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    Marcos 14 - Versión Israelita Nazarena 2011

    El complot para prender a Jesús

    1. Dos días después vendría el Pésaj y los Ácimos. Y los principales sacerdotes y los escribas estaban buscando cómo sorprenderlo con engaño para matarlo,

    2. pues decían: “No en la Fiesta, para que no se forme un alboroto en el pueblo”.

    Jesús es ungido en Betania

    3. Estando él en Bet-Hiní sentado a la mesa en casa de Shimón el leproso, vino una mujer que tenía un frasco de mármol con perfume de nardo puro de gran precio. Y quebrando el frasco de mármol, lo derramó sobre la cabeza de Yahoshúa.

    4. Pero había allí algunos que se indignaron y dijeron entre ellos: “¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?

    5. Porque podría haberse vendido ese perfume por más de trescientos denarios y habérsele dado a los pobres”. Y murmuraban contra ella,

    6. pero Yahoshúa dijo: “Déjenla. ¿Por qué la molestan? Ella ha hecho una buena obra conmigo.

    7. Porque a los pobres siempre los tienen con ustedes, y cuando quieran les pueden hacer el bien; pero a mí no siempre me tienen.

    8. Ella hizo lo que podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.

    9. En verdad les digo que dondequiera que se proclame la Buena Noticia en todo el mundo, también se contará lo que ha hecho ésta, para memoria de ella”.

    Judas ofrece entregar a Jesús

    10. Entonces Yahudah el Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo.

    11. Cuando ellos lo oyeron, se alegraron y prometieron darle dinero. De modo que él se puso a buscar cómo entregarlo en un momento oportuno.

    Institución de la Cena del Señor

    12. El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero de Pésaj, sus discípulos le dijeron: “¿Dónde quieres que vayamos y hagamos los preparativos para que comas el Pésaj?”

    13. Él envió a dos de sus discípulos y les dijo: “Vayan a la ciudad, y les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo;

    14. y donde entre, díganle al dueño de la casa: ‘El Rabí dice: '¿Dónde está mi habitación donde pueda comer el Pésaj con mis discípulos?’

    15. Y él les mostrará un cuarto grande arriba, ya dispuesto y preparado. Preparen allí para nosotros”.

    16. De modo que sus discípulos se fueron, y entraron en la ciudad. Allí hallaron todo como él les había dicho y prepararon el Pésaj.

    17. Al caer la tarde, fue con los Doce;

    18. y cuando estaban sentados a la mesa comiendo, Yahoshúa dijo: “En verdad les digo que uno de ustedes, que come conmigo, me va a traicionar”.

    19. Entonces comenzaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: “No soy yo, ¿verdad?”

    20. Él les dijo: “Es uno de los Doce, que moja el pan conmigo en el plato.

    21. En verdad, el Hijo del Hombre se va, tal como está escrito de él. Pero ¡pobre de aquel que traiciona al Hijo del Hombre! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido”.

    22. Mientras ellos comían, Yahoshúa tomó un pan, dio la bendición, lo partió, les dio y dijo: “Tengan, esto es mi cuerpo”.

    23. Tomando la copa, después de dar gracias, les dio; y bebieron todos de ella.

    24. Y él les dijo: “Esto es mi sangre de la alianza, la cual se derrama a favor de muchos.

    25. En verdad les digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo en el reino de Elohim”.

    Jesús anuncia la negación de Pedro

    26. Y después de cantar una alabanza, salieron al monte de los Olivos.

    27. Entonces Yahoshúa les dijo: “Todos me fallarán, porque está escrito: Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas.

    28. Pero después que haya resucitado, iré delante de ustedes al Galil”.

    29. Entonces Kefá le dijo: “Aunque todos te fallen, yo no”.

    30. Yahoshúa le dijo: “En verdad te digo que hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, tú me negarás tres veces”.

    31. Pero él decía con mayor insistencia: “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré”. También todos decían lo mismo.

    Jesús ora en Getsemaní

    32. Llegaron al lugar que se llama Gat-Shemanim, y les dijo a sus discípulos: “Siéntense aquí, mientras yo oro”.

    33. Llevó consigo a Kefá, a Yaaqov y a Yojanán, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.

    34. Y les dijo: “Tengo una tristeza de muerte. Quédense aquí y manténganse alerta”.

    35. Pasando un poco adelante, se postraba en tierra y oraba que de ser posible, no tuviera que pasar por aquel momento.

    36. Decía: “¡Abba! (Padre), todo es posible para ti! ¡Aparta de mí este trago! Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres”.

