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    Mateo 26 - Versión Israelita Nazarena 2011

    El complot para prender a Jesús

    1. Cuando Yahoshúa terminó de decir todas estas palabras, les dijo a sus discípulos:

    2. “Ustedes saben que dentro de dos días se celebra el Pésaj, y al Hijo del Hombre lo van a entregar para que lo ejecuten en un madero”.

    3. Entonces los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en el palacio del sumo sacerdote, que se llamaba Kayafá,

    4. y consultaron entre ellos para arrestar a Yahoshúa con algún engaño y matarlo.

    5. Pero decían: “No lo hagamos en la Fiesta, para que no se forme un alboroto en el pueblo”.

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    6. Estando Yahoshúa en Bet-Hiní, en casa de Shimón el leproso,

    7. se le acercó una mujer que traía un frasco de mármol lleno de un perfume muy costoso, y lo derramó sobre la cabeza [de Yahoshúa] mientras estaba sentado a la mesa.

    8. Al verlo, sus discípulos se indignaron y dijeron: “¿Para qué este despilfarro?

    9. Eso pudo haberse vendido a un alto precio y habérselo dado a los pobres”.

    10. Como Yahoshúa se dio cuenta, les dijo: “¿Por qué molestan a la mujer? Ella ha hecho una buena obra conmigo.

    11. Porque a los pobres siempre los tienen con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.

    12. Pues al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo que ha hecho ella es prepararme para la sepultura.

    13. En verdad les digo que dondequiera que se proclame esta buena nueva en todo el mundo, también se contará lo que ha hecho esta mujer, para memoria de ella”.

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    14. Entonces, uno de los Doce, que se llamaba Yahudah Iscariote, fue donde los principales sacerdotes

    15. y les dijo: “¿Cuánto están dispuestos a pagarme para que yo se los entregue?” Ellos le estipularon treinta piezas de plata;

    16. y desde entonces él buscaba la oportunidad para entregarlo.

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    17. El primer día de la Fiesta de los [Panes] Ácimos, los discípulos se acercaron a Yahoshúa diciendo: “¿Dónde quieres que preparemos para que comas el Pésaj?”*

    18. Él dijo: “Vayan a la ciudad, donde Fulano, y díganle: ‘El Rabí dice: ‘Mi tiempo está cerca; voy a celebrar el Pésaj en tu casa con mis discípulos’”.

    19. Los discípulos hicieron como Yahoshúa les mandó y prepararon el Pésaj.

    20. Al caer la tarde, él estaba sentado a la mesa con los Doce,

    21. y mientras comían, les dijo: “En verdad les digo que uno de ustedes me va a entregar”.

    22. Ellos, sumamente entristecidos, comenzaron a preguntarle, uno por uno: “¿Seré yo, Maestro?”

    23. En respuesta él dijo: “Uno que mete la mano conmigo en el plato es el que me entregará.

    24. A la verdad, el Hijo del Hombre se va, tal como está escrito de él. Pero ¡pobre de ese que va a traicionar al Hijo del Hombre! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido”.

    25. Entonces intervino Yahudah, el que lo iba a entregar, y dijo: “¿Seré yo, Rabí?” Él le dijo: “Tú lo has dicho”.

    26. Mientras ellos comían, Yahoshúa tomó pan y dio la bendición; lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: “Tengan, coman; esto es mi cuerpo”.

    27. También cogió una copa, y después de dar gracias, se la dio a ellos diciendo: “Beban de ella todos;

    28. porque esto es mi sangre de la alianza, la cual se derrama para el perdón de los pecados de muchos.

    29. Pues les digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con ustedes en el reino de mi Padre.

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    30. Y después de cantar la Alabanza, salieron al Monte de los Olivos.

    31. Entonces Yahoshúa les dijo: “Todos ustedes me fallarán esta noche, porque está escrito: Heriré al Pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.

    32. Pero después de haber resucitado, iré delante de ustedes al Galil”.

    33. Kefá respondió y le dijo: “Aunque todos te fallen, yo nunca te fallaré”.

    34. Yahoshúa le dijo: “En verdad te digo que esta noche, antes que cante el gallo, tú me negarás tres veces”.

    35. Kefá le dijo: “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré”. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

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    36. Entonces llegó Yahoshúa con ellos a un lugar que se llama Gat-Shemanim, y les dijo a los discípulos: “Siéntense aquí, en lo que yo voy allá a orar”.

    37. Se llevó a Kefá y a los dos hijos de Zavday, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.

    38. Entonces les dijo: “Tengo una tristeza de muerte.* Quédense aquí y velen conmigo”.

    39. Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, y oró diciendo: “Padre mío, si es posible, que no tenga que pasar este trago. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú quieras”.

