2 Reyes 20 - Biblia Castilian 2003Enfermedad de Ezequías1. Por aquellos d as enfermó de muerte Ezequ as. El profeta Isa as, hijo de Amós, fue a verlo y le dijo: "As habla Yahveh: ordena los asuntos de tu casa, porque vas a morir, y no vivirás más". 2. Entonces Ezequ as volvió el rostro hacia la pared y dirigió a Yahveh esta plegaria: 3. "¡Oh Yahveh! Acuérdate de que yo he andado en tu presencia con fidelidad e integridad de corazón, haciendo lo que es recto a tus ojos". Y Ezequ as rompió en un gran llanto. 4. Pero sucedió que aún no hab a salido Isa as del patio central, cuando le fue dirigida la palabra de Yahveh, que le dec a: 5. "Vuelve y di a Ezequ as, pr ncipe de mi pueblo: as habla Yahveh, Dios de David, tu antepasado: "He o do tu oración y he visto tus lágrimas. Voy, pues, a curarte, de suerte que dentro de tres d as podrás subir al templo de Yahveh. 6. A adiré a tus d as quince a os más y te libraré de las manos del rey de Asiria, a ti y a esta ciudad, a la que protegeré por mi honor y el honor de mi siervo David"". 7. Dijo entonces Isa as: "Traed un emplasto de higos". Lo trajeron, se lo pusieron sobre la parte ulcerosa y sanó. 8. Ezequ as hab a preguntado a Isa as: "¿Cuál será la se al de que Yahveh me va a curar y de que podré subir dentro de tres d as al templo de Yahveh?". 9. Respondió Isa as: "Ésta será para ti, de parte de Yahveh, la se al de que Yahveh cumplirá lo prometido: ¿quieres que la sombra avance diez grados o que retroceda diez grados?". 10. Respondió Ezequ as: "Cosa fácil es que la sombra avance diez grados. No; mejor es que la sombra retroceda diez grados". 11. El profeta Isa as invocó a Yahveh, quien hizo que la sombra retrocediera los diez grados que ya hab a recorrido en el cuadrante de Ajaz. Ezequías recibe a los enviados de Babilonia12. Por aquel tiempo, Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequ as, porque se hab an enterado de que Ezequ as hab a estado enfermo. 13. Ezequ as se alegró de su llegada y les mostró la casa del tesoro: la plata, el oro, los perfumes, los ungüentos preciosos, la armer a y todo cuanto hab a en su tesoro. Nada quedó que Ezequ as no les mostrara, tanto en su casa como en todas sus dependencias. 14. El profeta Isa as se presentó ante el rey Ezequ as y le preguntó: "¿Qué han dicho esos hombres y de dónde han venido a ti?". Respondió Ezequ as: "Han venido de una tierra lejana, de Babilonia". 15. Siguió preguntando Isa as: "¿Qué han visto en tu palacio?". Respondió Ezequ as: "Pues han visto todo lo que hay en mi palacio. Nada quedó en el tesoro que no les mostrara". 16. Dijo entonces Isa as a Ezequ as: "Escucha el oráculo de Yahveh: 17. d as vendrán en que será llevado a Babilonia todo cuanto hay en tu palacio, todo lo que atesoraron tus antepasados hasta el d a de hoy. Nada quedará, dice Yahveh. 18. Y tus hijos, los que salgan de ti, los que tú engendres, serán llevados a Babilonia para que sean eunucos en el palacio del rey". 19. Dijo entonces Ezequ as a Isa as: "Justa es la sentencia de Yahveh que has pronunciado". Y a adió: "¡Pero al menos habrá paz y seguridad en mis d as!". Muerte de Ezequías20. Los restantes hechos de Ezequ as, todas sus haza as, cómo construyó el estanque y el acueducto para conducir las aguas a la ciudad, ¿no están consignados en el libro de los Anales de los reyes de Judá? 21. Ezequ as descansó con sus padres y le sucedió en el trono su hijo Manasés. |