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sábado, agosto 17, 2024
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    Mateo 9 - Peshita (Nuevo Testamento)

    Jesús sana a un paralítico

    1. Y abordando la barca, cruzó al otro lado y llegó a su ciudad.

    2. Y le llevaron un paralítico tendido en una camilla. Cuando Jesús vio la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, tus pecados te son perdonados, hijo mío.

    3. Pero algunos de los escribas se decían entre sí: Este blasfema.

    4. Pero conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: ¿Por qué están pensando mal en sus corazones?

    5. Porque, ¿qué es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate y anda"?

    6. Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene en la Tierra autoridad para perdonar los pecados (dijo al paralítico): Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

    7. Entonces él se levantó y se fue a su casa.

    8. Y las multitudes, al ver esto, tuvieron temor, y dieron gloria por haber dador semejante autoridad a los hombres.

    Llamamiento de Mateo

    9. Al marcharse Jesús de allí, vio a un varón llamado Mateo sentado en el lugar de los tributos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, lo siguió.

    10. Y mientras ellos se encontraban sentados a la mesa en la casa, muchos publicanos y pecadores llegaron y se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos.

    11. Entonces los fariseos, al ver esto, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come su maestro con publicanos y con pecadores?

    12. Al escucharr Jesús esto, les dijo: No son los que están sanos quienes necesitan médico, sino los enfermos.

    13. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: "COMPASIÓN QUIERO, NO SACRIFICIO", porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

    La pregunta sobre el ayuno

    14. Entonces se le acercaron los discípulos de Juan, y dijeron: ¿Cómo es que nosotros y los fariseos ayunamos mucho, pero tus discípulos no ayunan?

    15. Entonces Jesús les contestó: ¿Pueden acaso los mejores amigos del novio ayunar entretanto el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán.

    16. Nadie remienda un vestido viejo con una tela nueva, no sea que la tela tire del vestido y se haga más grande la rotura.

    17. Tampoco pone vino nuevo en odres viejos, no sea que se revienten los odres, y el vino se derrame y los odres se echen a perder, sino que el vino nuevo se pone en odres nuevos, y se conservan ambos.

    La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

    18. Mientras Él les hablaba estas cosas, llegó cierto dirigente que, acercándose, se postró ante Él y dijo: Mi hija ha muerto hoy, pero ven e imponle tu mano y ella volverá a vivir.

    19. Entonces Jesús y sus discípulos, levantándose, lo siguieron.

    20. En esto, cierta mujer que había sufrido de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto,

    21. porque decía para sí: "Si tan solo toco su ropa, quedaré sana".

    22. Entonces Jesús, volviéndose y mirándola, le dijo: "Hija mía, ten ánimo, tu fe te ha sanado". Y desde ese momento la mujer quedó sana.

    23. Al llegar Jesús a la casa del dirigente, vio a los flautistas y a la gente en gran bullicio,

    24. y les dijo: Retírense, porque la niña no está muerta, sino que duerme. Pero ellos se burlaban de Él.

    25. Y cuando desalojaron a la gente, Él entró y tomó de la mano a la niña, y ella se incorporó.

    26. Y se divulgó esta noticia por toda aquella región.

    Dos ciegos reciben la vista

    27. Cuando se retiraba Jesús de allí, lo siguieron dos ciegos gritando y diciendo: ¡Hijo de David! ¡Ten misericordia de nosotros!

    28. Después de haber llegado a la casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: ¿Creen que puedo hacer esto? Ellos le contestaron: Sí, Señor nuestro.

    29. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Tal como han creído les sea hecho.

    30. Y les fueron abiertos los ojos al instante, y Jesús les advirtió, diciendo: Miren que nadie lo sepa,

    31. pero ellos salieron y divulgaron su fama por toda aquella región.

    Un mudo habla

    32. Cuando Jesús se retiraba, le trajeron un mudo que tenía un espíritu maligno,

    33. y después de que fue expulsado el espíritu maligno, el que había estado mudo habló. Y las multitudes estaban asombradas, y exclamaban: ¡Jamás se había visto cosa semejante en Israel!

    34. Pero los fariseos decían: Él expulsa a los espíritus malignos por el príncipe de los espíritus malignos.

    La mies es mucha

    35. Y recorriendo Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñaba en sus sinagogas, proclamando el Evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda aflicción.

    36. Al ver Jesús a las multitudes, sintió misericordia por ellas, porque estaban extenuadas y dispersas como ovejas sin pastor.

    37. Entonces dijo a sus discípulos: La cosecha es mucha pero los labradores pocos.

    38. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe labradores a su cosecha.