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domingo, agosto 18, 2024
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    Mateo 20 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Los obreros de la viña

    1. “Porque el reino del Cielo es semejante a un hombre, dueño de un campo, que salió al amanecer a contratar obreros para su viña.

    2. Después de hacer trato con los obreros por un denario al día, los envió a su viña.

    3. Luego salió como a la tercera hora y vio a otros que estaban en la plaza desocupados,

    4. y les dijo: ‘Vayan ustedes también a mi viña, y les daré lo que sea justo;’ y ellos fueron.

    5. “Salió otra vez como a la sexta hora y a la novena hora, e hizo lo mismo.

    6. También alrededor de la undécima hora salió y halló a otros que estaban allí, y les dijo: ‘¿Por qué están aquí todo el día desocupados?’

    7. Le dijeron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Y les dijo: ‘Vayan ustedes también a la viña [y recibirán lo que sea justo].

    8. “Al llegar la noche, le dijo el dueño de la viña a su mayordomo: ‘Llama a los obreros y págales su salario, empezando por los últimos y terminando por los primeros’.

    9. Al venir los que habían llegado cerca de la undécima hora, recibieron cada uno un denario.

    10. Y cuando vinieron los primeros, pensaron que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno.

    11. Al recibirlo, murmuraban contra el dueño del campo,

    12. diciendo: ‘Estos últimos trabajaron una sola hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día’.

    13. Y él le respondió a uno de ellos: ‘Amigo, no te estoy haciendo ninguna injusticia. ¿No hiciste trato conmigo por un denario?

    14. Pues toma lo tuyo y vete. Pero quiero darle a este último lo mismo que a ti.

    15. ¿No tengo acaso derecho de hacer lo que quiera con lo mío? ¿O es que tienes envidia porque soy bondadoso?’

    16. Así, los últimos serán primeros, y los primeros últimos”.

    Nuevamente Jesús anuncia su muerte

    17. Mientras Yahoshúa subía a Yerushaláyim, llamó a sus doce discípulos aparte y les dijo en el camino:

    18. Miren, vamos subiendo a Yerushaláyim, y al Hijo del Hombre lo van a entregar a los principales sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte.

    19. Lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo ejecuten en un madero; pero al tercer día resucitará.

    Petición de Santiago y de Juan

    20. Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zavday con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.

    21. Él le dijo: “¿Qué deseas?” Ella le dijo: “Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”.

    22. Entonces Yahoshúa respondió: “Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden acaso beber la copa que yo voy a beber?” Ellos le dijeron: “Podemos”.

    23. Él les dijo: “A la verdad, ustedes beberán de mi copa; pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo; eso será para quienes lo haya dispuesto mi Padre”.

    24. Cuando los otros diez oyeron esto, se indignaron contra los dos hermanos.

    25. Entonces Yahoshúa los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los gobernantes de los gentiles se adueñan de ellos, y los grandes ejercen autoridad sobre ellos.

    26. Pero entre ustedes no será así. Por el contrario, el que quiera ser grande entre ustedes debe hacerse servidor de los demás;

    27. y el que anhele ser el primero entre ustedes, debe hacerse servidor de ustedes;

    28. igual que el Hijo del Hombre, que no vino para que le sirvan sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

    Dos ciegos reciben la vista

    29. Saliendo ellos de Yerijó, le siguió una gran multitud.

    30. Y sucedió que dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Yahoshúa pasaba, empezaron a gritar: “¡Maestro, ten compasión de nosotros, Hijo de Dawid!”

    31. La gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban aún más fuerte diciendo: “¡Maestro, ten compasión de nosotros, Hijo de Dawid!”

    32. Yahoshúa se detuvo, los llamó y les dijo: “¿Qué quieren que haga por ustedes?”

    33. Ellos le dijeron: “Maestro, que se nos abran los ojos”.

    34. Entonces Yahoshúa, lleno de compasión, les tocó los ojos; y al instante recobraron la vista; y lo siguieron.