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viernes, julio 19, 2024
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    Lucas 19 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)

    Jesús y Zaqueo

    1. Y ENTRADO, pasó adelante á Jericó.

    2. Y hé aquí, un varon llamado Zachéo el cual era príncipe de los publicanos, y era rico.

    3. Y procuraba ver á Jesus quién fuese; y no podia á causa de la multitud, porque era pequeño de estatura.

    4. Y corriendo delante, se subió en un árbol cabrahigo, para verle: porque habia de pasar por allí.

    5. Y como vino á aquel lugar Jesus, mirando le vió, y le dijo: Zachéo, dáte priesa, desciende: porque hoy es menester que pose en tu casa.

    6. Entonces él descendió á priesa, y le recibió gozoso.

    7. Y viendo esto todos, murmuraban, diciendo, que habia entrado á posar con un hombre pecador.

    8. Entonces Zachéo, puesto en pié, dijo al Señor: Hé aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy á los pobres; y si en algo he defraudado á alguno, lo vuelvo con los cuatro tantos.

    9. Y Jesus le dijo: Hoy ha sido salva esta casa: por cuanto tambien él es hijo de Abraham.

    10. Porque el Hijo del hombre vino á buscar, y á salvar lo que se habia perdido.

    Parábola de las diez minas

    11. Y OYENDO ellos estas cosas, prosiguiendo él, dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalem; y porque pensaban que luego habia de ser manifestado el reino de Dios.

    12. Y dijo: Un hombre noble se partió á una provincia lejos, para tomar para sí el reino, y volver.

    13. Mas llamados diez siervos suyos, les dió diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo.

    14. Empero sus ciudadanos le aborrecian; y enviaron tras de él una embajada, diciendo: No queremos que este reine sobre nosotros.

    15. Y aconteció, que vuelto él, habiendo tomado el reino, mandó llamar á sí á aquellos siervos, á los cuales habia dado el dinero, para saber lo que habia negociado cada uno.

    16. Y vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.

    17. Y él le dice: Está bien, buen siervo: pues que en lo poco has sido fiel, tendrás potestad sobre diez ciudades.

    18. Y vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha hecho cinco minas.

    19. Y tambien á este dijo: Tú tambien sé sobre cinco ciudades.

    20. Y vino otro, diciendo: Señor, hé aquí tu mina, la cual he tenido guardada en un pañizuelo:

    21. porque tuve miedo de tí, que eres hombre recio: tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste.

    22. Entonces él le dijo : Mal siervo, de tu boca te juzgo: sabias que yo era hombre recio, que quito lo que no puse, y que siego lo que no sembré:

    23. ¿por qué pues no diste mi dinero al banco: y yo viniendo lo demandara con el logro?

    24. Y dijo á los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas.

    25. Y ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas.

    26. Porque yo os digo que á cualquiera que tuviere, le será dado: mas al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado.

    27. Y tambien á aquellos mis enemigos, que no querian que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de mí.

    La entrada triunfal en Jerusalén

    28. Y DICHO esto, iba delante subiendo á Jerusalem.

    29. Y aconteció, que llegando cerca de Bethphage, y de Bethania, al monte que se llama de las Olivas, envió dos de sus discípulos,

    30. diciendo: Id á la aldea que está delante, en la cual como entráreis, hallareis un pollino atado, en el cual ningun hombre jamás se ha sentado: desatadle, y traedle.

    31. Y si alguien os preguntare: ¿Por qué le desatais? le direis así: Porque el Señor le ha menester.

    32. Y fueron los que habian sido enviados, y hallaron, como él les dijo.

    33. Y desatando ellos el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatais el pollino?

    34. Y ellos dijeron: Porque el Señor le ha menester.

    35. Y le trajeron á Jesus; y echando ellos sus vestidos sobre el pollino, pusieron encima á Jesus.

    36. Y yendo él, tendian sus capas por el camino.

    37. Y como llegasen ya cerca de la descendida del monte de las Olivas, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron á alabar á Dios á gran voz por todas las maravillas que habian visto,

    38. diciendo: Bendito el rey que viene en nombre del Señor: paz en cielo, y gloria en lo altísimo.

    39. Entonces algunos de los Fariséos de la compañía le dijeron: Maestro, reprende á tus discípulos.

    40. Y él respondiendo, les dijo: Os digo que si estos callaren, las piedras clamarán.

    41. Y como llegó cerca, viendo la ciudad, lloró sobre ella,

    42. diciendo: Porque tambien tú, si conocieses, á lo menos en este tu dia, lo que toca á tu paz: mas ahora está encubierto de tus ojos.

    43. Por lo cual vendrán dias sobre tí, que tus enemigos te cercarán con baluarte; y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho;

    44. y te derribarán á tierra, y á tus hijos, los que están dentro de tí; y no dejarán sobre tí piedra sobre piedra: por cuanto no conociste el tiempo de tu visitacion.

    Purificación del templo

    45. Y entrando en el templo, comenzó á echar fuera á todos los que vendian y compraban en él,

    46. diciéndoles: Escrito está: Mi casa, casa de oracion es: mas vosotros la habeis hecho cueva de ladrones.

    47. Y enseñaba cada dia en el templo: mas los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los príncipes del pueblo procuraban matarle.

    48. Y no hallaban que hacerle: porque todo el pueblo estaba suspenso oyéndole.