32.6 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    2 Corintios 5 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    1. Sabemos además que, aunque se desmorone este cuerpo que nos sirve de morada terrestre, Dios nos tiene preparada en el cielo una morada eterna, no construida por manos humanas.

    2. Y suspiramos anhelando ser sobrevestidos de esa nuestra morada celestial,

    3. supuesto que en tal momento estemos aún vivos y no muertos.

    4. En verdad, a los que vivimos en esta morada corporal nos abruma la aflicción, pues no queremos quedar desnudos, sino ser sobrevestidos de modo que lo mortal sea absorbido por la vida.

    5. Ese es el destino que Dios nos ha asignado, y en prenda de ese futuro nos ha dado el Espíritu.

    6. Así que en todo momento estamos llenos de confianza. Sabemos que, mientras el cuerpo sea nuestra morada, nos hallamos lejos del Señor

    7. y caminamos guiados por la fe y no por lo que vemos.

    8. Rebosamos confianza a pesar de todo, y preferiríamos abandonar el cuerpo para ir a vivir junto al Señor.

    9. Sea como sea, tanto si estamos en este cuerpo como fuera de él, agradar al Señor es lo que queremos.

    10. Porque todos nosotros tenemos que presentarnos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba el premio o el castigo que le corresponde por lo que hizo durante su vida mortal.

    El ministerio de la reconciliación

    11. Conscientes del respeto que merece el Señor, nos esforzamos en convencer a los hombres. Confío en que lo mismo que nuestra vida no tiene secretos para Dios, tampoco hay que tenerlos para vosotros.

    12. Y no es que otra vez estemos haciéndonos la propaganda ante vosotros; tan sólo queremos brindaros la ocasión de presumir de nosotros. De ese modo podréis responder a los que presumen sólo de apariencias y no de realidades .

    13. Pues si en un momento dimos la impresión de excedernos, por Dios lo hicimos; y si ahora parecemos más serenos, por vosotros lo hacemos.

    14. Es el amor de Cristo el que nos apremia, al pensar que, si uno murió por todos, todos murieron con él.

    15. Y Cristo murió por todos, para que quienes viven, ya no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

    16. Así que actualmente a nadie valoramos con criterios humanos. Y si en algún tiempo nos hicimos una idea puramente humana de Cristo, ahora ya no.

    17. El cristiano es un hombre nuevo; lo viejo ha pasado, y una nueva realidad está presente.

    18. Todo se lo debemos a Dios, que ha hecho la paz con nosotros por medio de Cristo y que nos ha confiado la tarea de llevar esta paz a los demás.

    19. Porque, efectivamente, sin tomar en cuenta los pecados de los hombres, Dios hizo la paz con el mundo por medio de Cristo, y a nosotros nos ha confiado este mensaje de paz.

    20. Somos, pues, embajadores de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara sirviéndose de nosotros. En nombre de Cristo, os pedimos que hagáis la paz con Dios.

    21. Cristo fue del todo inocente; más, por nosotros, Dios le trató como al propio pecado, para que por medio de él experimentemos nosotros la fuerza salvadora de Dios.