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sábado, agosto 17, 2024
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    1 Corintios 7 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    Problemas del matrimonio

    1. Veamos ya lo que me preguntabais por escrito. Es indudablemente cosa de alabar el que el hombre renuncie al matrimonio.

    2. Ante el peligro de la lujuria, sin embargo, que cada uno tenga su mujer, y cada mujer su marido.

    3. El marido debe cumplir su obligación conyugal con la mujer, y lo mismo la mujer con el marido.

    4. Porque la mujer ya no es dueña de su propio cuerpo; lo es el marido. Como tampoco el marido es dueño de su cuerpo; lo es la mujer.

    5. No pongáis dificultades a vuestra mutua entrega, a no ser de común acuerdo y por cierto tiempo con el fin de dedicaros más intensamente a la oración. Pero luego debéis volver a la vida normal de matrimonio, no sea que, incapaces de guardar continencia, os arrastre Satanás al pecado.

    6. Esto os lo digo más en plan de concesión que de mandato.

    7. Bien quisiera yo que todos los hombres imitasen mi ejemplo; pero cada uno ha recibido de Dios su propio don: unos de un modo y otros de otro.

    8. Excelente cosa es - a los solteros y a las viudas se lo digo - que se mantengan como yo.

    9. Pero, si son incapaces de dominarse, que se casen. Mejor es casarse que dejarse abrasar por la pasión.

    10. Para los casados hay una orden del Señor, no mía, que manda que la mujer no se separe del marido.

    11. Si hubiese de separarse, que permanezca sin casarse o se reconcilie con su marido. Y que el marido tampoco se divorcie de su mujer.

    12. En otros casos valga esto como palabra mía, no del Señor: si un cristiano está casado con una mujer que no es cristiana, pero acepta seguir viviendo con él, no se divorcie de ella.

    13. De igual modo, si una mujer está casada con un hombre que no es cristiano, pero acepta vivir con ella, no se divorcie de él.

    14. La razón es que, tanto el marido como la mujer que no son cristianos, quedan consagrados a Dios por sus respectivos cónyuges cristianos. Y de este modo vuestros hijos pertenecerán al pueblo de Dios, mientras que, en caso contrario, quedarían fuera.

    15. Ahora bien, si la parte no cristiana quiere separarse, que lo haga. En este caso, el hermano o la hermana cristianos quedan libres, ya que si Dios nos ha llamado es para que vivamos en paz.

    16. Porque ¿estás tú segura, mujer, de que conseguirías salvar a tu marido? Y tú, marido, ¿estás seguro de que salvarías a tu mujer?

    17. Fuera de este caso, que cada uno se mantenga en la situación que el Señor le asignó, en el estado en que se encontraba cuando Dios le llamó a la fe. Es la norma que doy en todas las iglesias.

    18. ¿Que uno ha recibido la llamada de Dios estando circuncidado? No tiene por qué ocultarlo. ¿Que la ha recibido sin estar circuncidado? No tiene por qué circuncidarse.

    19. ¡Qué más da estar o no estar circuncidado! Lo que importa es cumplir los mandamientos de Dios.

    20. Permanezca, pues, cada uno en el estado de vida en que estaba cuando Dios le llamó.

    21. ¿Eras esclavo cuando recibiste la llamada? No te importe; incluso, aunque pudieras recobrar la libertad, harías bien en sacar partido de tu situación.

    22. Porque la llamada de Dios convierte en libre al que era esclavo, y en esclavo de Cristo al que era libre.

    23. No habéis sido comprados de balde; ¿vais ahora a haceros esclavos de criterios humanos?

    24. Que cada cual, hermanos, permanezca ante Dios en el estado que tenía cuando fue llamado a la fe.

    25. En cuanto a las personas solteras, no he recibido ninguna norma del Señor. Os ofrezco, sin embargo, el consejo de quien, por la misericordia de Dios, es digno de crédito.

    26. Sigo pensando que, dada la difícil situación en que vivimos, lo mejor es que el hombre permanezca como está.

    27. ¿Estás casado? No intentes separarte. ¿Eres soltero? No busques mujer.

    28. Pero no haces nada malo si te casas; como tampoco hace mal una soltera si se casa. Sólo que yo quisiera ahorrar a todos éstos las dificultades que les aguardan en la vida.

    29. Os prevengo además, hermanos, que el tiempo se acaba. En lo que resta, los que están casados vivan como si no lo estuvieran;

    30. los que lloran, como si no lloraran; los que gozan, como si no gozaran; los que compran, como si no fuera suyo lo comprado;

    31. los que disfrutan de los bienes de este mundo, como si no lo disfrutaran . Porque todo el montaje de este mundo está en trance de acabar.

    32. Quisiera también ahorraros preocupaciones. El soltero está en situación de preocuparse por las cosas del Señor, buscando en todo la forma de agradarle.

    33. En cambio, el casado ha de preocuparse de los asuntos del mundo y de cómo agradar a su mujer,

    34. teniendo así dividido el corazón. Igualmente, la mujer sin marido y la mujer soltera están en situación de preocuparse por las cosas del Señor, dedicándose a él en su cuerpo y alma. La mujer casada, por su parte, se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su marido.

    35. Si os digo estas cosas, es por vuestro bien. ¡Lejos de mí pretender tenderos lazo alguno! Sólo quiero mostraros algo que es noble y que os unirá sin reservas al Señor.

    36. Es posible que alguno, debido al ardor desbordante de su edad, piense que está propasándose con su novia y que conviene actuar en consecuencia. Que se casen, si es lo que desea; ningún pecado hay en ello.

    37. Pero si otro, sintiéndose firme en su interior, sin presión alguna que le fuerce y en pleno uso de su libertad, toma resolución de no casarse con su novia, hace muy bien.

    38. En resumen, el que se casa con su novia, hace bien, y el que no se casa, hace todavía mejor.

    39. Durante la vida de su marido, la mujer está ligada a él; pero si el marido muere, la mujer queda libre para casarse con quien le plazca, siempre que se trate de un matrimonio cristiano.

    40. Sin embargo, será más feliz si permanece como está. Esta es mi opinión, y también yo creo estar asistido por el Espíritu de Dios.