    37. Volvió y los halló durmiendo, y le dijo a Kefá: “Shimón, ¿duermes? ¿No has podido mantenerte alerta una sola hora?

    38. Manténganse alerta y oren, para que no caigan en tentación. El espíritu en verdad está dispuesto, pero la carne es débil”.

    39. De nuevo se apartó y oró diciendo las mismas palabras.

    40. Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo, porque sus ojos estaban cargados de sueño. Y no sabían qué responderle.

    41. Volvió por tercera vez y les dijo: “¿Todavía están durmiendo y descansando? ¡Basta ya! Ha llegado la hora. Miren, al Hijo del Hombre lo entregan en manos de los pecadores.

    42. ¡Levántense, vamos! Miren que se acerca el que me entrega”.

    Arresto de Jesús

    43. En seguida, mientras él aún hablaba, llegó Yahudah, uno de los Doce, y con él una multitud con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.

    44. El que lo entregaba les había dado una señal diciendo: “Al que yo bese, ése es. Aprésenlo y llévenselo con seguridad”.

    45. Cuando llegó, en seguida se le acercó y le dijo: “¡Rabí!” Y lo besó.

    46. Entonces ellos le echaron mano y lo apresaron;

    47. pero uno de los que estaban allí, sacó su espada, e hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.

    48. Yahoshúa tomó la palabra y les dijo: “¿Como contra un asaltante han salido ustedes con espadas y palos para apresarme?

    49. Todos los días yo estaba delante de ustedes enseñando en el Templo, y no me apresaron. Pero así sea, para que se cumplan las Escrituras”.

    50. Entonces todos los suyos lo abandonaron y huyeron.

    El joven que huyó

    51. Pero cierto joven, que había cubierto su cuerpo desnudo con una sábana, lo siguió; y lo apresaron.

    52. Pero él les dejó la sábana, y huyó desnudo.

    Jesús ante el concilio

    53. Llevaron a Yahoshúa ante el sumo sacerdote; y se reunieron con él todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas.

    54. Y Kefá lo siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote, y estaba sentado con los guardias, calentándose ante el fuego.

    55. Los principales sacerdotes y todo el Sanhedrín buscaban testimonio contra Yahoshúa, para entregarlo a la muerte; pero no lo hallaban.

    56. Porque muchos daban falso testimonio contra Yahoshúa, pero sus testimonios no concordaban.

    57. Entonces se levantaron unos, y dieron falso testimonio contra él diciendo:

    58. “Nosotros lo oímos decir: ‘Yo derribaré este templo que fue construido con manos, y en tres días edificaré otro hecho sin manos’”.

    59. Pero ni aún así concordaba el testimonio de ellos.

    60. Entonces el sumo sacerdote se levantó en medio y le preguntó a Yahoshúa: “¿No respondes nada? ¿Qué es lo que testifican éstos contra ti?”

    61. Pero él se quedó callado y no respondió nada. Otra vez el sumo sacerdote le preguntó: “¿Eres tú el Mashíaj, el Hijo del Bendito?”

    62. Yahoshúa le dijo: “Lo soy. Y además, verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo con las nubes del cielo”.

    63. Entonces el sumo sacerdote rasgó su vestidura y dijo: “¿Para qué necesitamos más testigos?

    64. Ustedes han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?” Y todos ellos lo condenaron como digno de muerte.

    65. Algunos comenzaron a escupirlo; otros le cubrían la cara y le daban de bofetadas, diciendo: “¡Profetiza!” También los guardias lo recibieron a bofetadas.

    Pedro niega a Jesús

    66. Estando Kefá abajo en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote.

    67. Cuando vio a Kefá calentándose, se fijó en él y le dijo: “Tú también estabas con Yahoshúa de Natséret”.

    68. Pero él lo negó diciendo: “No lo conozco, ni sé lo que dices”. Y salió afuera a la entrada, y el gallo cantó”.

    69. Cuando la criada lo vio, comenzó otra vez a decirles a los que estaban allí: “Este es uno de ellos”.

    70. Pero él lo negó otra vez. Poco después, los que estaban allí le dijeron otra vez a Kefá: “Verdaderamente tú eres uno de ellos, porque eres galileo”.

    71. Pero él comenzó a maldecir y a jurar: “¡No conozco a ese hombre de quien hablan ustedes!”

    72. Y en seguida cantó el gallo por segunda vez, y Kefá se acordó de la declaración que Yahoshúa le había hecho: “Antes que cante el gallo dos veces, tú me negarás tres veces”. Y pensando en esto, rompió a llorar.