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jueves, julio 18, 2024
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    Lucas 8 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)

    Mujeres que sirven a Jesús

    1. Y ACONTECIÓ despues, que él caminaba por todas las ciudades y aldeas predicando, y anunciando el evangelio del reino de Dios; y los doce con él;

    2. y algunas mujeres que habian sido curadas de él de malos espíritus, y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la cual habian salido siete demonios;

    3. y Juana mujer de Chuzas, procurador de Herodes; y Susanna, y otras muchas que le servian de sus haciendas.

    Parábola del sembrador

    4. Y COMO se juntó una grande compañía, y los que estaban en cada ciudad vinieron á él, dijo por una parábola:

    5. Uno que sembraba salió á sembrar su simiente; y sembrando, una parte cayó junto al camino, y fué hollada, y las aves del cielo la comieron.

    6. Y otra parte cayó sobre piedra; y nacida, se secó, porque no tenia humedad.

    7. Y otra parte cayó entre espinas; y naciendo las espinas juntamente, la ahogaron.

    8. Y otra parte cayó en buena tierra; y cuando fué nacida, llevó fruto á ciento por uno. Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oidos para oir, oiga.

    9. Y sus discípulos le preguntaron, qué era esta parábola.

    10. Y él dijo: Á vosotros es dado conocer los misterios del reino de Dios: mas á los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.

    11. Es pues esta parábola: La simiente es la palabra de Dios.

    12. Y los de junto al camino, estos son los que oyen; y luego viene el diablo, y quita la palabra de su corazon, porque no se salven creyendo.

    13. Y los de sobre piedra, son los que habiendo oido, reciben la palabra con gozo: mas estos no tienen raices: que á tiempo creen, y en el tiempo de la tentacion se apartan.

    14. Y lo que cayó entre espinas, estos son los que oyeron; mas idos son ahogados de los cuidados, y de las riquezas, y de los pasatiempos de la vida, y no llevan fruto.

    15. Y lo que en buena tierra, estos son los que con corazon bueno y recto retienen la palabra oida, y llevan fruto en paciencia.

    Nada oculto que no haya de ser manifestado

    16. Ninguno empero que enciende el candil, le cubre con algun vaso, ó le pone debajo de la cama: mas le pone en un candelero, para que los que entran, vean la lumbre.

    17. Porque no hay cosa oculta, que no haya de ser manifestada; ni cosa escondida que no haya de ser entendida, y de venir á luz.

    18. Mirad pues como oís: porque á cualquiera que tuviere, le será dado; y á cualquiera que no tuviere, aun lo que parece tener será quitado de él.

    La madre y los hermanos de Jesús

    19. Y VINIERON á él su madre y hermanos, y no podian llegar á él por causa de la multitud.

    20. Y le fué dada aviso, diciendo: Tu madre, y tus hermanos están fuera, que quieren verte.

    21. El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.

    Jesús calma la tempestad

    22. Y ACONTECIÓ un dia que él entró en un navío con sus discípulos, y les dijo: Pasemos de la otra parte del lago; y subieron.

    23. Y navegando ellos, se durmió. Y descendió una tempestad de viento en el lago; y se llenaban, y peligraban.

    24. Y llegándose á él, le despertaron, diciendo: Maestro, maestro, que perecemos. Y despertado él, riño al viento y á la tempestad del agua, y cesaron: y fué hecha grande bonanza.

    25. Y les dijo: ¿Qué es de vuestra fé? Y ellos temiendo, fueron maravillados, diciendo los unos á los otros: ¿Quién es este, que aun á los vientos y al agua manda, y le obedecen?

    El endemoniado gadareno

    26. Y navegaron á la tierra de los Gadarenos, que está delante de Galiléa.

    27. Y saliendo él á tierra, le salió al encuentro de la ciudad un hombre que tenia demonios ya de muchos tiempos; y no vestia vestido, ni estaba en casa, sino por los sepulcros.

    28. El cual como vió á Jesus, exclamó, y postróse delante de él, y dijo á gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesus Hijo del Dios Altísimo? ruégote que no me atormentes.

    29. (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre: porque ya de muchos tiempos le arrebataba; y le guardaban preso con cadenas y grillos: mas rompiendo las prisiones era agitado del demonio por los desiertos.)

    30. Y le preguntó Jesus, diciendo: ¿Qué nombre tienes? Y él dijo: Legion: porque muchos demonios habian entrado en él.

    31. Y le rogaban que no les mandase que fuesen al abismo.

    32. Y habia allí un hato de muchos puercos que pacian en el monte, y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y los dejó.

    33. Y salidos los demonios del hombre, entraron en los puercos: y el hato de ellos se arrojó de un despeñadero en el logo, y se ahogó.

    34. Y los pastores, como vieron lo que habia acontecido, huyeron; y yendo, dieron aviso en la ciudad y por las heredades.

    35. Y salieron á ver lo que habia acontecido, y vinieron á Jesus; y hallaron sentado al hombre, del cual habian salido los demonios, vestido, y en seso, á los piés de Jesus; y tuvieron temor.

    36. Y les contaron los que lo habian visto, como habia sido salvado aquel endemoniado.

    37. Entonces toda la multitud de la tierra de los Gadarenos al rededor le rogaron, que se fuese de ellos: porque tenian gran temor. Y él subiendo en el navío se volvió.

    38. Y aquel hombre, del cual habian salido los demonios, le rogó para estar con él: mas Jesus le despidió, diciendo:

    39. Vuélvete á tu casa, y cuenta cuan grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fué, predicando por toda la ciudad cuan grandes cosas habia Jesus hecho con él.

    La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

    40. Y ACONTECIÓ que volviendo Jesus la compañía le recibió: porque todos le esperaban.

    41. Y hé aquí, un varon llamado Jairo, el cual tambien era príncipe de la sinagoga vino, y cayendo á los piés de Jesus, le rogaba que entrase en su casa:

    42. porque una hija única que tenia, como de doce años, se estaba muriendo. Y yendo, le apretaba la compañía.

    43. Y una mujer que tenia flujo de sangre ya hacia doce años, la cual habia gastado en médicos toda su hacienda, y de ninguno habia podido ser curada,

    44. llegándose por las espaldas tocó el borde de su vestido: y luego estancó el flujo de su sangre.

    45. Entonces Jesus dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la compañía te aprieta y oprime, y dices: ¿quién es el que me ha tocado?

    46. Y Jesus dijo: Me ha tocado alguien^: porque yo he conocido que ha salido virtud de mí.

    47. Entonces como la mujer vió que no se escondia, vino temblando, y postrándose delante de él, le declaró delante de todo el pueblo la causa porque le habia tocado, y como luego habia sido sana.

    48. Y él le dijo: Confia, hija, tu fe te ha salvado: vé en paz.

    49. Estando aun él hablando, vino uno del príncipe de la sinagoga á decirle: Tu hija es muerta: no des trabajo al Maestro.

    50. Y oyéndolo Jesus le respondió: No temas: cree solamente, y será salva.

    51. Y entrado en casa, no dejó entrar á nadie consigo, sino á Pedro, y á Jacobo, y á Juan, y al padre y á la madre de la moza.

    52. Y lloraban todos, y la plañian. Y él dijo: No lloreis: no es muerta, mas duerme.

    53. Y hacian burla de él, sabiendo que estaba muerta.

    54. Y él, echados todos fuera, y trabándola de la mano, clamó, diciendo: Moza, levántate.

    55. Entonces su espíritu volvió, y se levantó luego; y él mandó que le diesen de comer.

    56. Y sus padres estaban fuera de sí, á los cuales él mandó, que á nadie dijesen lo que habia sido hecho.