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jueves, julio 18, 2024
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    Lucas 9 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)

    Misión de los doce discípulos

    1. Y JUNTANDO sus doce discípulos, les dió virtud y potestad sobre todos los demonios, y que sanasen enfermedades.

    2. Y los envió á que predicasen el reino de Dios, y que sanasen los enfermos.

    3. Y les dice: No tomeis nada para el camino, ni varas, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tengais dos vestidos:

    4. y en cualquiera casa que entráreis, quedad allí, y salid de allí:

    5. y todos los que no os recibieren, saliéndoos de aquella ciudad, aun el polvo sacudid de vuestros piés en testimonio contra ellos.

    6. Y saliendo ellos, rodeaban por todas las aldeas anunciando el Evangelio, y sanando por todas partes.

    Muerte de Juan el Bautista

    7. Y OYÓ Herodes el tetrarca todas las cosas que hacia, y estaba en duda, porque decian algunos: Que Juan ha resucitado de los muertos;

    8. y otros: Que Elias habia aparecido; y otros: Que algun profeta de los antiguos habia resucitado.

    9. Y dijo Herodes: A Juan yo le degollé: ¿quién pues será este, de quien yo oigo tales cosas? Y procuraba verle.

    Alimentación de los cinco mil

    10. Y VUELTOS los apóstoles, le contaron todas las cosas que habian hecho. Y tomándolos, se apartó aparte á un lugar desierto de la ciudad que se llama Bethsaida.

    11. Lo cual como las compañías entendieron, le siguieron; y él los recibió, y les hablaba del reino de Dios: y sanó los que tenian necesidad de cura.

    12. Y el dia habia comenzado á declinar; y llegándose los doce, le dijeron: Despide las compañías, para que yendo á las aldeas, y heredades de al rededor, vayan y hallen viandas: porque aquí estamos en lugar desierto.

    13. Y les dice: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos mas de cinco panes y dos pescados, si no vamos nosotros á comprar viandas para toda esta compañía.

    14. Y estaban como cinco mil hombres. Entonces dijo á sus discípulos: Hacedlos recostar por mesas de cincuenta en cincuenta.

    15. Y así lo hicieron; y recostáronse todos.

    16. Y tomando los cinco panes y los dos pescados, mirando al cielo los bendijo; y partió, y dió á sus discípulos para que pusiesen delante de las compañías.

    17. Y comieron todos, y se hartaron; y alzaron lo que les sobró, los pedazos, doce esportones.

    La confesión de Pedro

    18. Y ACONTECIÓ, que estando él solo orando, estaban con él los discípulos, y les preguntó, diciendo: ¿Quién dicen las compañías que soy?

    19. Y ellos respondieron, y dijeron: Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, que algun profeta de los antiguos ha resucitado.

    20. Y les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Simon Pedro, dijo: El Cristo de Dios.

    Jesús anuncia su muerte

    21. Entonces él amenazándolos, les mandó que á nadie dijesen esto,

    22. diciendo: Es menester que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y ser desechado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los Escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer dia.

    23. Y decia á todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz cada dia, y sígame.

    24. Porque cualquiera que quisiere salvar su alma, la perderá; y cualquiera que perdiere su alma por causa de mí, este la salvará.

    25. Porque ¿qué aprovecha al hombre, si granjeare todo el mundo, y se pierda él á sí mismo, ó corra peligro de sí?

    26. Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal el Hijo del hombre se avergonzará, cuando vendrá en su gloria, y del Padre, y de los santos ángeles.

    27. Y os digo de verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que vean el reino de Dios.

    La transfiguración

    28. Y ACONTECIÓ que despues de estas palabras, como ocho dias, tomó á Pedro, y á Juan, y á Jacobo, y subió al monte á orar.

    29. Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra; y su vestido blanco y resplandeciente.

    30. Y hé aquí, dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés, y Elías,

    31. que aparecieron en majestad, y hablaban de su salida, la cual habia de cumplir en Jerusalem.

