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miércoles, julio 17, 2024
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    1 Corintios 7 - Serafín de Ausejo 1975

    Problemas del matrimonio

    1. Acerca de lo que me escribisteis, bueno es para el hombre no tocar mujer.

    2. Pero, a causa del peligro de incontinencia, que cada uno tenga su mujer, y cada mujer tenga su propio marido.

    3. El marido pague el débito a la mujer, y lo mismo la mujer al marido.

    4. La mujer no es dueña de su propio cuerpo, sino el marido; lo mismo que el marido no es dueño de su propio cuerpo, sino la mujer.

    5. No os neguéis uno a otro, a no ser de común acuerdo, por algún tiempo, para dedicaros a la oración. Pero volved de nuevo a vivir como antes, no sea que Satanás os tiente por vuestra incontinencia.

    6. Esto lo digo como concesión, no como mandato.

    7. Yo quisiera que todos los hombres fueran como yo. Pero cada uno recibe de Dios su propio don: unos de una manera, y otros de otra.

    8. Digo, pues, a los solteros y a las viudas: bueno es para ellos quedarse como yo.

    9. Pero, si no se contienen, que se casen; es mejor casarse que quemarse.

    10. Respecto de los que ya están casados hay un precepto, no mío, sino del Señor: que la mujer no se separe del marido

    11. -y si se separa, que no vuelva a casarse o que se reconcilie con el marido- y que el marido no se divorcie de su mujer.

    12. A los demás, digo yo, no el Señor: si un hermano tiene una mujer pagana y ella consiente en vivir con él, no se divorcie.

    13. Y la mujer que tiene un marido pagano y éste consiente en vivir con ella, no se divorcie.

    14. Pues el marido pagano queda ya santificado por su mujer; y la mujer pagana, por el marido creyente. De otra manera, vuestros hijos serían impuros, cuando en realidad son santos.

    15. Pero si la parte pagana se separa, que se separe. En estos casos, ni el hermano ni la hermana están obligados, pues Dios os ha llamado a vivir en paz.

    16. Y tú, mujer, ¿qué sabes si así salvarás al marido? O tú, marido, ¿qué sabes si así salvarás a la mujer?

    17. Por lo demás, que cada uno viva según la condición que el Señor le asignó, cada cual como era cuando Dios le llamó. Esto es lo que prescribo en todas las iglesias.

    18. ¿Que uno fue llamado siendo circunciso? Que no lo oculte. ¿Que otro ha sido llamado sin estar circuncidado? Que no se circuncide.

    19. La circuncisión no es nada y nada es tampoco la no circuncisión; lo que vale es el cumplimiento de los mandamientos de Dios.

    20. Quédese cada uno en la condición en la que recibió el llamamiento.

    21. ¿Lo recibiste siendo esclavo? No te preocupes; aunque, si puedes obtener la libertad, no dejes pasar la ocasión.

    22. Pues el esclavo que recibió el llamamiento en el Señor es liberto del Señor y el que recibió el llamamiento siendo libre es esclavo de Cristo.

    23. Se ha pagado por vosotros un buen precio. No os hagáis esclavos de hombres.

    24. Cada uno, hermanos, permanezca ante Dios en la condición en que recibió el llamamiento.

    25. Con respecto a los solteros, no tengo precepto alguno del Señor, sino que doy mi parecer como digno de fe que soy, por la misericordia del Señor.

    26. Opino, pues, que esto es bueno por la necesidad presente; quiero decir, que es bueno que el hombre permanezca así.

    27. ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer.

    28. No obstante, si te casas, no pecas; y si una doncella se casa, tampoco peca; aunque, por otra parte, estos tales tendrán su tribulación en la vida, que yo, desde luego, os quisiera ahorrar.

    29. Lo que digo, hermanos, es esto: que el tiempo es corto. Por lo demás, que los que tienen mujer sean como si no la tuvieran;

    30. los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran;

    31. los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran. Porque la apariencia de este mundo pasa.

    32. Lo que yo pretendo es que estéis libres de cuidados. El soltero se cuida de las cosas del Señor: de cómo agradar al Señor.

    33. En cambio, el casado se cuida de las cosas del mundo: de cómo agradar a su mujer;

    34. y anda dividido. Igualmente, la mujer no casada, lo mismo que la doncella, se cuida de las cosas del Señor, para ser santa en cuerpo y alma; la casada, en cambio, se cuida de las cosas del mundo: de cómo agradar a su marido.

    35. Y esto lo digo mirando a vuestro provecho, no para tenderos un lazo, sino para una digna y solícita dedicación al Señor.

    36. Pero si alguno, si está ya en la flor de su edad, piensa que no procede con el decoro debido con su compañera, y es conveniente enfrentarse a la realidad, haga lo que quiere; no peca: cásense.

    37. Por el contrario, si uno está firme en su corazón y con entera libertad y con dominio de su voluntad ha resuelto en su interior respetar a su compañera, hará bien.

    38. De modo que el que se casa con su compañera hace bien; y el que no se casa, hará todavía mejor.

    39. La mujer está ligada a su marido mientras éste viva. Pero si el marido muere, queda en libertad de casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.

    40. Sin embargo, será más feliz si se queda así, según mi parecer; y creo que también yo tengo Espíritu de Dios.