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sábado, agosto 17, 2024
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    Lucas 12 - Nacar-Colunga

    La levadura de los fariseos

    1. Entre tanto, se fue juntando la muchedumbre por millares, hasta el punto de pisarse unos a otros, y comenzó El a decir a sus discípulos: Ante todo guardaos del fermento de los fariseos, que es la hipocresía,

    2. pues nada hay oculto que no haya de descubrirse, y nada escondido que no llegue a saberse.

    3. Por esto, todo lo que decís en las tinieblas será oído en la luz, y lo que habláis al oido en vuestros aposentos será pregonado desde los terrados.

    A quién se debe temer

    4. A Vosotros, mis amigos, os digo: No temáis a los que matan el cuerpo y después de esto no tienen ya más que hacer.

    5. Yo os mostrare a quién habéis de temer; temed al que, después de haber dado la muerte, tiene poder para echar en la gehenna. Sí, yo os digo que temáis a ése."

    6. ¿No se venden cinco pájaros por dos ases? Y sin embargo, ni uno de ellos está en olvido ante Dios.

    7. Aun hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados todos. No temáis; vosotros valéis más que muchos pájaros."

    El que me confesare delante de los hombres

    8. Yo os digo: A quien me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios.

    9. El que me negare delante de los hombres, será negado ante los ángeles de Dios.

    10. A quien dijere una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado."

    11. Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o qué habéis de responder o decir,

    12. porque el Espíritu Santo os enseñará en aquella hora lo que habéis de decir.

    El rico insensato1

    13. Díjole uno de la muchedumbre: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.

    14. El le respondió: Pero, hombre, ¿quién me ha constituido juez o partidor entre vosotros?

    15. Les dijo: Mirad de guardaros de toda avaricia, porque, aunque se tenga mucho, no está la vida en la hacienda.

    16. Y les dijo una parábola: Había un hombre rico, cuyas tierras le dieron gran cosecha.

    17. Comenzó él a pensar dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, pues no tengo donde encerrar mi cosecha?

    18. Y dijo: Ya sé lo que voy a hacer: demoleré mis graneros y los haré más grandes, y almacenaré en ellos todo mi grano y mis bienes,

    19. y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes almacenados para muchos años; descansa, come, regálate."

    20. Pero Dios le dijo: Insensato, esta misma noche te pedirán el alma, y lo que has acumulado, ¿para quién será?

    21. Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios.

    El afán y la ansiedad

    22. Dijo a sus discípulos: Por esto os digo: No os preocupéis de vuestra vida, por lo que comeréis; ni de vuestro cuerpo, por lo que vestiréis,"

    23. porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido.

    24. Mirad a los cuervos, que ni hacen sementera ni cosecha, que no tienen ni despensa ni granero, y Dios los alimenta: ¡cuánto más valéis vosotros que un ave!

    25. ¿Quién de vosotros, a fuerza de cavilar, puede añadir un codo a su estatura?

    26. Si, pues, no podéis ni lo menos, ¿por qué preocuparos de lo más?

    27. Mirad los lirios cómo crecen; ni trabajan ni hilan, y yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos."

    28. Si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, así la viste Dios, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?

    29. No andéis buscando qué comeréis y qué beberéis, y no andéis ansiosos,

    30. porque todas estas cosas las buscan las gentes del mundo, pero vuestro Padre sabe que tenéis de ellas necesidad.

    31. Vosotros buscad su Reino, y todo eso se os dará por añadidura.

    Tesoro en el cielo

    32. No temas, rebañito mío, porque vuestro Padre se ha complacido en daros el Reino.

    33. Vended vuestros bienes y dadlos en limosna; haceos bolsas que no se gastan, un tesoro inagotable en los cielos, adonde ni el ladrón llega ni la polilla roe;"

    34. porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.

    El siervo vigilante

    35. Tened ceñidos vuestros lomos y encendidas las lámparas,

    36. y sed como hombres que esperan a su amo de vuelta de las bodas, para que, al llegar él y llamar, al instante le abran.

    37. Dichosos los siervos aquellos a quienes el amo hallare en vela; en verdad os digo que se ceñirá, y los sentará a la mesa, y se prestará a servirles."

    38. Ya llegue a la segunda vigilia, ya a la tercera, si los encontrare así, dichosos ellos.

    39. Vosotros sabéis bien que, si el amo de casa conociera a qué hora habría de venir el ladrón, velaría y no dejaría horadar su casa.

    40. Estad, pues, prontos, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre.

    El siervo infiel

    41. Dijo Pedro: Señor, ¿es a nosotros a quienes dices esta parábola o a todos?

    42. El Señor contestó: ¿Quién es, pues, el administrador fiel, prudente, a quien pondrá el amo sobre su servidumbre para distribuirle la ración de trigo a su tiempo?

    43. Dichoso ese siervo a quien el amo, al llegar, le hallare haciendo así.

    44. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes.

    45. Pero si ese siervo dijese en su corazón: Mi amo tarda en venir, y comenzase a golpear a siervos y siervas, a comer, y beber, y embriagarse,

    46. llegará el amo de ese siervo el día que menos lo espere y a la hora que no sabe, y le mandará azotar y le pondrá entre los infieles.

    47. Ese siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no se preparó ni hizo conforme a ella, recibirá muchos azotes.

    48. El que, no conociéndola, hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos. A quien mucho se le da, mucho se le reclamará, y a quien mucho se le ha entregado, mucho se le pedirá.

    Jesús, causa de división

    49. Yo he venido a echar fuego en la tierra, ¿y qué he de querer sino que se encienda?

    50. Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me siento constreñido hasta que se cumpla!

    51. ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Os digo que no, sino la disensión.

    52. Porque en adelante estarán en una casa cinco divididos, tres contra dos y dos contra tres;"

    53. se dividirán el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre, y la madre contra la hija, y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera, y la nuera contra la suegra.

    ¿Cómo no reconocéis este tiempo?

    54. A la muchedumbre le decía también: Cuando veis levantarse una nube por el poniente, al instante decís: Va a llover. Y así es.

    55. Cuando sentís soplar el viento sur, decís: Va a hacer calor. Y así sucede.

    56. Hipócritas, sabéis juzgar del aspecto de la tierra y del cielo; pues ¿cómo no juzgáis del tiempo presente?"

    Arréglate con tu adversario

    57. ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

    58. Cuando vayas, pues, con tu adversario al magistrado, procura en el camino desembarazarte de él, no sea que te entregue al juez, y el juez te ponga en manos del alguacil, y el alguacil te arroje en la cárcel.

    59. Te digo que no saldrás hasta que hayas pagado el último ochavo.