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jueves, julio 18, 2024
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    Marcos 12 - Biblia Septuaginta al Español

    Los labradores malvados

    1. Y principióles en parábolas a hablar: «Viña un hombre crió, y en torno puso cerca, y cavó sublagar(a) , y edificó torre(b) , y arrendóla a agrícolas, y peregrinó.

    2. Y envió a los agrícolas, en el tiempo(c) , un siervo, para que, de los agrícolas, cogiera de los frutos de la viña.

    3. Y, cogiéndole, desollaron(d) , y le enviaron vacío.

    4. Y de nuevo envió a ellos otro siervo; a aquél también descabezaron(e) y deshonraron.

    5. Y otro envió; a aquél también mataron; y muchos otros, a éstos desollando, a aquéllos matando.

    6. Todavía uno tenía: hijo amado; envióle postrero a ellos, diciendo: que «considerarán a mi hijo».

    7. Aquéllos, empero, los agrícolas, entre sí dijeron: que «éste es el heredero: «¡acá! matémosle y nuestra será la herencia».

    8. Y cogiendo matáronle y arrojáronle fuera de la viña.

    9. ¿Qué hará el señor de la viña? Vendrá y perderá a los agrícolas y dará la viña a otros.

    10. ¿Ni esta escritura habéis leído? Salmo 118, A la piedra que desestimaron los edificantes, 20,23 ésta fue hecha cabeza de ángulo;

    11. desde Señor hecha fue ésta(f) , y es maravillosa en nuestros ojos».

    12. Y buscaban de él apoderarse; pero temieron a la turba; pues conocían que a ellos la parábola dijo. Y, dejándole, se fueron.

    La cuestión del tributo

    13. Y envían a él algunos de los fariseos y los herodianos para prenderle con palabra.

    14. Y, viniendo, dícenle: «Maestro, sabemos que veraz eres y no te importa de nadie; que no miras a la faz de los hombres, sino en verdad el camino de Dios enseñas: ¿Es lícito dar censo a César o no? ¿Daremos o no daremos?»

    15. Y él, sabiendo la hipocresía de ellos, díjoles: «¿Qué me tentáis? Traedme denario, para ver».

    16. Y ellos trajeron. Y díceles: «¿De quién, esta imagen y el epígrafe?» Y ellos dijéronle: «De César».

    17. Y Jesús dijo: «Lo de César devolved a César, y lo de Dios a Dios». Y asombrábanse de él.

    La pregunta sobre la resurrección

    18. Y vienen saduceos a él, los que dicen que resurrección no hay, y preguntábanle, diciendo:

    19. «Maestro, Moisés escribiónos que, si de alguno un hermano muriere y abandonare mujer y no dejare hijo; —que tome su hermano la mujer y excite de ella simiente a su hermano.

    20. Siete hermanos eran. Y el primero tomó mujer; y, muriendo, no dejó simiente.

    21. Y el segundo tomóla, y murió, no dejando en pos simiente, y el tercero asimismo;

    22. y los siete no dejaron simiente. Al fin de todos también la mujer murió.

    23. En la resurrección ¿de quién de ellos será mujer? que los siete tuviéronla por mujer».

    24. Díjoles Jesús: «¿No por esto(g) erráis: no sabiendo las Escrituras ni el poder de Dios?

    25. Pues, cuando de los muertos resucite, ni se casan, ni se les casa, sino son como ángeles, los de los cielos.

    26. Y acerca de los muertos: el que despiertan ¿no habéis leído en el libro de Moisés, sobre la zarza, cómo le dijo Dios, diciendo: «Yo el Dios de Abrahán, y Dios de Isaac y Dios de Jacob?

    27. No es Dios de muertos, sino de vivientes; mucho erráis.»

    El gran mandamiento

    28. Y, acercándose uno de los escribas, oyéndoles disputar, sabiendo que bellamente les ha respondido, preguntóle: «¿Cuál es el mandamiento primero de todos?»

    29. Respondió Jesús que el primero es: «Oye, Israel: Señor, el Dios nuestro, Señor uno es:

    30. y amarás a Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de toda tu fuerza

    31. Segundo éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mayor que éstos otro mandamiento no hay».

    32. Y díjole el escriba: «Bellamente, maestro, en verdad has dicho que uno es y no hay otro fuera de él.

    33. Y el amarle de todo el corazón, y de todo el entendimiento y de toda la fuerza; y el amar al prójimo como a sí mismo, superior es a todos los holocaustos y sacrificios».

    34. Y Jesús, viéndole que razonablemente respondió, díjole: «No lejos estás del Reino de Dios». Y nadie más ya atrevióse a preguntarle.

    ¿De quién es hijo el Cristo?

    35. Y, respondiendo Jesús, decía, enseñando en el santuario: «¿Cómo dicen los escribas que el Cristo hijo de David es?

    36. El mismo David dijo en el Espíritu el santo: Salmo 109,1 . Dijo Señor a mi Señor: «Siéntate a mi diestra, hasta poner yo a tus enemigos debajo de tus pies».

    37. El mismo David dícele Señor; y ¿de dónde(h) de él es Hijo?» Y la mucha turba(i) oíale placenteramente;

    Jesús acusa a los escribas

    38. Y en su doctrina decía: «Mirad(j) de los escribas, los que quieren en estolas(k) pasear, y salutaciones en las ágoras(l) ,

    39. y primeras sillas en las sinagogas y primeros lechos(m) en las comidas.

    40. Los que devoran las casas de las viudas, y con apariencia muy largamente oran; —éstos recibirán mayor juicio».

    La ofrenda de la viuda

    41. Y, sentándose en frente del gazofilacio(n) , miraba cómo la turba echaba bronce(o) ; y muchos ricos echaban mucho;

    42. y viniendo una viuda mendiga, echó monedas dos(p) ; lo que es un cuadrante.

    43. Y, llamando a sí a sus discípulos, díjoles: «En verdad dígoos que esta viuda, la mendiga, más que todos echó de los que echaron en el gazofilacio.

    44. Porque todos de lo sobrante a ellos echaron; ésta, empero, de su penuria, todo cuanto tenía, echó: todo su sustento».