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    Romanos 9 - Nueva Biblia Española (1975)

    La elección de Israel

    1. Como cristiano que soy, digo la verdad, no miento; me lo asegura mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo:

    2. siento una gran pena y un dolor íntimo e incesante,

    3. pues, por el bien de mis hermanos, los de mi raza y sangre, quisiera ser yo mismo un proscrito lejos del Mesías.

    4. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la Ley, el culto y las promesas;

    5. suyos son los Patriarcas, y de ellos en lo humano nació el Mesías, suyo es el Dios Soberano

    6. bendito por siempre. Amén. No es que Dios haya faltado a su palabra, es que no todos los descendientes de Israel son pueblo de Israel,

    7. como tampoco todos los descendientes de Abrahán son hijos de Abrahán; no, por Isaac continuará tu apellido.

    8. Es decir, que no es la generación natural la que hace hijos de Dios, es lo engendrado en virtud de la promesa lo que cuenta como descendencia,

    9. pues aquel dicho contenía una promesa: "Volveré por este tiempo y Sara tendrá ya un hijo”.

    10. Pero hay más: Rebeca concibió dos gemelos de Isaac nuestro antepasado.

    11. Pues bien, para continuar el propósito de Dios de elegir no por las obras, sino porque él llama, antes de que nacieran y pudieran hacer nada bueno ni malo,

    12. se dijo a Rebeca: "El mayor será siervo del menor",

    13. conforme a la otra Escritura: Quise a Jacob más que a Esaú.

    14. ¿Qué se concluye? ¿Que Dios es injusto? ¡De ninguna manera!

    15. De hecho, él le dijo a Moisés: "Tendré misericordia de quien yo quiera y compasión de quien yo quiera".

    16. En consecuencia, la cosa no está en que uno quiera o se afane, sino en que Dios tenga misericordia,

    17. pues se dice al Faraón en la Escritura: "Con este solo fin te he suscitado, para mostrar en ti mi fuerza y que se extienda mi fama por toda la tierra”.

    18. En conclusión: Dios tiene misericordia de quien quiere y deja endurecerse a quien quiere.

    19. Ahora me dirás tú: ¿Y por que todavía se queja? ¿Quién puede resistir a su voluntad?

    20. ¡Vamos, hombre! ¿Quién eres tú para contestarle a Dios? ¿ Va a decirle el barro al que lo modela: por qué me has hecho así?

    21. ¿No tiene el alfarero derecho sobre el barro para hacer del mismo material un objeto de valor y uno ordinario?

    22. ¿ Y si Dios quisiera mostrar su reprobación y manifestar su potencia soportando con mucha paciencia a los que eran objeto de reprobación, ya prontos para destruirlos,

    23. y dar a conocer su inagotable esplendidez con los que eran objeto de misericordia, que él había preparado para la gloria?...

    24. que somos nosotros, llamados además por él no sólo de entre los judíos, sino también de entre los paganos.

    25. Eso es lo que dice en el libro de Oseas: Llamaré pueblo mío al que no es mi pueblo, a la no amada la llamaré amada mía;

    26. y en el mismo sitio donde les dijeron "no son mi pueblo", los llamarán "hijos de Dios”.

    27. Isaías, por su parte, clama a propósito de Israel: Aunque el número de los hijos de Israel fuera como la arena del mar, se salvará sólo el residuo;

    28. porque plenamente y sin tardanza cumplirá el Señor su palabra en la tierra.

    29. Pero también predijo Isaías: "Si e l Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado una semilla, seriamos como Sodoma, nos pareceríamos a Gomorra.'

    La justicia que es por fe

    30. ¿Qué se concluye? Que los paganos, que no tenían por meta una rehabilitación, consiguieron una rehabilitación, la rehabilitación por la fe.

    31. Israel, en cambio, que tenía por meta una Ley rehabilitadora, no llegó a la Ley.

    32. ¿Qué pasó? Que, al no apoyarse en la fe, sino, como ellos sostienen, en las obras, tropezaron con el obstáculo de esa piedra

    33. que menciona la Escritura: Miren, coloco en Sión una piedra de obstáculo, una roca para caerse; pero quien crea en ella no quedará defraudado.'