28.8 C
Miami
jueves, julio 18, 2024
Más


    Lucas 7 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)

    Jesús sana al siervo de un centurión

    1. Y COMO acabó todas sus palabras en oidos del pueblo, entró en Capharnaum.

    2. Y el siervo de un centurion enfermo se iba muriendo, el cual él tenia en estima.

    3. Y como oyó de Jesus, envió á él los ancianos de los Judíos, rogándole que viniese y librase á su siervo.

    4. Y viniendo ellos á Jesus, rogáronle con diligencia, diciéndole: Porque es digno de concederle esto:

    5. que ama nuestra nacion, y él nos edificó una sinagoga.

    6. Y Jesus fué con ellos: mas como ya no estuviesen lejos de su casa, envió el centurion amigos á él, diciéndole: Señor, no tomes trabajo, que no soy digno que entres debajo de mi tejado:

    7. por lo cual ni aun me tuve por digno de venir á tí: mas manda con la palabra, y mi criado será sano.

    8. Porque tambien yo soy hombre puesto en potestad, que tengo debajo de mí soldados; y digo á este: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo: Haz esto, y lo hace.

    9. Lo cual oyendo Jesus, se maravilló de él, y vuelto, dijo á las compañías que le seguian: Os digo, que ni aun en Israel, he hallado tanta fé.

    10. Y vueltos á casa los que habian sido enviados, hallaron sano al siervo que habia estado enfermo.

    Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín

    11. Y aconteció despues, que él iba á la ciudad que se llama Nain, é iban con él muchos de sus discípulos, y gran compañía.

    12. Y como llegó cerca de la puerta de la ciudad, hé aquí, que sacaban un difunto, unigénito á su madre, la cual tambien era viuda; y habia con ella grande compañía de la ciudad.

    13. Y como el Señor la vió, fué movido á misericordia de ella, y le dice: No llores.

    14. Y acercándose, tocó las andas; y los que le llevaban, pararon, y dice: Mancebo, á tí digo, levántate.

    15. Entonces, volvióse á sentar el que habia sido muerto, y comenzó á hablar; y le dió á su madre.

    16. Y tomó á todos temor, y glorificaban á Dios, diciendo: Que profeta grande se ha levantado entre nosotros; y, que Dios ha mirado su pueblo.

    17. Y salió esta fama de él por toda Judéa, y por toda la tierra de al rededor.

    Los mensajeros de Juan el Bautista

    18. Y DIERON las nuevas á Juan de todas estas cosas sus discípulos; y llamó Juan unos dos de sus discípulos,

    19. y envió á Jesus, diciendo: ¿Eres tú aquel que habia de venir, ó esperaremos á otro?

    20. Y como los varones vinieron á él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado á tí, diciendo: ¿Eres tú aquel que habia de venir, ó esperaremos á otro?

    21. Y en la misma hora sanó á muchos de enfermedades, y plagas, y de espíritus malos; y á muchos ciegos dió la vista.

    22. Y respondiendo Jesus, les dijo: Id, dad las nuevas á Juan de lo que habeis visto y oido: Que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, á los pobres es anunciado el Evangelio.

    23. Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí.

    24. Y como se fueron los mensajeros de Juan, comenzó á hablar de Juan á las compañías: Qué salisteis á ver al desierto? ¿alguna caña que es agitada del viento?

    25. Mas, ¿qué salisteis á ver? ¿algun hombre cubierto de vestidos delicados? Hé aquí, que los que están en vestido precioso, y en delicias, en los palacios de los reyes están.

    26. Mas, ¿qué salisteis á ver? ¿algun profeta? Tambien os digo, y aun mas que profeta.

    27. Este es de quien está escrito: Hé aquí, envio mi ángel delante de tu faz, el cual aparejará tu camino delante de tí.

    28. Porque yo os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista: mas el mas pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.

    29. Y todo el pueblo oyéndole, y los publicanos, justificaron á Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.

    30. Mas los Fariséos, y los sábios de la ley, desecharon el consejo de Dios contra sí mismos, no siendo bautizados de él.

    31. Y dice el Señor: ¿Á quién pues compararé los hombres de esta generacion, y á qué son semejantes?

    32. Semejantes son á los muchachos sentados en la plaza, y que dan voces los unos á los otros, y dicen: Os tañimos con flautas, y no bailasteis: os endechamos, y no llorasteis.

    33. Porque vino Juan el Bautista que ni comia pan, ni bebia vino, y decís: Demonio tiene.

    34. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Hé aquí, un hombre comilon, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.

    35. Mas la sabiduría es justificada de todos sus hijos.

    Jesús en el hogar de Simón el fariseo

    36. Y LE rogó uno de los Fariséos, que comiese con él. Y entrado en casa del Fariséo, se sentó á la mesa.

    37. Y hé aquí, una mujer que habia sido pecadora en la ciudad, como entendió que estaba á la mesa en casa de aquel Fariséo, trajo un vaso de alabastro de ungüento;

    38. y estando detrás á sus piés, comenzó llorando á regar con lágrimas sus piés, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus piés, y ungíalos con el ungüento.

    39. Y como vió esto el Fariséo que le habia llamado, dice en sí, diciendo: Este, si fuera profeta, conoceria quién y cuál es la mujer que le toca; que es pecadora.

    40. Entonces respondiendo Jesus, le dijo: Simon, una cosa tengo que decirte. Y él le dice: Dí, Maestro.

    41. Un acreedor tenia dos deudores: el uno le debia quinientos denarios, y el otro cincuenta:

    42. y no teniendo ellos de qué pagar, soltó la deuda á ambos: dí, pues, ¿cuál de estos le amará mas?

    43. Y respondiendo Simon, dijo: Pienso que aquel al cual soltó mas. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.

    44. Y vuelto á la mujer, dijo á Simon: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis piés; y esta ha regado mis piés con lágrimas, y limpiádolos con los cabellos de su cabeza.

    45. No me diste beso: esta desde que entré no ha cesado de besar mis piés.

    46. No ungiste mi cabeza con óleo; y esta ha ungido con ungüento mis piés.

    47. Por lo cual te digo, que sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho: mas al que se perdona poco, poco ama.

    48. Y á ella dijo: los pecados te son perdonados.

    49. Y los que estaban juntamente sentados á la mesa, comenzaron á decir entre sí: ¿Quién es este, que tambien perdona pecados?

    50. Y dijo á la mujer: Tu fé te ha salvado: vé en paz.