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domingo, agosto 18, 2024
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    Isaías 17 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Profecía sobre Damasco

    1. El Pronunciamiento de Daméseq. “Miren, Daméseq ha dejado de ser ciudad; se volverá un montón de ruinas.

    2. Los pueblos de Aroer quedarán abandonados; serán lugar para que se recuesten los rebaños, sin nadie que los espante.

    3. Han cesado las fortificaciones de Efráyim, y la soberanía de Daméseq; el remanente de Aram será como la multitud de los yisraelitas” –declara Yahweh de los Ejércitos.

    Juicio sobre Israel

    4. “En aquel día la multitud de Yaaqov disminuirá, y enflaquecerá la gordura de su carne.

    5. Después de ser como el grano en la espiga, – cosechado por el segador– será como las espigas recogidas en el Valle de Refaím.

    6. Solamente rebuscos le quedarán, como cuando se golpea un olivo: dos o tres olivas en la copa, cuatro o cinco en las ramas de su cogollo –declara Yahweh el Elohim de Yisrael.

    7. En ese día, los hombres se volverán a su Hacedor, sus ojos mirarán al Santo de Yisrael;

    8. no se volverán a los altares que hicieron sus propias manos, ni mirarán los árboles sagrados ni los incensarios que hicieron sus propios dedos.

    9. En ese día, sus ciudades fortificadas quedarán como los lugares abandonados que los horitas y los emoritas abandonaron ante los yisraelitas; y habrá desolación.

    10. Verdaderamente te has olvidado del Elohim que te salva, y no te has acordado de la Roca que te cobija; por eso es que, aunque siembres una planta deleitosa, lo que siembres resultará una mata decepcionante.

    11. El día en que las siembras, las ves crecer; por la mañana la siembras, la ves florecer –pero las ramas se marchitan en un día de enfermedad y agonía mortal.

    12. ¡Ah, el rugido de muchos pueblos que rugen como ruge el mar! El estruendo de naciones retumba como el estruendo de aguas impetuosas.

    13. Las naciones retumban como aguas caudalosas; pero Él les grita, y ellas huyen lejos, ahuyentadas como la hojarasca ante el viento de las colinas, y como el montón de hojas ante el torbellino.

    14. Al atardecer, ¡miren, terror! Al amanecer ya no existe. Esta es la suerte de los que nos despojan, el destino de los que nos saquean.