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    Nehemías 9 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Esdras confiesa los pecados de Israel

    1. El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los yisraelitas en ayuno, vestidos de luto, y con polvo sobre ellos.

    2. Los del linaje de Yisrael ya se habían apartado de todos los extranjeros; y estando de pie, confesaban sus pecados y la iniquidad de sus padres.

    3. De pie en su lugar, leyeron en el rollo de la Torah de Yahweh su Elohim durante una cuarta parte del día, y durante otra cuarta parte del día confesaron sus pecados y se postraron ante Yahweh su Elohim.

    4. Sobre la plataforma de los lewitas se pusieron de pie Yeshúa, Baní, Qadmiel, Shebanyah, Buní, Serebyah, Baní y Kenani, e invocaron en voz alta a Yahweh su Elohim.

    5. Los lewitas Yeshúa, Qadmiel, Baní, Jashavneyah, Sherebyah, Hodiyah, Shebanyah y Petajyah dijeron: “¡Levántense, bendigan a Yahweh su Elohim, quien es desde la eternidad hasta la eternidad: Bendito sea tu nombre glorioso, exaltado más que toda bendición y alabanza.

    6. Tú solo eres Yahweh; tú hiciste el cielo, el cielo supremo y todo su ejército, la tierra y todo lo que hay en ella, los mares y todo lo que en ellos hay. Tú los mantienes a todos con vida; y los ejércitos del cielo se postran ante ti.

    7. Tú eres, oh Yahweh, el ha'Elohim que escogió a Avram, lo sacaste de Ur de los kasditas y le cambiaste su nombre a Avraham.

    8. Hallaste fiel a ti su corazón, e hiciste una alianza con él para darle la tierra de los kenaanitas, de los jetitas, de los emoritas, de los perezitas, de los yebusitas y de los guirgashitas, para dársela a su descendencia. Y cumpliste tu palabra, porque tú eres justo.

    9. Tomaste nota de la aflicción de nuestros padres en Mitsráyim, y escuchaste su clamor junto al Mar de los Juncos.

    10. “Hiciste señales y prodigios contra el Paroh, contra todos sus servidores y contra todo el pueblo de su tierra; porque sabías que contra ellos habían actuado presuntuosamente. Te hiciste un gran nombre que perdura hasta el día de hoy.

    11. Dividiste ante ellos el mar; ellos pasaron en seco por medio de él; pero a sus perseguidores los echaste en las profundidades, como una piedra en las furiosas aguas.

    12. “Los guiaste de día con una columna de nube, y de noche con una columna de fuego, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.

    13. Bajaste sobre el monte Sinay y les hablaste desde el cielo. Les diste reglas rectas e instrucciones fieles, leyes y mandamientos buenos.

    14. Les hiciste conocer tu santo Shabat y les prescribiste mandamientos, leyes y la Torah por medio de tu siervo Mosheh.

    15. Cuando tuvieron hambre, les diste pan del cielo; y cuando tuvieron sed, les sacaste agua de la peña. Les dijiste que fueran y tomaran posesión de la tierra que juraste darles.

    16. Pero ellos, nuestros padres, actuaron presuntuosamente; se hicieron obstinados y no escucharon tus mandamientos.

    17. Se negaron a Obedecer, se olvidaron de tus maravillas que habías hecho entre ellos, se hicieron obstinados y en su desafío resolvieron regresar a su esclavitud. Pero tú que eres un Elohim perdonador, clemente y compasivo, tardo para la ira y grande en misericordia, no los abandonaste.

    18. Aun cuando se hicieron un becerro fundido y dijeron: ‘Este es tu Elohim que te sacó de Egipto’, y cometieron grandes abominaciones,

    19. tú por tu abundante compasión no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino; ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.

    20. Tú los dotaste de tu buen espíritu para instruirlos. No retiraste de su boca tu maná; les diste agua cuando estaban sedientos.

    21. Por cuarenta años los sustentaste en el desierto, de modo que nada les faltó; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.

    22. “Les entregaste reinos y pueblos, y les distribuiste un territorio. Tomaron posesión de la tierra de Sijón, la tierra del rey de Jeshbón, y de la tierra de Og, rey de Bashán.

    23. Hiciste a sus hijos tan numerosos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra que les dijiste a sus padres que entraran a poseerla.

    24. Sus hijos entraron y tomaron posesión de la tierra. Delante de ellos sometiste a los habitantes kenaanitas de dicha tierra; los entregaste en su mano, tanto a sus reyes como a los pueblos de la tierra, para que hiciesen con ellos lo que quisieran.

    25. Capturaron ciudades fortificadas y tierras fértiles; tomaron posesión de casas llenas de todo bien, cisternas cavadas, viñas, olivares y árboles frutales en abundancia. Comieron, se saciaron, engordaron; se deleitaron en tu gran abundancia.

    26. Pero, desafiándote, se rebelaron; le dieron la espalda a tu Torah. Mataron a tus profetas que los amonestaban para hacerlos volver a ti; cometieron grandes abominaciones.

    27. “Los entregaste en mano de sus adversarios que los oprimieron. En el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú los escuchaste desde el cielo, y en tu gran compasión les diste salvadores que los libraran de mano de sus adversarios.

    28. Pero apenas tenían alivio, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonabas en mano de sus enemigos que los subyugaban. Volvieron a clamar a ti, y tú los escuchaste desde el cielo y los libraste muchas veces en tu compasión.

    29. Los amonestaste para que volvieran a tu Torah, pero ellos actuaron presuntuosamente y desobedecieron tus mandamientos, y pecaron contra tus reglas, por las cuales, el que las cumpla vivirá. Dieron la espalda en rebeldía, se hicieron obstinados y no obedecieron.

    30. Tú los soportaste por muchos años, los amonestaste con tu espíritu por medio de tus profetas, pero no prestaron atención; por eso los entregaste en manos de los pueblos de la tierra.

    31. Pero aun así, por tu gran compasión no los consumiste ni los abandonaste, porque tú eres un Elohim clemente y compasivo.

    32. “Ahora pues, oh Elohim nuestro, haÊl grande, fuerte y temible, que te mantienes fiel a tu alianza, no consideres poca cosa todo el sufrimiento que nos ha alcanzado –a nuestros reyes, a nuestros oficiales, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo– desde el tiempo de los reyes de Ashur hasta el día de hoy.

    33. Ciertamente tú tienes razón en cuanto a todo lo que nos ha sobrevenido, porque has actuado con verdad, pero nosotros hemos hecho lo malo.

    34. Nuestros reyes, nuestros oficiales, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron en práctica tu Torah, y no atendieron a tus mandamientos ni a tus advertencias que les diste.

    35. Cuando tenían sus propios reyes y disfrutaban los bienes que les diste en abundancia, y la tierra extensa y fértil que pusiste a su disposición, no te sirvieron ni se volvieron de sus malas obras.

    36. Hoy somos esclavos, y la tierra que les diste a nuestros padres para que comieran de su fruto y su abundancia, ¡ahora somos esclavos en ella!

    37. Por causa de nuestros pecados ella da sus abundantes cosechas para los reyes que has puesto sobre nosotros. Ellos dominan nuestros cuerpos y los de nuestros ganados como les place, y estamos en gran angustia”.

    Pacto del pueblo, de guardar la ley

    38. “A causa de todo esto, nosotros hacemos este compromiso, y lo ponemos por escrito; y en la copia sellada [firman] nuestros oficiales, por nuestros lewitas y por nuestros sacerdotes.