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domingo, agosto 18, 2024
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    Mateo 15 - Biblia Septuaginta al Español

    Lo que contamina al hombre

    1. Entonces acércanse a Jesús de Jerusalén, fariseos y escribas, diciendo.

    2. «¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? ¿pues no se lavan las manos cuando pan comen?»

    3. Y él respondiendo, díjoles: «¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?

    4. Pues Dios dijo: Honra al padre y la madre. Y: el que hablare mal de padre o madre, de muerte fine;

    5. y vosotros decís: «El que dijere al padre o a su madre: «Ofrenda que de mí(a) a ti te aprovechará»; no honrará a su padre, no, a su madre(b) ;

    6. y derogasteis la palabra de Dios por vuestra tradición.

    7. Hipócritas, bellamente profetizó de vosotros Isaías, diciendo: Este pueblo con los labios me honra;

    8. pero su corazón lejos está de mí;

    9. y en vano me reverencian, enseñando enseñanzas, invenciones de hombres».

    10. Y llamando a sí la turba, díjoles: «Oid y entended:

    11. No lo que entra en la boca, comunica(c) al hombre, sino lo que sale de la boca, esto comunica al hombre».

    12. Entonces, acercándose los discípulos, le dicen: «¿Sabes que los fariseos, oyendo la palabra, se han escandalizado?»

    13. Y él respondiendo, dijo: «Todo plantel que no ha plantado mi Padre el celestial, desarraigado será.

    14. Dejadles: ciegos son guías de ciegos; y ciego si a ciego guía, ambos en hoyo caerán».

    15. Y respondiendo Pedro díjole: «Explícanos la parábola».

    16. Y él dijo: «¿Aún ahora también vosotros ininteligentes sois?

    17. No comprendéis que todo lo que entra en la boca, al vientre va y en la letrina(d) se arroja?

    18. Pero lo que sale de la boca, del corazón parte, y aquello comunica al hombre.

    19. Pues del corazón salen pensamientos malos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias.

    20. Esto es lo que comunica al hombre; pero el con manos no lavadas comer no comunica al hombre.»

    La fe de la mujer cananea

    21. Y saliendo de allí Jesús, se retiró a las partes de Tiro y Sidón.

    22. Y he aquí una mujer cananea de aquellos confines saliendo, gritaba, diciendo: «Apiádate de mí, Señor, hijo de David. Mi hija está malamente endemoniada».

    23. Pero él no la respondió palabra. Y acercándose sus discípulos, rogáronle, diciendo: «Despídela, porque grita detrás de nosotros».

    24. Y él respondiendo dijo: «No se me ha enviado sino a las ovejas, las perecidas, de casa de Israel».

    25. Mas, ella, viniendo, adoróle diciendo: «Señor, socórreme».

    26. Y él respondiendo dijo: «No es bello tomar el pan de los hijos y arrojar a los perrillos».

    27. Y ella dijo: «Sí, Señor, —también los perrillos comen de las migajas las que caen de la mesa de sus señores».

    28. Entonces respondiendo Jesús, díjola: «¡Oh mujer, grande, tu fe!: hágasete como quieres». Y sanó su hija desde aquella hora.

    Jesús sana a muchos

    29. Y saliendo de allí Jesús, vino junto al mar de la Galilea, y, subiendo al monte, sentóse allí.

    30. Y acercáronse a él turbas muchas, teniendo consigo cojos, mancos, ciegos, sordos y otros muchos, y arrojáronles a los pies de él; y sanóles;

    31. que las turbas se maravillaron viendo a sordos hablar, mancos sanos; y cojos pasear, y ciegos ver, y glorificaron al Dios de Israel.

    Alimentación de los cuatro mil

    32. Y Jesús llamando a sí sus discípulos, dijo: «Lastímome de la turba, que días tres permanecen conmigo y no tienen qué comer; y despedirles ayunos no quiero; no sea que desfallezcan en el camino».

    33. Y dícenle los discípulos: «¿De dónde a nosotros en páramo panes tantos para hartar turba tanta?»

    34. Y díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Y ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos».

    35. Y significando a la turba echarse sobre la tierra,

    36. tomó los siete panes y los peces, y agradeciendo, partió, y daba a los discípulos; y los discípulos, a las turbas.

    37. Y comieron todos, y hartáronse y las sobras de los pedazos alzaron: siete espuertas llenas.

    38. Y los que comieron, fueron cuatro mil hombres, sin mujeres y niños.

    39. Y habiendo despedido a las turbas, entró en la barca y fue a los confines de Magadán.