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miércoles, julio 17, 2024
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    Marcos 5 - Scio de San Miguel (Solo los Evangelios)

    El endemoniado gadareno

    1. Y pasaron a la otra orilla de la mar al territorio de los Gerasenos(a)

    2. Y al salir Jesús de la barca, vino luego a él de los sepulcros un hombre con un espíritu inmundo(b),

    3. El cual tenía en los sepulcros su domicilio, y ni aun con cadenas le podía alguno atar(c),

    4. Porque habiéndole atado muchas veces con grillos y con cadenas, había roto las cadenas, y despedazado los grillos, y nadie le podía domar.

    5. Y de día y de noche estaba continuamente en los sepulcros y en los montes, dando gritos, e hiriéndose con piedras.

    6. Y cuando vio a Jesús de lejos, fue corriendo, y le adoró;

    7. Y clamando a voz en grito, dijo: "¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? te conjuro por Dios, que no me atormentes".

    8. Porque le decía:(d) "Sal del hombre, espíritu inmundo".

    9. Y le preguntaba: "¿Cuál es tu nombre?" Y le dice(e): "Legión es mi nombre, porque muchos somos".

    10. Y le rogaba mucho, que no le echase fuera de aquella tierra(f).

    11. Había en aquel lugar paciendo alrededor del monte una grande piara de puercos;

    12. Y le rogaban los espíritus, diciendo: "Envíanos a los puercos, para que entremos en ellos".

    13. Y Jesús al punto se lo otorgó. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los puercos; y la piara se precipitó con grande ímpetu en la mar como hasta dos mil(g), y se ahogaron en la mar.

    14. Y los que los apacentaban huyeron, y lo contaron en la ciudad, y en los campos; y salieron a ver lo que había sucedido.

    15. Y vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, sentado, vestido, y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.

    16. Y los que lo habían visto, les contaron todo el hecho como había acontecido(h) al endemoniado, y lo de los puercos.

    17. Y comenzaron a rogarle, que se retirase de los términos de ellos(i).

    18. Y cuando entró Jesús en el barco, comenzó a rogarle el que había sido maltratado del demonio, que le dejase estar con él(j).

    19. Mas no se lo concedió, sino que le dijo: "Vete a tu casa a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas te ha hecho el Señor, y la misericordia que contigo ha usado".

    20. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis(k) cuán grandes cosas le había hecho Jesús; y se maravillaban todos.

    La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

    21. Y habiendo pasado otra vez Jesús en un barco a la otra orilla, se allegó alrededor de él(l) una grande multitud de pueblo; y estaba cerca del mar.

    22. Y vino uno de los príncipes de la sinagoga(m) nombrado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies,

    23. Y le rogaba mucho, diciendo: "Mi hija está en los últimos(n); ven a poner sobre ella la mano, para que sea salva, y viva".

    24. Y se fue con él. Y le seguía mucha gente, y le apretaban.

    25. Y una mujer, que padecía un flujo de sangre(o) doce años había,

    26. Y que había pasado muchos trabajos en manos de muchos médicos, y gastado(p) todo lo que tenía, sin haber adelantado nada, antes empeoraba más;

    27. Cuando oyó hablar de Jesús, llegó por detrás entre la confusión de la gente, y tocó(q) su vestidura.

    28. Porque decía: "Tan solamente con tocar su vestidura, seré sana".

    29. Y en el mismo instante cesó su flujo de sangre; y sintió en su cuerpo, que estaba sana de aquel azote(r).

    30. Mas Jesús conociendo luego en sí mismo la virtud, que de él había salido, volviéndose hacia la gente, dijo: "¿Quién ha tocado mi vestidura?"

    31. Y sus discípulos le decían: "Ves la gente que te está apretando, y dices: ‘¿Quién me ha tocado(s)?’"

    32. Y miraba alrededor por ver a la que esto había hecho.

    33. Entonces la mujer medrosa y temblando, sabiendo lo que le había acaecido(t), llegó y se postró ante él, y le dijo toda la verdad.

    34. Y él le dijo: "Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz, y queda libre de tu azote"(u).

    35. Cuando aún estaba él hablando, llegaron de casa del príncipe de la sinagoga, y le dijeron: "Tu hija es muerta; ¿para qué fatigas más al Maestro?"

    36. Mas Jesús, cuando oyó lo que decían, dijo al príncipe de la sinagoga: "No temas; cree solamente".

    37. Y no dejó ir consigo a ninguno, sino a Pedro, y a Santiago, y a Juan hermano de Santiago.

    38. Y llegan a la casa del príncipe de la sinagoga, y ve el ruido, y a los que lloraban, y daban grandes alaridos.

    39. Y habiendo entrado, les dijo: "¿Por qué hacéis este ruido(v), y estáis llorando? la muchacha no es muerta; sino que duerme".

    40. Y se mofaban. Pero él, echándolos a todos fuera, toma consigo al padre y a la madre de la muchacha, y a los que con él estaban, y entra donde la muchacha yacía.

    41. Y tomando la mano de la muchacha, le dijo: "Talitha, cumi"(w), que quiere decir: "Muchacha (a ti te digo), levántate".

    42. Y se levantó luego la muchacha, y echó a andar; y tenía doce años. Y quedaron atónitos de un grande espanto.

    43. Y él mandó con mucha eficacia(x), que nadie lo supiese; y dijo le dieran de comer a ella(y).