    32. Y Pedro, y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y como despertaron, vieron su majestad, y á aquellos dos varones que estaban con él.

    33. Y aconteció, que apartándose ellos de él, Pedro dice á Jesus: Maestro, bien es que nos quedemos aquí; y hagamos tres cabañas, una para tí, y una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que se decia.

    34. Y estando él hablando esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor entrando ellos en la nube.

    35. Y vino una voz de la nube, que decia: Este es mi Hijo amado, á él oíd.

    36. Y pasada aquella voz, Jesus fué hallado solo: y ellos callaron, y por aquellos dias no dijeron nada á nadie de lo que habian vista.

    Jesús sana a un muchacho endemoniado

    37. Y ACONTECIÓ el dia siguiente, que apartándose ellos del monte, gran compañía le salió al encuentro;

    38. y hé aquí, que un hombre de la compañía clamó, diciendo: Maestro, ruégote que veas á mi hijo que tengo único:

    39. y hé aquí, un espíritu le toma, y de repente da voces; y le despedaza con espuma, y apenas se aparta de él, quebrantándole:

    40. y rogué á tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron.

    41. Y respondiendo Jesus, dice: ¡Oh generacion infiel y perversa! ¿hasta cuándo tengo de estar con vosotros, y os sufriré? trae tu hijo acá.

    42. Y como aun se acercaba, el demonio le derribó, y despedazó: mas Jesus riñó al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y le volvió á su padre.

    43. Y TODOS estaban fuera de sí en la grandeza de Dios, y maravillándose todos de todas las cosas que hacia, dijo á sus discípulos:

    Jesús anuncia otra vez su muerte

    44. Poned vosotros en vuestras orejas estas palabras: porque ha de acontecer que el Hijo del hombre será entregado en manos de hombres.

    45. Mas ellos no entendian esta palabra: y les era encubierta para que no la entendiesen; y temian de preguntarle de esta palabra.

    ¿Quién es el mayor?

    46. ENTONCES entraron en disputa, cual de ellos seria el mayor.

    47. Mas Jesus, viendo los pensamientos del corazon de ellos, tomó un niño, y le puso junta á sí,

    48. y les dice: Cualquiera que recibiere este niño en mi nombre, á mí recibe; y cualquiera que me recibiere á mí, recibe al que me envió: porque el que fuere el menor entre todos vosotros, este será el grande.

    El que no es contra nosotros, por nosotros es

    49. Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos vista á uno que echaba fuera demonios en tu nombre, y se lo defendimos, porque no te sigue con nosotros.

    50. Jesus le dijo: No le defendais, porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.

    Jesús reprende a Jacobo y a Juan

    51. Y ACONTECIÓ que como se cumplió el tiempo en que habia de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir á Jerusalem.

    52. Y envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron, y entraron en una ciudad de los Samaritanos, para aderezarle allí.

    53. Mas no le recibieron, porque su rostro era de hombre que iba á Jerusalem.

    54. Y viendo esto sus discípulos, Jacobo y Juan dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que descienda fuego del cielo, y los consume, como hizo Elías?

    55. Entonces volviendo él, les riñó, diciendo: Vosotros no sabeis de qué espíritu sois:

    56. porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las vidas de los hombres, mas para salvarlas. Y se fueron á otra aldea.

    Los que querían seguir a Jesús

    57. Y ACONTECIÓ que yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, yo te seguiré donde quiera que fueres.

    58. Y le dijo Jesus: las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos: mas el Hijo del hombre no tiene donde recline la cabeza.

    59. Y dijo á otro: Sígueme. Y él dijo: Señor, déjame que primero vaya, y entierre á mi padre.

    60. Y Jesus le dijo: Deja los muertos que entierren á sus muertos; y tú vé, anuncia el reino de Dios.

    61. Entonces tambien dijo otro: Te seguiré, Señor: mas déjame que me despida primero de los que están en mi casa.

    62. Y Jesus le dijo: ninguno que poniendo su mano al arado mirare atrás, es apto para el reino de Dios.