Hebreos 6 - Nueva Biblia Española (1975)1. Por eso prescindamos ya de los prolegómenos al Mesías y vamos a lo adulto, sin echar más cimientos de conversión de las obras muertas y fe en Dios, 2. de enseñanza sobre abluciones e imposición de manos, resurrección de muertos y juicio final. 3. Esto precisamente vamos a hacer, si Dios lo permite. 4. Pues para los que fueron iluminados una vez, han saboreado el don celeste y participado del Espíritu Santo, 5. han saboreado la palabra favorable de Dios y los dinamismos de la edad futura, 6. si apostatan es imposible otra renovación, volviendo a crucificar, para que se arrepientan ellos, al Hijo de Dios, es decir, exponiéndolo al escarnio. 7. Además, cuando una tierra se embebe de las lluvias frecuentes y produce plantas útiles para los que la labran, está participando de una bendición de Dios; 8. pero si da espinas y cardos", es tierra de desecho a un paso de la maldición, y acabará quemada. 9. Aunque hablamos así, amigos míos, en el caso de ustedes estamos ciertos de lo mejor y de lo conducente a la salvación. 10. Porque Dios no es injusto, para olvidarse de su trabajo ni del amor que le han mostrado prestando servicio a los consagrados como hacen todavía. 11. Desearíamos, sin embargo, que todos mostraran el mismo empeño hasta que esta esperanza sea finalmente realidad, 12. que no sean indolentes, sino que imiten a los que por la fe y la paciencia van heredando las promesas. 13. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, como no tenía a nadie superior a él por quien jurar, juró por si mismo diciendo: 14. "Te bendeciré copiosamente y te multiplicaré sin medida'“. 15. Y así Abrahán, aguardando con paciencia, obtuvo la promesa. 16. Los hombres juran por uno superior a ellos, y el juramento, dando garantías, pone fin a todo litigio; 17. y como Dios quería demostrar perentoriamente a los herederos de la promesa lo irrevocable de su decisión, interpuso un juramento. 18. Así, dos actos irrevocables, en los que es imposible que Dios mienta, nos dan brío y ánimo a nosotros tos que buscamos asilo asiéndonos a la esperanza que tenemos delante; 19. ésta es para nosotros como un ancla de la existencia, sólida y firme, que entra además hasta el otro lado de la cortina, 20. hasta el lugar donde como precursor entró por nosotros Jesús, hecho sumo sacerdote perpetuo en la línea de Melquisedec |