Marcos 6 - Biblia Castilian 2003Jesús en Nazaret1. Salió de all. Se va a su tierra y le acompa an sus disc pulos. 2. Llegado el sábado, comenzó a ense ar en la sinagoga; los numerosos oyentes estaban sorprendidos y dec an: "¿Pero de dónde le vienen a éste tales cosas, qué sabidur a es ésa que le ha sido dada y esos grandes prodigios realizados por sus manos? 3. ¿No es éste el carpintero, el hijo de Mar a, y hermano de Santiago y de José, de Judas y de Simón? ¿Y no viven sus hermanas aqu entre nosotros?". Y les parec a escandaloso. 4. Entonces Jesús les dec a: "A un profeta sólo lo desprecian en su tierra, entre sus parientes y en su casa". 5. No pudo, pues, hacer all milagro alguno, fuera de curar a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos. 6. (6a) Y quedó extra ado de aquella incredulidad. (6b) Recorr a las aldeas circunvecinas ense ando. Misión de los doce discípulos7. Convoca a los Doce, y los fue enviando de dos en dos, dándoles poder sobre los esp ritus impuros. 8. Les mandó que, fuera de un sólo bastón, nada tomaran para el camino: ni pan, ni alforja, ni moneda de cobre en el cinturón, 9. sino: "Id calzados con sandalias, pero no os pongáis dos túnicas". 10. También les advert a: "Cuando hayáis entrado en una casa, seguid alojados en ella hasta que tengáis que partir de all. 11. Y si algún lugar no os recibe, ni quieren escucharos, retiraos de all y sacudid el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos". 12. Partieron, pues, a predicar para que se convirtieran. 13. Expulsaron muchos demonios, ungieron con aceite a muchos enfermos y hac an curaciones. Muerte de Juan el Bautista14. Oyó hablar el rey Herodes de Jesús, pues su nombre se hab a hecho célebre, y se dec a: "Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos; por eso acontecen en él esos milagros". 15. Pero otros dec an: "Es El as". Otros, en cambio: "Es un profeta, como uno de los demás profetas". 16. Cuando esto llegó a o dos de Herodes, dec a: "Éste es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado". 17. Efectivamente, el propio Herodes hab a mandado arrestar a Juan y lo hab a encadenado en la cárcel, por causa de Herod as, mujer de su hermano Filipo, con la cual se hab a casado. 18. Pues Juan le dec a a Herodes: "No te es l cito tener la mujer de tu hermano". 19. Por ello Herod as lo odiaba y quer a matarlo, pero no pod a, 20. porque Herodes sent a respeto por Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y procuraba resguardarlo; cuando lo o a, quedaba muy perplejo, aunque lo escuchaba con gusto. 21. Pero llegó el momento oportuno cuando Herodes, en su cumplea os, dio un banquete a los grandes de su corte, a los jefes militares y a los principales personajes de Galilea. 22. Entró la hija de la tal Herod as, se puso a bailar y agradó a Herodes y a los comensales. Entonces el rey dijo a la muchacha: "P deme lo que quieras, que te lo daré". 23. Y le a adió bajo juramento: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". 24. Salió ella y preguntó a su madre: "¿Qué pido?". Ella contestó: "La cabeza de Juan el Bautista". 25. En seguida entró la muchacha a toda prisa ante el rey y le hizo esta petición: "Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista". 26. El rey se puso muy triste; pero, por los juramentos y los comensales, no se atrevió a faltarle a su palabra. 27. Inmediatamente mandó a un guardia con la orden de traer la cabeza de Juan. El guardia fue, lo decapitó en la cárcel, 28. trajo la cabeza en una bandeja y se la dio a la muchacha; y la muchacha, se la entregó a su madre. 29. Cuando los disc pulos de Juan lo supieron fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro. Alimentación de los cinco mil30. Volvieron a reunirse los apóstoles en torno a Jesús, y le refirieron todo lo que hab an hecho y ense ado. 31. Él les dice: "Venid también vosotros aparte, a un lugar apartado, y descansad un poco". Pues eran tantos los que iban y ven an, que ni para comer ten an tiempo. 32. Se fueron, pues, a solas, en la barca a un lugar apartado. 33. Pero muchos los vieron partir y se dieron cuenta del rumbo; entonces, acudieron allá, por tierra, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. 34. Al desembarcar y ver Jesús a tanta gente, sintió compasión por ellos, pues andaban como ovejas sin pastor; y se puso a instruirlos largamente. 35. Pero, haciéndose ya muy tarde, se le acercan sus disc pulos y le dicen: "Esto es un despoblado y la hora es ya muy avanzada. 36. Desp delos, para que vayan a los caser os y aldeas del contorno a comprarse algo que comer". 37. Pero él les respondió: "Dadles vosotros de comer". Ellos le replican: "¿Pero vamos a ir nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?". 38. Él les pregunta: "¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo". Y después de averiguarlo, le dicen: "Cinco, y dos peces". 39. Entonces les mandó que hicieran sentarse a todos por grupos sobre la hierba verde. 40. Y se sentaron por grupos de cien en cien y de cincuenta en cincuenta. 41. Y tomando los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, dijo la bendición, partió los panes y se los iba dando a los disc pulos, para que los sirvieran a la multitud: igualmente dio a repartir los dos peces entre todos. 42. Todos comieron hasta quedar saciados. 43. Y recogieron doce canastos llenos con las sobras de los panes y de los peces. 44. Los que comieron de los panes eran cinco mil hombres. Jesús anda sobre el mar45. Inmediatamente mandó a sus disc pulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, hacia Betsaida, mientras que él desped a al pueblo. 46. Después de despedirse de ellos, se retiró al monte para orar. 47. Ya anochecido, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra. 48. Y al verlos remar muy fatigados, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche, viene hacia ellos caminando sobre el mar; e hizo ademán de pasar adelante. 49. Ellos, al verlo caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar; 50. pues todos lo hab an visto y se sobresaltaron. Pero él habló en seguida con ellos diciéndoles: "¡Ánimo! Soy yo. No tengáis miedo". 51. Subió entonces con ellos a la barca, y el viento amainó. Pero ellos se quedaron más asombrados aún; 52. pues ten an la mente obtusa y no hab an comprendido el milagro de los panes. Jesús sana a los enfermos en Genesaret53. Terminada la traves a, arribaron a la costa de Genesaret y atracaron. 54. Apenas salieron ellos de la barca, la gente, que lo reconoció en seguida, 55. recorrió toda aquella región y se pusieron a traerle los enfermos en sus camillas all donde o an que se encontraba. 56. Y adondequiera que llegaba, aldeas o ciudades o caser os, colocaban a los enfermos en las plazas, y le rogaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto; y cuantos lograban tocarlo, todos sanaban. |