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domingo, agosto 18, 2024
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    Marcos 6 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

    Jesús en Nazaret

    1. Y salió de allí, y vino a su patria, y le seguían sus discípulos,

    2. y llegado un sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga. Y muchos oyéndolo, estaban impresionados, diciendo: ¿De dónde vienen a éste estas cosas? y ¿qué es la sabiduría que le fué dada? que tales obras sobrenaturales se hacen por sus manos.

    3. ¿No es éste el constructor, el hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Juda y de Simón? y ¿no están aquí sus hermanas con nosotros? y se escandalizaban en él.

    4. Decíales Jesús: No hay profeta sin honra, sino en su patria, y entre sus parientes y en su casa (Juan 4:44).

    5. Y no podía hacer allí ningún milagro, sino curar a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos.

    6. Y se asombraba de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.

    Misión de los doce discípulos

    7. Y llama a los doce. Y comenzó a enviarlos de dos en dos, y les daba potestad sobre los espíritus inmundos,

    8. y les instruyó que no llevasen nada para el viaje, sino solamente un bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto,

    9. mas que estén calzados de sandalias y que no vistan dos túnicas.

    10. Y decíales: Donde quiera que entréis en una casa, allí posad hasta que salgáis de allí;

    11. y cuantos no os recibieren, ni os escucharen, marchándoos de allí, sacudid el polvo de debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos.

    12. Y saliendo predicaban que se convirtiesen,

    13. Vá y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban.

    Muerte de Juan el Bautista

    14. Y lo oyó el rey Herodes, porque el nombre de Jesús se hizo notorio, y decía: Juan, el que bautizaba, fué despertado de entre los muertos, y por eso obran en él las fuerzas.

    15. Otros decían Es Elias; otros decían: Es profeta o como uno de los profetas.]

    16. Oyéndolo, Herodes dijo: Juan a quien yo decapité, éste fué despertado de entre los muertos. -

    17. El, Herodes, en efecto, mandó prender a Juan, y le encadenó en la cárcel a causa de Herodías, la mujer de Felipe, su hermano, porque la tomó por mujer.

    18. Juan, pues, decía a Heredes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano.

    19. Pero Herodías le guardaba rencor, y quería matarle, y no podía,

    20. porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le conservaba; y después de oírle hacía muchas cosas, y de buena gana le escuchaba.

    21. Llegado un día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, hizo un banquete a sus grandes y a los tribunos, y a los principales de Galilea,

    22. habiendo entrado la hija misma de Herodías, y danzando y agradando a Herodes y a sus comensales, el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y te lo daré.

    23. Y le juró: Cualquiera cosa que me pidieres, te daré, hasta la mitad de mi reino.

    24. Ella, saliendo, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Ella dijo: La cabeza de Juan, el bautista.

    25. Volviendo en seguida prestamente al rey hizo la petición, diciendo: Quiero ahora mismo que me des en un plato la cabeza de Juan, el bautista.

    26. Y poniéndose muy triste, el rey, por los juramentos y los comensales, no quiso desairarla.

    27. Y en seguida enviando a uno de la guardia, el rey mandó que fuese traída la cabeza de Juan.

    28. El que fué, lo decapitó en !a cárcel, y trajo su cabeza en un plato, y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre.

    29. Oyéndolo, los discípulos de Juan vinieron y llevaron su cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

    Alimentación de los cinco mil

    30. Y se reúnen los apóstoles con Jesús, y le contaron todo cuanto hicieron y cuanto enseñaron,

    31. y les dijo: Venid vosotros aparte, a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que venían e iban, y ni para comer tenían tiempo.

    32. Y se fueron en la barca a un lugar despoblado aparte,

    33. y los vieron irse, y lo supieron muchos, y a pie de todas las ciudades concurrían allí, y se adelantaron a ellos.

    34. Y saliendo Jesús vio mucha gente, y fué conmovido por ellos, porque eran como ovejas que no tienen pastor y comenzó a enseñarles muchas cosas.

    35. Y siendo ya muy avanzada la hora, vinieron a él sus discípulos, diciendo: Desierto es el lugar, y es ya muy tarde;

    36. despídelos para que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor a comprar para sí qué comer.

    37. Y respondióles: Dadles vosotros de comer, y dícenle: ¿Iremos a comprar panes por doscientos denarios y les daremos de comer?

    38. Díceles: ¿Cuántos panes tenéis? Id y ved. Y enterados, dijeron: Cinco y dos peces,

    39. Y les dio orden de que se recostasen todos por grupos, sobre la hierba verde.

    40. Y se recostaron por grupos de ciento y de cincuenta en cincuenta.

    41. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, dio gracias, y partió los panes, y los daba a sus discípulos para que se los pusiesen delante, y repartió los dos peces entre todos.

    42. Y comieron todos y fueron saciados.

    43. Y alzaron doce cestas llenas de pedazos, y de los peces.

    44. Y eran los que comieron los panes cinco mil varones.

    Jesús anda sobre el mar

    45. Y en seguida Jesús obligó a sus discípulos a entrar en la barca y a precederle a la otra orilla, hacia Betsaida, mientras que él despedía la multitud.

    46. Y habiéndose despedido de ellos, se fue al monte a orar.

    47. Y haciéndose tarde, estaba la barca en medio del mar, y él solo en tierra,

    48. viéndolos fatigados en el remar, porque el viento les era contrario, y cerca de la cuarta vigilia de la noche, viene a ellos, andando sobre el mar, y quería pasarlos de largo.

    49. Pero ellos, viéndolo andando sobre el mar, creyeron que era un fantasma, y gritaron,

    50. porque todos le vieron y fueron asustados. Y en seguida habló con ellos y les dijo: ¡Tened ánimo! Yo soy: no temáis.

    51. Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento, y quedaban en sí mismos atónitos en ex tremo y se maravillaban,

    52. pues no habían entendido lo de los panes, porque el corazón de ellos estaba endurecido.

    Jesús sana a los enfermos en Genesaret

    53. Habiendo hecho la travesía, llegaron a la tierra de Genesaret, y desembarcaron.

    54. Y al salir ellos de la barca en seguida reconociendo la gente a Jesús,

    55. recorriendo toda aquella comarca, comenzaron a traerle sobre camillas a los enfermos, adonde oían que él estaba;

    56. y dondequiera que encaminaba, en aldeas o ciudades, o chacras, ponían en las plazas a los enfermos, y le rogaban que tocaran siquiera el fleco de su manto, y cuantos lo tocaban, eran sanados.