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viernes, julio 19, 2024
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    Lucas 15 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)

    Parábola de la oveja perdida

    1. SE llegaban á él todos los publicanos, y pecadores á oirle.

    2. Y murmuraban los Fariséos y los escribas, diciendo: Este á los pecadores recibe, y con ellos come.

    3. Y él les dice esta parábola, diciendo:

    4. ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va á la que se perdió, hasta que la halle?

    5. Y hallada, la pone sobre sus hombros gozoso;

    6. y viniendo á casa, junta á los amigos, y á los vecinos, diciéndoles: Dadme el parabien: porque he hallado mi oveja que se habia perdido.

    7. Os digo, que así habrá gozo en el cielo de un pecador que se enmienda, mas que de noventa y nueve justos, que no han menester enmendarse.

    Parábola de la moneda perdida

    8. ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiere la una dracma, no enciende el candil, y barre la casa, y busca con diligencia, hasta hallarla?

    9. Y cuando la hubiere hallado, junta las amigas, y las vecinas, diciendo: Dadme el parabien: porque he hallado la dracma que habia perdido.

    10. Así os digo, que hay gozo en los ángeles de Dios de un pecador que se enmienda.

    Parábola del hijo pródigo

    11. Tambien dice: Un hombre tenia dos hijos;

    12. y el mas mozo de ellos dijo á su padre: Padre, dáme la parte de la hacienda que me pertenece. Y él les repartió la hacienda.

    13. Y despues de no muchos dias, juntándolo todo el hijo mas mozo, se partió lejos, á una provincia apartada; y allí desperdició su hacienda viviendo perdidamente.

    14. Y despues que lo hubo todo desperdiciado, vino una grande hambre en aquella provincia; y comenzóle á faltar.

    15. Y fué, y se llegó á uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió á su cortijo, para que apacentase los puercos.

    16. Y deseaba henchir su vientre de las mondaduras que comian los puercos; mas nadie se las daba.

    17. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

    18. me levantaré, é iré á mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo, y contra tí:

    19. ya no soy digno de ser llamado tu hijo: hazme como á uno de tus jornaleros.

    20. Y levantándose, vino á su padre. Y como aun estuviese lejos, le vió su padre, y fué movido á misericordia; y corriendo á él, se derribó sobre su cuello, y le besó.

    21. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo, y contra tí: ya no soy digno de ser llamado tu hijo.

    22. Mas el padre dijo á sus siervos: Sacad el principal vestido, y vestidle; y poned anillo en su mano, y zapatos en sus piés;

    23. y traed el becerro grueso, y matadle; y comamos, y hagamos banquete:

    24. porque este mi hijo muerto era, y ha revivido: se habia perdido, y es hallado. Y comenzaron á hacer banquete.

    25. Y su hijo el mas viejo estaba en el campo, el cual como vino, y llegó cerca de casa, oyó la sinfonía y las danzas;

    26. y llamando uno de los siervos, le preguntó qué era aquello.

    27. Y él le dijo: Tu hermano es venido; y tu padre ha muerto el becerro grueso, por haberle recibido salvo.

    28. Entonces él se enojó, y no queria entrar. El padre entonces saliendo, le rogaba que entrase.

    29. Mas él respondiendo, dijo al padre: Hé aquí, tantos años ha que te sirvo, que nunca he traspasado tu mandamiento, y nunca me has dado un cabrito para que haga banquete con mis amigos:

    30. mas despues que vino este tu hijo, que ha engullido tu hacienda con rameras, le has matado el becerro grueso.

    31. El entonces le dijo: Hijo, tu siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas:

    32. mas hacer banquete y holgarnos era menester: porque este tu hermano muerto era, y revivió: habíase perdido, y es hallado.