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    2 Reyes 5 - Reina Valera 1990 (Adventista)

    Eliseo y Naamán

    1. Naamán, general del ejército del rey de Siria, era gran varón ante su señor, en alta estima, porque por medio de él, el Eterno había dado salvamento a Siria. Era valeroso en extremo, pero leproso.

    2. De Siria habían salido cuadrillas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, que estaba sirviendo a la esposa de Naamán.

    3. Ella dijo a su señora: "Si mi señor rogase al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra".

    4. Naamán fue al rey, y le contó lo que había dicho la muchacha de Israel.

    5. El rey de Siria dijo a Naamán: "Ve, y yo enviaré una carta al rey de Israel". Y él fue llevando diez talentos de plata (340 kgs), seis mil piezas de oro (70 kgs) y diez mudas de vestidos.

    6. Llevó también la carta para el rey de Israel, que decía: "Al recibir esta carta sabe que te envío a mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra".

    7. Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó su vestido, y dijo: "¿Soy yo Dios, que mata y da vida, para que éste me pida que sane a un hombre de su lepra? Considerad, y veréis que busca ocasión contra mí".

    8. Cuando Eliseo, el varón de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado su vestido, envió a decirle: "¿Por qué has rasgado tu vestido? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel".

    9. Llegó Naamán con sus caballos y su carro, y se paró a la puerta de la casa de Eliseo.

    10. Entonces Eliseo le envió un mensajero a decirle: "Ve, lávate siete veces en el Jordán. Y tu carne se restaurará y quedarás limpio".

    11. Pero Naamán se fue enojado, diciendo: "Yo pensaba: Saldrá y estando en pie, invocará el Nombre del Eterno, su Dios. Alzará su mano, tocará el lugar y la lepra sanará.

    12. "Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavara en ellos, ¿no quedaría también limpio?" Se volvió, y se iba enojado.

    13. Pero sus criados se llegaron a él, y le dijeron: "Padre mío, si el profeta te hubiera mandado alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, si tan sólo te dijo: Lávate, y serás limpio?"*

    14. El entonces descendió. Se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios, y su carne se volvió como la de un niño, y quedó limpio.

    15. Naamán volvió al varón de Dios, con toda su comitiva. Se paró ante él, y dijo: "Ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo".

    16. Pero Eliseo dijo: "Vive el Eterno, a quien sirvo, que no lo tomaré". Y aunque Naamán insistió, no aceptó.*

    17. Entonces Naamán dijo: "Si no quieres, te ruego que se dé a tu siervo, la carga de un par de mulas de esta tierra. Porque de aquí en adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrenda a otro dios, sino al Eterno.

    18. "Pero que sólo esto el Eterno me perdone: Que cuando mi señor entre en el templo de Rimón para adorar, y él se apoye sobre mi mano, que me perdone, si yo también me inclino en el templo de Rimón. Si en el templo de Rimón me inclino, que el Eterno perdone a tu siervo".

    19. Eliseo le dijo: "Ve en paz". Después que Naamán se había alejado cierta distancia,

    20. Giezi, criado de Eliseo el varón de Dios, se dijo: "Mi señor fue indulgente con ese sirio Naamán, al rechazar lo que traía. Vive el Eterno que correré tras él, y tomaré de él alguna cosa".

    21. Y Giezi siguió a Naamán. Cuando Naamán vio que venía corriendo tras él, se apeó del carro para recibirlo, y preguntó: "¿Va bien?"

    22. El dijo: "Bien. Mi señor me envía a decir: Vinieron en esta hora del monte de Efraín dos mancebos de los hijos de los profetas. Te ruego que les des un talento de plata (34 kgs), y dos mudas de vestidos".

    23. Naamán dijo: "Te ruego que tomes dos talentos". Y él insistió. Ató dos talentos de plata en dos sacos y dos mudas de vestidos. Los puso a cuestas de dos de sus criados, que lo llevasen delante de él.

    24. Y llegado a un lugar secreto, los tomó y guardó en casa. Luego mandó a los hombres que se fuesen.

    25. Y él entró, y se presentó ante su señor. Eliseo le preguntó: "¿De dónde vienes, Giezi?" El dijo: "Tu siervo no fue a ninguna parte".

    26. El entonces le dijo: "¿No fue también mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de tomar plata, vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?

    27. "La lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes para siempre". Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.