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    Romanos 9 - Versión Israelita Nazarena 2011

    La elección de Israel

    1. Digo la verdad por el Mashíaj; no miento. Mi conciencia da testimonio conmigo mediante el espíritu de santidad

    2. de que tengo una gran tristeza y una pena incesante en mi corazón;

    3. porque desearía yo mismo ser separado del Mashíaj por el bien de mis hermanos, mis parientes según la carne.

    4. Ellos son yisraelitas y a ellos pertenecen la adopción, la gloria, las alianzas, la promulgación de la Torah, el culto y las promesas;

    5. de ellos son los patriarcas; y del linaje de ellos proviene el Mashíaj, quien está sobre todas las cosas. Bendito sea Elohim por los siglos. Amén.

    6. No es que haya fallado la palabra de Elohim; es que no todos los nacidos de Yisrael son de Yisrael,

    7. ni por ser descendientes de Avraham son todos hijos suyos, sino que: “En Yitsjaq se te contará tu descendencia”.

    8. Esto quiere decir que no son los hijos naturales los que se cuentan como hijos de Elohim; más bien, los que son hijos como resultado de la promesa son los que se cuentan como descendencia.

    9. Porque lo que se dijo en la promesa fue esto: “Por este tiempo vendré, y Sarah tendrá un hijo”.

    10. Y no sólo esto, sino que también cuando Rivqah concibió de un hombre, de Yitsjaq nuestro padre,

    11. y aunque todavía no habían nacido sus hijos ni habían hecho bien ni mal –para que el propósito de Yahweh dependiera de su elección,

    12. no de las obras sino del que llama– a ella se le dijo: “El mayor servirá al menor”.

    13. Por eso está escrito: “Amé a Yaaqov más que a Esaw”.

    14. ¿Qué podemos decir, entonces? ¿Que hay injusticia en Elohim? ¡De ninguna manera!

    15. Porque le dice a Mosheh: “Tendré misericordia de quien yo quiera tener misericordia, y me compadeceré de quien yo quiera compadecerme”.

    16. Así que no depende de que uno quiera ni de que se esfuerce, sino de que Elohim tenga misericordia.

    17. Por ejemplo, en la Escritura se le dice al Paroh: “Precisamente para esto te levanté, para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre se proclame por toda la tierra”.

    18. De manera que él tiene misericordia de quien quiera; pero endurece a quien quiera.

    19. Entonces me dirás: “¿Y por qué le echa la culpa a alguien, si uno no puede resistirse a su voluntad?”

    20. ¡Hombre, antes que nada!: ¿Quién eres tú para cuestionar a Elohim? ¿Le dirá la vasija formada al que la formó: “¿Por qué me hiciste así?”?

    21. ¿No tiene derecho el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para uso honroso y otro para uso común?

    22. ¿Y qué si Elohim, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia a los que eran objeto de reprobación designados ya para destrucción?

    23. ¿Y qué si él hizo esto, para dar a conocer la grandeza de su gloria sobre los objetos de misericordia que había preparado de antemano para gloria?

    24. Esos somos nosotros, a quienes él ha llamado, no sólo de entre los yahuditas, sino también de entre los gentiles.

    25. Como también dice en Hoshea: “Al que no era mi pueblo lo llamaré pueblo mío, y amada a la que no es amada;

    26. y en el mismo lugar donde les dijeron que ustedes no son mi pueblo, allí los llamarán hijos de Elohim vivo”.

    27. También Yeshayah proclama con respecto a Yisrael: “Aunque el número de los hijos de Yisrael sea como la arena del mar, sólo un remanente se salvará;

    28. porque Yahweh ejecutará su sentencia pronto y con vigor sobre la tierra”.

    29. Y como dijo antes Yeshayah: “Si Yahweh de los Ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, habríamos venido a ser como Sedom, y nos pareceríamos a Amorah”.

    La justicia que es por fe

    30. ¿Qué podemos decir entonces? Que los gentiles, que no buscaban la justicia, obtuvieron la justificación, es decir, la justificación que procede de la fe;

    31. en cambio Yisrael, que buscaba la ley justificadora, no alcanzó esa ley.

    32. ¿Por qué? Porque no la buscaba por fe, sino por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo,

    33. como está escrito: “Miren, pongo en Tsiyón una piedra de tropiezo, una roca de obstáculo; pero el que crea en él no será avergonzado.