    40. Volvió donde sus discípulos y los halló dormidos, y le dijo a Kefá: “¿Así que no han podido velar ni una sola hora conmigo?

    41. Manténganse alerta y oren, para que no caigan en tentación. El espíritu, en verdad, está bien dispuesto; pero la carne es débil”.

    42. Por segunda vez se apartó y oró diciendo: “Padre mío, si no puede pasar este trago sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”.

    43. Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo, porque ellos tenían los ojos cargados [de sueño].

    44. De nuevo los dejó y se apartó a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.

    45. Luego volvió donde sus discípulos y les dijo: “¡Qué momento para dormir y descansar! Miren, se acerca la hora, y al Hijo del Hombre lo van a entregar en manos de los pecadores.

    46. ¡Levántense, vamos! Miren que se acerca el que me traiciona”.

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    47. Todavía estaba él hablando cuando llegó Yahudah, que era uno de los Doce. Con él venía mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.

    48. El traidor les había dado una señal, diciendo: “Al que yo bese, ése es; agárrenlo”.

    49. Enseguida se acercó a Yahoshúa y le dijo: “¡Shalom, Rabí!” Y lo besó afectuosamente.

    50. Pero Yahoshúa le dijo: “Amigo, ¡a lo que has llegado!”* Entonces ellos se acercaron, le echaron mano a Yahoshúa y lo apresaron.

    51. Sucedió que uno de los que estaban con Yahoshúa extendió la mano, sacó su espada, y de una estocada le cortó una oreja a un sirviente del sumo sacerdote.

    52. Entonces Yahoshúa le dijo: “Vuelve tu espada a su vaina, porque todos los que empuñan espada, a espada perecerán.

    53. ¿O acaso piensas que no puedo invocar a mi Padre y que él no me daría ahora mismo más de doce legiones* de mensajeros?

    54. Pero entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que sucedería de esta manera?”

    55. En ese momento Yahoshúa le dijo a la multitud: “¿Como contra un asaltante han salido con espadas y palos para arrestarme? Cada día me sentaba a enseñar en el templo, y ustedes no me arrestaron.

    56. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas”. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

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    57. Los que habían apresado a Yahoshúa lo llevaron ante Kayafá, el sumo sacerdote, donde estaban reunidos los escribas y los ancianos.

    58. Y Kefá lo fue siguiendo de lejos hasta el patio del sumo sacerdote. Después de entrar, se sentó con los guardias para ver en que pararía aquello.

    59. Los principales sacerdotes, los ancianos y todo el Sanhedrín buscaban falso testimonio contra Yahoshúa, para que le dieran muerte.

    60. Pero no lo hallaron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos. Por fin se presentaron dos

    61. que declararon: “Este dijo: ‘Puedo derribar el templo de Elohim y reedificarlo en tres días’”.

    62. Entonces se levantó el sumo sacerdote y le dijo: “¿No respondes nada? ¿Qué hay de lo que testifican éstos contra ti?”

    63. Pero Yahoshúa callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: “¡Te pongo bajo juramento por el Elohim vivo, para que nos digas si tú eres el Mashíaj, el Hijo de Elohim!”

    64. Yahoshúa le dijo: “Tú lo has dicho. Además les digo desde ahora que ustedes verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo en las nubes del cielo”.

    65. Entonces el sumo sacerdote se rasgó la ropa y dijo: “¡Ha blasfemado! ¿Para qué necesitamos más testigos? Fíjense, ahora mismo han oído ustedes la blasfemia.

    66. ¿Qué les parece?” Y ellos respondieron: “¡Es digno de muerte!”

    67. Entonces le escupieron la cara y lo abofetearon, y otros lo golpearon a puños;

    68. y le decían: “¡Profetízanos, Mashíaj! ¿Quién fue el que te golpeó?

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    69. Kefá estaba sentado afuera en el patio, y se le acercó una criada diciendo: “¡Tú también estabas con Yahoshúa el galileo!”

    70. Pero él lo negó delante de todos, diciendo: “No sé de qué hablas”.

    71. Pero cuando él salió a la puerta, otra criada lo vio y les dijo a los que estaban allí: “Este estaba con Yahoshúa el Natserí”.

    72. Y otra vez lo negó con juramento: “Yo no conozco a ese hombre”.

    73. Y poco después se acercaron los que estaban por allí y le dijeron a Kefá: “Verdaderamente, tú también eres de ellos, porque hasta tu manera de hablar te descubre”.

    74. Entonces comenzó a maldecir y a jurar: “¡No conozco a ese hombre!” En seguida cantó el gallo,

    75. y Kefá se acordó de las palabras de Yahoshúa, que había dicho: “Antes que cante el gallo, tú me negarás tres veces”. Y yendo afuera, lloró amargamente.