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sábado, agosto 17, 2024
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    Lucas 21 - Biblia Septuaginta al Español

    La ofrenda de la viuda

    1. Y mirando vio los que echaban en el gazofilacio sus dádivas, ricos.

    2. Y vio a una viuda pobre echando allí monedas dos,

    3. y dijo: «En verdad dígoos esta viuda la mendiga más que todos echó

    4. pues todos estos, de lo sobrante a ellos, echaron a las dádivas; ésta empero, de su penuria, todo el sustento que tenía, echó».

    Jesús predice la destrucción del templo

    5. Y diciendo algunos acerca del santuario, que de piedras hermosas y dones ornado está, dijo:

    6. «Esto que miráis, —vendrán días en que no se dejará piedra sobre piedra aquí, que no sea deshecha».

    Señales antes del fin

    7. Y preguntáronle diciendo: «Maestro, ¿cuándo, pues, esto será, y cuál la señal cuando haya esto de acontecer?».

    8. Y él dijo: «Mirad que no se os descamine; pues muchos vendrán en mi nombre, diciendo: «Yo soy» y: «El tiempo se ha acercado»; no os vayáis en pos de ellos.

    9. Y, cuando oigáis guerras y revueltas, no os espantéis; que necesario es que esto acontezca primero, pero ¡no luego el fin!».

    10. Entonces díjoles: «Se levantará gente contra gente y reino contra reino»;

    11. y terremotos grandes, y aquí y allí pestes y hambres habrá; y cosas espantables y del cielo señales grandes habrá.

    12. Y ante todo esto, echarán sobre vosotros sus manos y perseguirán, entregando a sinagogas y prisiones, llevados a reyes y presidentes por causa de mi nombre;

    13. y sucederáos en testimonio.

    14. Poned, pues, en vuestros corazones no preocuparos de defenderos;

    15. pues yo os daré boca y sabiduría a la que no podrán contrastar o contradecir todos cuantos contra vosotros se asentaren.

    16. Y seréis entregados también por padres y hermanos, y parientes y amigos; y matarán de vosotros;

    17. y seréis aborrecidos de todos por mi nombre.

    18. Y cabello de(a) vuestra cabeza no perecerá, no.

    19. En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas.»

    20. «Y, cuando viereis cercado de ejércitos a Jerusalén, entonces conoced que se ha acercado su desolación.

    21. Entonces los en la Judea huyan a los montes; y los en medio de ella, retírense, y los en las regiones no entren en ella;

    22. porque días de venganza éstos son, para que se cumpla todo lo escrito.

    23. Ay de las grávidas y lactantes en aquellos días; pues habrá necesidad grande sobre la tierra e ira para este pueblo;

    24. y caerán a filo de cuchilla, y serán cautivados en las gentes todas, y Jerusalén será hollada por gentes, hasta que se cumplan tiempos de gentes.»

    La venida del Hijo del Hombre

    25. «Y habrá señales en sol, y luna, y estrellas; y sobre la tierra angustia de gentes en desatiento de resonancia y piélago y marejada,

    26. exanimándose los hombres de temor y expectación de lo sobreviniente al orbe; pues los poderes de los cielos se estremecerán.

    27. Y entonces verán al Hijo del hombre venir en nube con poder y gloria mucha.

    28. Mas, empezando esto a acontecer, erguíos y alzad vuestras cabezas, por esto: porque se acerca vuestra redención».

    29. Y dijo parábola a ellos: «Ved la higuera y todos los árboles:

    30. cuando han brotado ya, mirando, de vosotros conocéis que ya cerca el estío está;

    31. así también vosotros, cuando viereis esto acontecer, conoced que cerca está el reino de Dios.

    32. En verdad dígoos que no pasará, no, esta generación hasta que todo acontezca.

    33. El cielo y la tierra pasarán; pero mis palabras no pasarán, no.

    34. Y atended a vosotros, no sea que se carguen vuestros corazones en crápula(b) , y embriaguez y solicitudes vitales(c) , y esté sobre vosotros súbitamente aquel día,

    35. como lazo; pues aún sobrevendrá sobre todos los sentados sobre la faz de toda la tierra.

    36. Y velad en todo tiempo, rogando que logréis huir de esto todo que ha de acontecer, y presentaros delante del Hijo del hombre».

    37. Y estaba los días en el santuario enseñando; y las noches, saliendo, pernoctaba en el monte el llamado de Olivas.

    38. Y todo el pueblo madrugaba a él, en el santuario a oírle.