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miércoles, julio 17, 2024
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    2 Reyes 4 - Reina Valera 1990 (Adventista)

    El aceite de la viuda

    1. La esposa de uno de los profetas clamó a Eliseo, y le dijo: "Tu siervo mi esposo ha muerto. Tú sabes que tu siervo era temeroso del Eterno. Y ha venido el acreedor para llevarse a dos hijos míos por esclavos".

    2. Eliseo le preguntó: "¿Qué te haré? Declárame qué tienes en casa". Ella respondió: "Tu sierva ninguna cosa tiene, sino una vasija de aceite".

    3. Y él le dijo: "Ve, y pide vasijas prestadas de todos tus vecinos, todas las que puedas conseguir.

    4. "Entra luego, y cierra la puerta tras de ti y de tus hijos. Echa aceite en todas las vasijas, y a medida que se llenen ponlas aparte".

    5. La mujer se fue, y cerró la puerta tras de sí y de sus hijos. Ellos le alcanzaban las vasijas, y ella echaba el aceite.

    6. Cuando llenó todas las vasijas, dijo a su hijo: "Tráeme otra vasija". El dijo: "No hay más". Entonces cesó el aceite.

    7. Entonces ella fue, y se lo contó al varón de Dios, quien le dijo: "Ve, vende el aceite, y paga a tus acreedores. Y tú y tus hijos vivid de lo que quede".

    Eliseo y la sunamita

    8. Un día Eliseo pasaba por Sunem. Y una señora distinguida, lo invitó con insistencia a comer. Y cada vez que pasaba por allí se quedaba en su casa a comer.

    9. Ella dijo a su esposo: "Veo que este hombre que siempre pasa por nuestra casa, es un santo varón de Dios.

    10. "Te ruego que hagas una pequeña cámara de paredes. Y pongamos en ella cama y mesa, silla y candelero, para que cuando venga, se hospede en ella".

    11. Un día vino Eliseo, se hospedó en aquella cámara y durmió en ella.

    12. Entonces dijo a Giezi su criado: "Llama a la sunamita". Cuando la llamó, ella vino.

    13. Y él dijo a Giezi: "Pregúntale: Tú has estado solícita por nosotros con todo esmero. ¿Qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey o al general del ejército?" Ella respondió: "Yo estoy bien en medio de mi pueblo".

    14. El dijo: "¿Qué haremos por ella?" Giezi respondió: "Ella no tiene hijo, y su esposo es anciano".

    15. Entonces dijo: "Llámala". La llamó, y ella se paró a la puerta.

    16. El le dijo: "El año que viene, por este tiempo abrazarás a un hijo". Ella dijo: "No, señor mío, varón de Dios, no te burles de tu sierva".

    17. Pero la mujer concibió, y dio a luz un hijo en el tiempo que Eliseo lo había anunciado.

    18. Cuando el niño creció, un día fue con su padre a ver a los segadores.

    19. Y dijo a su padre: "¡Ay, mi cabeza, mi cabeza!" El dijo a un criado: "Llévalo a su madre".

    20. El criado lo llevó a su madre, donde estuvo sobre sus rodillas hasta el mediodía, y murió.

    21. Entonces ella subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios. Cerró la puerta, y salió.

    22. Llamó luego a su esposo, y le dijo: "Te ruego que envíes conmigo a uno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y vuelva".

    23. El contestó: "¿Para qué vas a verlo hoy? No es nueva luna, ni sábado". Ella respondió: "Paz".

    24. Después hizo enalbardar una borrica, y dijo al criado: "Guía y anda. No me detengas por el camino, sino cuando te diga".

    25. Partió, pues, y fue al varón de Dios al monte Carmelo. Cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: "Ahí viene la sunamita.

    26. "Te ruego que vayas corriendo a recibirla, y dile: "¿Tienes paz? ¿Y tu esposo, y tu hijo?" Ella respondió: "Paz".

    27. Cuando llegó ante el varón de Dios en el monte, asió sus pies. Giezi se llegó para quitarla, pero el varón de Dios le dijo: "Déjala, porque está en angustia, y el Eterno no me lo ha revelado".

    28. Ella dijo:" ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo, que no te burlaras de mí?"

    29. Entonces dijo él a Giezi: "Cíñete, toma mi bordón en tu mano, y ve. Si alguno te encuentra, no lo saludes; si alguno te saluda, no le respondas. Y pon mi bordón sobre el rostro del niño".*

    30. Pero la madre del niño dijo: "Vive el Eterno, y vive tú, que no te dejaré".

    31. El entonces se levantó, y la siguió. Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el bordón sobre el rostro del niño, pero ni tenía voz ni sentido. Así Giezi volvió a Eliseo, y le declaró: "El niño no despierta".

    32. Cuando Eliseo llegó a la casa, vio al niño tendido y muerto sobre su cama.

    33. Entonces él cerró la puerta, y oró al Eterno.*

    34. Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas. Así, el cuerpo del niño entró en calor.

    35. Después se levantó, se paseó a uno y a otro lado de la casa. De nuevo se tendió sobre él. Y el joven estornudó siete veces, y abrió sus ojos.

    36. Entonces Eliseo llamó a Giezi, y le dijo: "Llama a la sunamita". El la llamó, y al entrar ella, él le dijo: "Toma a tu hijo".

    37. Al entrar, ella se echó a sus pies y se inclinó a tierra. Después, tomó a su hijo, y salió.

    Milagros en beneficio de los profetas

    38. Eliseo volvió a Gilgal. Había entonces mucha hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo a su criado: "Pon una olla grande, y haz potaje para los hijos de los profetas".

    39. Uno de ellos salió al campo a juntar hierbas. Halló una parra montés y juntó de ella una faldada de calabazas silvestres. Volvió y las cortó en la olla del potaje, porque no sabía qué era.

    40. Después sirvió para que comieran los hombres. Pero al comer aquel guisado, dieron voces: "¡Varón de Dios, la muerte en la olla!" Y no lo pudieron comer.

    41. Entonces Eliseo dijo: "Traed harina". La esparció en la olla, y dijo: "Da de comer a la gente". Y no hubo más mal en la olla.

    42. Entonces vino un hombre de Baal Salisa, y trajo de primicias al varón de Dios, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: "Da a la gente para que coma".*

    43. Su sirviente respondió: "¿Cómo he de poner esto delante de cien hombres?" Pero él volvió a decir: "Da a la gente para que coma, porque así dice el Eterno: 'Comerán y sobrará'".

    44. Entonces el criado les sirvió. Y conforme a la Palabra del Eterno, comieron y sobró.