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    Isaías 23 - Nueva Biblia Española (1975)

    Profecía sobre Tiro

    1. Oráculo contra Tiro: Ululen, naves de Tarsis, porque está destruido su puerto. Al volver de Chipre lo descubrieron.

    2. Enmudezcan, habitantes de la costa, mercaderes de Sidón, que cruzan el mar y envían viajantes por el océano.

    3. Sacaba su ganancia del grano de Sijor, de las cosechas del Nilo; llegaste a ser emporio internacional.

    4. Avergüénzate, Sidón, que habla el mar, la fortaleza marina: "No me he retorcido ni he dado a luz, no he criado muchachos ni sacado adelante muchachas".

    5. Cuando los egipcios se enteren, se retorcerán por las noticias de Tiro.

    6. Vuelvan a Tarsis, ululen, habitantes de la costa.

    7. ¿Es ésta su ciudad divertida, de origen remoto, cuyos pies la llevaban a colonias lejanas?

    8. ¿Quién decretó tal cosa contra Tiro, la que regalaba coronas, cuyos comerciantes eran principes y sus mercaderes grandes de la tierra?

    9. El Señor de los ejércitos decretó abatir el orgullo de los príncipes y humillar a los grandes de la tierra.

    10. Vuelve a tu tierra, ciudad de Tarsis, que el puerto no existe ya.

    11. El Señor extendió la mano sobre el mar, hizo estremecerse los reinos; y mandó destruir el puerto de Canaán.

    12. Dijo: "No volverás a divertirte, doncella violentada, capital de Sidón; levántate y cruza hasta Chipre, que tampoco allí tendrás reposo".

    13. Mira el país de los caldeos: erigieron torres y devastaron sus palacios, lo entregaron a las fieras, lo redujeron a escombros.

    14. Ululen, naves de Tarsis, porque está destruido su puerto.

    15. En aquel tiempo, Tiro quedará olvidada setenta años (años dinásticos), y al cabo de setenta años aplicarán a Tiro la copla de la ramera:

    16. "Toma la cítara, recorre la ciudad, ramera olvidada, acompaña con tiento, canta muchas coplas, a ver si se acuerdan de ti".

    17. Al cabo de los setenta años, el Señor se ocupará de Tiro, y ella volverá a su tráfico, fornicando con todos los reinos de la superficie del orbe.

    18. Pero las ganancias de su tráfico serán consagradas al Señor, no serán almacenadas ni atesoradas. Sus ganancias serán para los que habitan ante el Señor, para que coman y se sacien y se vistan con esplendor.