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    Nehemías 5 - Biblia Castilian 2003

    Abolición de la usura

    1. Hubo por entonces un gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos los jud os.

    2. Y hab a quienes dec an: "Nuestros hijos, nuestras hijas y nosotros mismos somos muchos. Necesitamos obtener trigo con que comer y vivir".

    3. Otros dec an: "Hemos empe ado nuestros campos, nuestras vi as y nuestras propias casas para adquirir trigo y satisfacer el hambre".

    4. Y otros a ad an: "Hemos tomado dinero prestado a cuenta de nuestros campos y de nuestras vi as para pagar el tributo al rey.

    5. Y a pesar de tener la misma carne que nuestros hermanos, y de que nuestros hijos valgan tanto como los de ellos, sin embargo tenemos que vender como esclavos a nuestros hijos y a nuestras hijas. ¡Incluso algunas de nuestras hijas ya son esclavas! Y nada podemos hacer nosotros, porque nuestros campos y vi as pertenecen a otros".

    6. Me irrité sobremanera al o r su clamor y sus quejas.

    7. Y después de reflexionar en mi interior, decid reprender a los principales y a los consejeros, y les dije: "¡Conque prestáis a nuestros hermanos con usura!". Convoqué, pues, contra ellos una gran asamblea,

    8. y les dije: "Nosotros hemos rescatado, en la medida de nuestras posibilidades, a nuestros hermanos jud os vendidos a los gentiles. Y ahora vosotros, ¿vais a vender a vuestros hermanos, para que nos los vendan a su vez?". Ellos se callaron, porque no hallaron manera de excusarse.

    9. Y a ad: "No está bien lo que hacéis. ¿No deber ais caminar en el temor de nuestro Dios, para evitar los insultos de nuestros enemigos los gentiles?

    10. También yo, mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y trigo. ¡Vamos a condonarles estas deudas!

    11. Devolvedles hoy mismo sus campos, sus vi as, sus olivares y sus casas, y el uno por ciento del dinero, del trigo, del mosto y del aceite que les habéis prestado".

    12. Ellos dijeron: "Se lo devolveremos sin exigirles nada; haremos como tú dices". Llamé luego a los sacerdotes y les hice jurar que obrar an conforme a esta promesa.

    13. Y además sacud mi manto y dije: "¡As sacuda Dios de su casa y de su hacienda a todo el que no cumpla esta promesa, y as sea él sacudido y quede sin nada!". Toda la asamblea respondió: "¡Amén!". Y alabaron a Yahveh. El pueblo cumplió esta promesa.

    14. Desde el d a en que el rey me nombró gobernador del pa s de Judá, desde el a o veinte hasta el treinta y dos del rey Artajerjes, durante doce a os, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador.

    15. En cambio, los gobernadores que me hab an precedido hab an gravado al pueblo: además de quitarles pan y vino, les exig an cuarenta siclos de plata. También sus criados oprim an al pueblo. Pero yo no proced as, por temor de Dios.

    16. Antes bien, trabajé en la restauración de las murallas y no compré campo alguno; y todos mis criados estaban all colaborando en la obra.

    17. Los jud os y los consejeros que se sentaban a mi mesa eran ciento cincuenta, además de los que ven an a nosotros de los pa ses cercanos.

    18. Lo que se preparaba cada d a - un toro, seis corderos escogidos y aves - era a mi costa. Y cada diez d as, odres de vino en abundancia. Y con todo esto, nunca reclamé el pan del gobernador, porque el trabajo era muy duro para el pueblo.

    19. ¡Acuérdate para mi bien, oh Dios m o, de todo lo que hice por este pueblo!