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    Hechos 8 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Saulo persigue a la iglesia

    1. (1) Shaúl, por su parte, aprobaba la ejecución. En aquel tiempo se desató una gran persecución contra la comunidad que estaba en Yerushaláyim, y todos, menos los Enviados, se dispersaron por las regiones de Yahudah y Shomrón.

    2. A Esteban lo sepultaron unos hombres piadosos, e hicieron un gran duelo por él.

    3. Shaúl, por su parte, arrasaba a la comunidad; iba por las casas y arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.

    Predicación del evangelio en Samaria

    4. Los que se dispersaron andaban por todas partes anunciando la Buena Noticia de la Palabra.

    5. En eso, Felipe bajó a la ciudad de Shomrón y se puso a proclamarles al Mashíaj.

    6. Las multitudes, unánimes, prestaban atención a lo que decía Felipe, al oír y ver los milagros que hacía.

    7. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos éstos salían mientras gritaban con voz fuerte; y muchos paralíticos y cojos quedaban curados.

    8. De manera que hubo un gran gozo en aquella ciudad.

    9. Cierto hombre llamado Shimón había estado en la ciudad desde antes de esto ejerciendo la magia y asombrando a la gente de Shomrón, pretendiendo ser un gran personaje.

    10. Todos ellos, desde el menor hasta el mayor, le prestaban atención y decían: “Esto es lo que se llama el Gran Poder de Yahweh”.

    11. Le hacían caso porque hacía mucho tiempo que los tenía asombrados con sus artes mágicas.

    12. Pero cuando oyeron a Felipe que les proclamaba la Buena Noticia del Reino de Yahweh y del nombre de Yahoshúa el Mashíaj, procedieron a sumergirse, tanto hombres como mujeres.

    13. Hasta Shimón mismo también creyó y, después de sumergirse, se juntó con Felipe; y al ver las señales y los grandes milagros que se hacían quedaba asombrado.

    14. Cuando los Enviados que estaban en Yerushaláyim oyeron que los de Shomrón habían aceptado la Palabra de Yahweh, les enviaron a Shimón Kefá y a Yojanán.

    15. Éstos bajaron allá, y oraron por ellos para que recibieran el espíritu de santidad;

    16. porque hasta entonces no había descendido sobre ninguno de ellos; tan sólo se habían sumergido para el nombre del Maestro Yahoshúa.

    17. Enseguida les impusieron las manos y recibieron espíritu de santidad.

    18. Al ver Shimón que por la imposición de las manos de los Enviados se daba el espíritu de santidad, les ofreció dinero,

    19. proponiéndoles: “Denme a mí también esa autoridad, para que cualquiera a quien yo le imponga las manos reciba espíritu de santidad”.

    20. Pero Shimón Kefá le dijo: “Tu dinero perezca contigo, por haber pensado que con dinero se consigue el don de Elohim.

    21. No tienes parte ni derecho en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Elohim.

    22. Arrepiéntete de esa maldad tuya, y ruégale a Elohim a ver si te perdona ese proyecto de tu corazón.

    23. Porque percibo que aún estás en hiel de amargura y en cadenas de injusticia”.

    24. Shimón entonces respondió: “Rueguen ustedes por mí a Elohim, para que no me sobrevenga nada de lo que han dicho”.

    25. Ellos, después de haber testificado y haber hablado la palabra de Yahweh, se volvieron a Yerushaláyim; y en muchas de las aldeas de los shomronitas publicaron la Buena Noticia.

    Felipe y el etíope

    26. Un mensajero de Yahweh le habló a Felipe y le dijo: “Levántate y vete hacia el sur; al camino que baja de Yerushaláyim hacia Gaza, que es un camino desierto”.

    27. Él se levantó y se fue. En eso vio a un kushita, un eunuco ministro de Kandaq, reina de los kushitas, que estaba a cargo de todo su tesoro. Este hombre había ido a Yerushaláyim para adorar,

    28. y ahora iba de regreso, y sentado en su carro leía al profeta Yeshayah.

    29. En eso el espíritu le dijo a Felipe: “Acércate y pégate a ese carro”.

    30. Felipe siguió corriendo al lado, lo oyó leer al profeta Yeshayah y le preguntó: “¿Verdaderamente entiendes lo que estás leyendo?”

    31. Él le contestó: “¿Cómo voy a entender si nadie me explica?” E invitó a Felipe a sentarse con él.

    32. El pasaje de la Escritura que iba leyendo era éste: “Como oveja llevada al matadero, y como cordero que enmudece ante el trasquilador, así no abrió él su boca.

    33. En su humillación le quitaron su derecho. ¿Quién podrá hablar de su descendencia? Pues quitaron su vida de la tierra”.

    34. El eunuco le preguntó a Felipe: “Por favor, ¿de quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo o de algún otro?”

    35. Entonces Felipe tomó la palabra y, a partir de aquel pasaje, le anunció la Buena Noticia de Yahoshúa.

    36. Más adelante en el camino llegaron a cierta charca, y el eunuco dijo: “Mira, ahí hay agua, ¿qué impide que yo me sumerja?” [

    37. Y Felipe dijo: “Si crees con todo tu corazón, bien puedes”. Y él respondió y dijo: “Creo que Yahoshúa el Mashíaj es el Hijo de Yahweh”].*

    38. Entonces mandó a parar el carro, y bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y Felipe lo sumergió.

    39. Cuando subieron del agua, el espíritu de Yahweh arrebató a Felipe, y el eunuco no lo vio más; y siguió su camino lleno de gozo.

    40. Felipe se encontró después en Ashdod; y pasando por el territorio proclamó la Buena Noticia en todas las ciudades, hasta llegar a Cesarea.