros preciados de reyes y de provincias. Me procuré cantantes, tanto hombres como mujeres; de los placeres de los humanos, y de mujer tras mujer.

    9. Así, me engrandecí y acumulé más que todos los que fueron antes de mí en Yerushalem, y en todo esto mi sabiduría permaneció conmigo.

    10. No les negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni le rehusé a mi mente placer alguno; porque mi mente se alegraba de todo mi duro trabajo. Esto fue lo que me tocó de todo mi duro trabajo.

    11. Luego consideré todas las cosas que mis manos habían hecho y el duro trabajo con que me había afanado en hacerlas, y vi que todo era vanidad y correr tras el viento; no había ningún provecho debajo del sol.

    12. Después volví a considerar la sabiduría, la locura y la necedad. Pues, ¿qué añadirá un hombre que suceda al rey, a lo que éste ya hizo?

    13. Yo vi que la sabiduría tiene ventaja sobre la necedad, como la ventaja que tiene la luz sobre las tinieblas.

    14. El sabio tiene ojos en la cara, pero el necio anda en tinieblas. También yo entendí que lo mismo le sucederá a todos ellos.

    15. Entonces dije en mi mente: “Lo mismo que le sucederá al necio me sucederá también a mí. ¿Para qué, entonces, me he hecho más sabio?” Y dije en mi mente que también esto era vanidad.

    16. Porque ni del sabio ni del necio habrá perpetua memoria, porque en los días venideros ya se habrá olvidado todo. ¡Y cómo muere el sabio junto con el necio!

    17. Entonces aborrecí la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; pues todo es vanidad y correr tras el viento.

    18. Asimismo, aborrecí todo el duro trabajo con que me había afanado debajo del sol, el cual tendré que dejarle a otro que vendrá después de mí.

    19. ¿Y quién sabe si él será sabio o necio? Sin embargo, se apoderará de todo el duro trabajo con que me he afanado para hacerme sabio debajo del sol. También esto es vanidad.

    20. Por eso, volví a desesperarme con respecto a todo el duro trabajo con que me había afanado debajo del sol.

    21. Porque se da el caso de que un hombre se afana con sabiduría, con conocimiento y con talento, y luego le deja sus bienes a otro hombre que jamás se afanó por ello. También esto es vanidad y un mal grande.

    22. Porque, ¿qué logra el hombre de todo su duro trabajo y del conflicto de corazón con que se afana debajo del sol?

    23. Porque todos sus días no son sino dolores; y su tarea, frustración; ni siquiera de noche reposa su mente. Esto también es vanidad.

    24. Así que no hay nada mejor para el hombre que comer y beber, y hacer que su persona vea lo bueno de su trabajo. Yo he visto que esto también proviene de la mano de ha'Elohim.

    25. Pues, ¿quién comerá y se regocijará separado de él?

    26. Porque al hombre que es bueno delante de él, él le da sabiduría, conocimiento y alegría; pero al pecador le da la tarea de acumular y amontonar, para que lo deje al que es bueno delante de ha'Elohim. También esto es vanidad y correr tras el viento.