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sábado, agosto 17, 2024
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    Lucas 5 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    La pesca milagrosa

    1. En cierta ocasión, cuando la muchedumbre se agolpaba sobre él y escuchaba la palabra de Dios, él estaba de pie junto al lago de Genesaret.

    2. Y vio dos barcas atracadas al borde del lago, pero los pescadores habían salido de ellas y estaban lavando sus redes.

    3. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le pidió que se apartara un poco de la tierra. Entonces se sentó, y desde la barca se puso a enseñar a las muchedumbres.

    4. Cuando cesó de hablar, dijo a Simón: “Rema hasta donde está profundo, y echen sus redes para la pesca”.

    5. Pero respondiendo Simón, dijo: “Instructor, toda la noche nos afanamos y no sacamos nada, pero porque tú lo dices bajaré las redes”.

    6. Pues bien, cuando hicieron esto, encerraron una gran multitud de peces. En realidad, se les rompían las redes.

    7. De modo que hicieron señas a sus socios [que estaban] en la otra barca para que vinieran y les prestaran ayuda; y ellos vinieron, y llenaron ambas barcas, de manera que estas se hundían.

    8. Viendo esto, Simón Pedro cayó a las rodillas de Jesús, y dijo: “Apártate de mí, porque soy varón pecador, Señor”.

    9. Pues, ante la redada de peces que habían pescado, quedaron pasmados él y todos los que con él estaban,

    10. y así mismo Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran partícipes con Simón. Pero Jesús dijo a Simón: “Deja de tener miedo. De ahora en adelante estarás pescando vivos a hombres”.

    11. De modo que volvieron a traer las barcas a tierra, y abandonaron todo y le siguieron.

    Jesús sana a un leproso

    12. En otra ocasión, mientras él estaba en una de las ciudades, ¡mira!, ¡un varón lleno de lepra! Cuando alcanzó a ver a Jesús, este cayó sobre su rostro y le rogó, diciendo: “Señor, si tan solo quieres, puedes limpiarme”.

    13. Entonces, extendiendo la mano, él lo tocó, y dijo: “Quiero. Sé limpio”. Y al instante desapareció de aquel la lepra.

    14. Y él dio al hombre órdenes de no decirlo a nadie: “Mas vete y muéstrate al sacerdote, y haz una ofrenda relacionada con tu limpieza, así como prescribió Moisés, para testimonio a ellos”.

    15. Pero su fama se extendía cada vez más, y se juntaban grandes muchedumbres para escucharle y para ser curados de sus enfermedades.

    16. Sin embargo, él continuaba en retiro en los desiertos áridos, y orando.

    Jesús sana a un paralítico

    17. En el transcurso de uno de los días, estaba enseñando, y estaban sentados allí fariseos y maestros de la ley que habían venido de toda aldea de Galilea y de Judea y de Jerusalén; y el poder de Jehová estaba allí para que él hiciera curaciones.

    18. Y, ¡mira!, unos varones que llevaban en una cama a un hombre paralítico, y buscaban la manera de introducirlo y ponerlo delante de él.

    19. Por eso, al no hallar la manera de introducirlo a causa de la muchedumbre, subieron al techo, y por las tejas lo bajaron con la camita en medio de los que estaban enfrente de Jesús.

    20. Y cuando él vio la fe de ellos, dijo: “Hombre, tus pecados te son perdonados”.

    21. Por lo tanto, los escribas y los fariseos comenzaron a razonar, diciendo: “¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino Dios solo?”.

    22. Pero Jesús, discerniendo lo que razonaban, les dijo en respuesta: “¿Qué razonan en sus corazones?

    23. ¿Qué es más fácil?, ¿decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’?

    24. Pero para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados... —dijo al paralítico—: Te digo: Levántate y toma tu camita y ponte en camino a tu casa”.

    25. Y al instante este se levantó delante de ellos, tomó aquello en que antes se había acostado, y se fue a su casa, glorificando a Dios.

    26. Entonces un éxtasis se apoderó de todos sin excepción, y se pusieron a glorificar a Dios, y se llenaron de temor, y decían: “¡Cosas extrañas hemos visto hoy!”.

    Llamamiento de Leví

    27. Ahora bien, después de estas cosas él salió y vio a un recaudador de impuestos de nombre Leví sentado en la oficina de los impuestos, y le dijo: “Sé mi seguidor”.

    28. Y dejándolo todo atrás, él se levantó y se puso a seguirlo.

    29. También, Leví le hizo un gran banquete de recepción en su casa; y había una gran muchedumbre de recaudadores de impuestos y otros que estaban con ellos reclinados a la mesa.

    30. Por esto los fariseos y sus escribas se pusieron a murmurar, y decían a los discípulos de él: “¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?”.

    31. Respondiendo, Jesús les dijo: “Los que están sanos no necesitan médico, pero los que se hallan mal sí.

    32. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores a arrepentimiento”.

    La pregunta sobre el ayuno

    33. Ellos le dijeron: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente, y hacen ruegos, y así mismo los de los fariseos; pero los tuyos comen y beben”.

    34. Jesús les dijo: “Ustedes no pueden hacer ayunar a los amigos del novio mientras el novio está con ellos, ¿verdad?

    35. Sin embargo, vendrán días en que el novio sí les será quitado; entonces ayunarán en aquellos días”.

    36. Además, siguiendo, les dio una ilustración: “Nadie corta un remiendo de una nueva prenda de vestir exterior y lo cose en una vieja prenda de vestir exterior; pero si lo hace, entonces el remiendo nuevo se arranca, y, además, el remiendo de la prenda nueva no hace juego con la vieja.

    37. Por otra parte, nadie pone vino nuevo en odres viejos; pero si lo hace, entonces el vino nuevo revienta los odres, y se vierte, y los odres se echan a perder.

    38. Pero el vino nuevo tiene que ponerse en odres nuevos.

    39. Nadie que haya bebido vino añejo quiere el nuevo; porque dice: ‘El añejo es exquisito’”.