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    Jeremías 26 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Jeremías es amenazado de muerte

    1. Al principio del reinado de Yahoyaqim hijo de Yoshiyahu, rey de Yahudah, le llegó esta palabra de Yahweh:

    2. “Así ha dicho Yahweh: Ponte de pie en el atrio de la Casa de Yahweh y habla todas las palabras que te mando que hables, a todos los de las ciudades de Yahudah que vienen para adorar en la Casa de Yahweh. No omitas nada.

    3. Quizás oigan y se vuelvan, cada uno de su mal camino, y yo renuncie al castigo que estoy planeando traer sobre ellos por sus malas obras.

    4. “Les dirás que así ha dicho Yahweh: Si ustedes no me obedecen, viviendo según la Torah que les he puesto delante,

    5. haciéndole caso a las palabras de mis siervos los profetas que persistentemente les he estado enviando –pero ustedes no han hecho caso–

    6. entonces haré a esta Casa como hice a Shiloh, y pondré esta ciudad como una maldición para todas las naciones de la tierra”.

    7. Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Yirmeyahu hablar estas palabras en la Casa de Yahweh.

    8. Y cuando Yirmeyahu terminó de decir todo lo que Yahweh le había mandado que hablara a todo el pueblo, lo apresaron los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, gritando: “¡Vas a morir!

    9. ¿Cómo te atreves a profetizar en nombre de Yahweh que esta Casa vendrá a ser como Shiloh, y esta ciudad quedará desolada, sin habitante?” Y todo el pueblo se reunió contra Yirmeyahu en la Casa de Yahweh.

    10. Cuando los oficiales de Yahudah oyeron sobre esto, subieron del palacio del rey a la Casa de Yahweh y tuvieron una sesión a la entrada de la Puerta Nueva de la Casa de Yahweh.

    11. Los sacerdotes y los profetas les dijeron a los oficiales y a todo el pueblo: “¡Este hombre merece la pena de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como ustedes mismos han oído!”

    12. Yirmeyahu les dijo a todos los magistrados y a todo el pueblo: “Fue Yahweh quien me mandó a profetizar contra esta Casa y contra esta ciudad todas las palabras que ustedes oyeron.

    13. Así que, corrijan sus caminos y sus obras, y háganle caso a Yahweh su Elohim, para que Yahweh renuncie al castigo que ha decretado para ustedes.

    14. En cuanto a mí, yo estoy en sus manos: hagan de mí lo que les parezca bueno y correcto.

    15. Pero sepan que si me matan, ustedes y esta ciudad y sus habitantes serán culpables de derramar la sangre de un hombre inocente. Porque en verdad Yahweh me ha enviado a ustedes para decirles todas estas palabras.

    16. Entonces los oficiales y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: “Este hombre no merece la pena de muerte, porque nos habló en nombre de Yahweh, nuestro Elohim”.

    17. Y algunos de los ancianos del país se levantaron y le hablaron a toda la asamblea del pueblo:

    18. “Mikhah el morashita, que profetizó en tiempos de Jizqiyahu, rey de Yahudah, le dijo a todo el pueblo de Yahudah: ‘Así ha dicho Yahweh de los Ejércitos: Tsiyón será arada como un campo, Yerushalem se convertirá en un montón de ruinas y el Monte del Templo en un altar en el bosque’.

    19. “¿Acaso Jizqiyahu, rey de Yahudah, y todo Yahudah lo mataron? ¿No temió más bien a Yahweh y le imploró a Yahweh, de modo que Yahweh renunció del castigo que había decretado contra ellos? Nosotros estamos a punto de hacer un mal grande contra nosotros mismos”.

    20. Hubo también un hombre que profetizaba en nombre de Yahweh: Uriyahu hijo de Shemayahu, de Qiryat-hayearim, el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra la mismas cosa que dijo Yirmeyahu.

    21. El rey Yahoyaqim y todos sus guerreros y todos los oficiales oyeron acerca de su discurso, y el rey quería matarlo. Pero Uriyahu se enteró y huyó por temor, y se fue a Mitsráyim.

    22. Pero el rey Yahoyaqim envió a Mitsráyim unos hombres: a Elnatán hijo de Ajvor y a otros hombres con él.

    23. Ellos sacaron a Uriyahu de Mitsráyim y lo llevaron al rey Yahoyaqim, quien hizo que lo mataran a espada y echaran su cadáver en los sepulcros del pueblo común.

    24. Sin embargo, Ajiqam hijo de Shafán protegió a Yirmeyahu, de manera que no se lo entregaron al pueblo para ejecución.