Hebreos 6 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

1. Por tanto, dejando la primera enseñanza del Cristo, elevémonos a la perfección, sin echar de nuevo los fundamentos: arrepentimiento de obras muertas, fe en Dios,

2. doctrina de abluciones, imposición de manos, resurrección de muertos y juicio eterno.

3. Y esto haremos si Dios lo permitiere.

4. Porque es imposible que a los que fueron una vez alumbrados, y gustaron el don celestial y fueron hechos partícipes del espíritu santo

5. y gustaron de la buena palabra de Dios y las fuerzas del siglo venidero

6. y que cayeron, otra vez renovarlos a conversión, crucificando de nuevo para sí mismos al hijo de Dios y exponiéndole al vituperio.

7. Porque una tierra que embebe lluvia que muchas veces vino sobre ella, y produce planta Útil a aquellos por quienes también es labrada, participa de la bendición de Dios;

8. mas si produce espinos y abrojos es reprobada y cerca de ser maldita, y acaba, por ser quemada.

9. Pero estarnos esperando de vosotros, oh amados, lo mejor y más importante a la salvación, aunque así hablamos.

10. En efecto, no es injusto Dios para olvidarse de vuestra. obra y del amor que mostrasteis para su nombre, habiendo asistido y asistiendo a los santos.

11. Mas deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud para la plenitud de la esperanza hasta el fin,

12. para que no os hagáis perezosos, sino imitadores de los que por fe y perseverancia heredan las promesas.

13. Porque al prometer Dios a Abraham, puesto que por ninguno mayor tenía que jurar, juró por sí mismo

14. diciendo: Por cierto te bendeciré y te multiplicaré,

15. y así perseverando alcanzó la promesa.

16. Los hombres, en efecto, por el mayor juran, y para ellos término de toda contradicción para confirmación es el juramento.

17. Por lo cual queriendo demostrar más expresamente a los herederos de la promesa lo inmutable de su consejo, Dios intervino con juramento

18. para que, por dos actos inmutables en los cuales es imposible que Dios mienta, tengamos fuerte exhortación refugiándonos a asir la esperanza propuesta,

19. la cual tenemos como ancla del alma tan segura como firme, que entra hasta dentro de! velo

20. donde precursor por nosotros entró Jesús, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.