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    1 Reyes 18 - Serafín de Ausejo 1975

    Elías regresa a ver a Acab

    1. Después de mucho tiempo, en el año tercero, habló Yahveh a Elías y le dijo: "Vete a ver a Ajab, porque voy a enviar lluvia sobre la haz de la tierra".

    2. Fue, pues, Elías a presentarse a Ajab. El hambre arreciaba en Samaría.

    3. Ajab mandó llamar a Abdías, mayordomo de palacio. Abdías era muy temeroso de Yahveh,

    4. pues cuando Jezabel intentó exterminar a los profetas de Yahveh, Abdías recogió a cien profetas, los escondió en unas cavernas en dos grupos de cincuenta y les proveyó de pan y de agua.

    5. Ajab dijo a Abdías: "Vete por el país a todos los manantiales de aguas y a todos los torrentes, para ver si podemos encontrar hierba con que mantener los caballos y los mulos, y no tengamos que dejar perecer los ganados".

    6. Se repartieron, pues, el país para recorrerlo: Ajab se fue solo por un camino y Abdías se fue solo por otro.

    7. Mientras Abdías iba por su camino, le salió al encuentro Elías. Al reconocerlo, se postró rostro en tierra y exclamó: "¿Eres tú Elías, mi señor?".

    8. Él le respondió: "Yo soy. Vete a decir a tu amo que aquí está Elías".

    9. Pero él le replicó: "¿Qué pecado he cometido yo, para que entregues a tu siervo en manos de Ajab y me mate?

    10. ¡Por vida de Yahveh, tu Dios! No hay nación ni reino adonde mi señor no haya mandado a buscarte. Y cuando le decían: "No está aquí", hacía jurar a aquel reino y a aquella nación que no te habían encontrado.

    11. Y ahora tú me dices: "Vete a decir a tu señor que Elías está aquí".

    12. Y sucederá que, cuando yo me aleje de ti, el espíritu de Yahveh te llevará adonde yo no sepa; y después que yo se lo haya anunciado a Ajab, él no te encontrará, y entonces me matará, a pesar de que tu siervo teme a Yahveh desde su juventud.

    13. ¿No le han contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel asesinaba a los profetas de Yahveh? Yo escondí en unas cavernas a cien profetas de Yahveh en dos grupos de cincuenta y les proporcioné pan y agua.

    14. Y ahora tú me dices: "Vete a decir a tu señor que Elías está aquí". ¡Ciertamente me matará!".

    15. Entonces exclamó Elías: "¡Por vida de Yahveh Sebaot, a quien sirvo! Hoy mismo me voy a presentar delante de él".

    16. Entonces Abdías fue al encuentro de Ajab y le dio la noticia. Salió enseguida Ajab al encuentro de Elías.

    17. Al verlo Ajab, le dijo: "¿Eres tú, portador de calamidades en Israel?".

    18. Él le respondió: "No soy yo el que trae calamidades a Israel, sino tú y la casa de tu padre, porque habéis abandonado los mandamientos de Yahveh, y os habéis ido tras de los baales.

    19. Ahora, manda reunir en torno mío a todo Israel en el monte Carmelo, así como a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel".

    Elías y los profetas de Baal

    20. Ajab mandó aviso a todos los israelitas y reunió a los profetas en el monte Carmelo.

    21. Entonces Elías se presentó ante todo el pueblo y les dijo: "¿Hasta cuándo vais a andar cojeando de un lado y de otro? Si Yahveh es Dios, seguidlo; si lo es Baal, id tras él". Pero el pueblo no respondió palabra.

    22. Entonces Elías siguió diciendo al pueblo: "Yo soy el único profeta de Yahveh que queda, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta.

    23. Que nos traigan ahora dos novillos; que ellos elijan uno, que lo descuarticen y lo coloquen sobre la leña, pero sin poner fuego. Y yo prepararé el otro novillo y lo colocaré sobre la leña, pero sin poner fuego.

    24. Luego invocad el nombre de vuestro dios, y yo invocaré el nombre de Yahveh. El dios que responda con el fuego, ése es Dios". Y todo el pueblo respondió: "¡Está bien la propuesta!".

    25. Dijo entonces Elías a los profetas de Baal: "Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, puesto que sois más numerosos. Invocad el nombre de vuestro dios, pero no prendáis fuego".

    26. Tomaron ellos el novillo que se les había traído y, después de prepararlo, estuvieron invocando el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: "¡Baal, respóndenos!". Pero no hubo ni voz ni respuesta. Entre tanto, ellos danzaban cojeando junto al altar que habían hecho.

    27. Hacia mediodía decíales Elías en tono burlón: "¡Gritad más fuerte, pues es dios! Pero quizá esté cavilando, o estará demasiado ocupado o tal vez de viaje; acaso estará dormido, y hay que despertarlo".

    28. Y ellos seguían gritando más fuerte, al par que, conforme a su costumbre, se hacían incisiones con cuchillos y lancetas, hasta chorrearles la sangre.

    29. Pasado el mediodía, se entregaron a arrebatos proféticos, hasta la hora de ofrecer la oblación; pero no hubo voz ni escucha ni respuesta.

    30. Entonces Elías dijo a todo el pueblo: "Acercaos a mí". Y se acercaron todos a él. Él reparó el altar de Yahveh, que había sido demolido.

    31. Elías tomó luego doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien Yahveh había dicho: "Israel será tu nombre".

    32. Con las piedras construyó un altar al nombre de Yahveh; en torno al altar hizo una zanja de una capacidad como para dos seás de semilla.

    33. Dispuso luego la leña, descuartizó el novillo y lo puso sobre la leña.

    34. Y ordenó: "Llenad de agua cuatro cántaros y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña". Y añadió: "Repetidlo una vez más". Y lo repitieron. Aún insistió: "Hacedlo por tercera vez". Y por tercera vez lo hicieron.

    35. El agua corría en torno al altar, e incluso la zanja se llenó de agua.

    36. Llegado el tiempo de ofrecer la oblación, se acercó el profeta Elías y exclamó: "¡Yahveh, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel! Que se reconozca hoy que tú eres el Dios de Israel y yo tu siervo, y que por orden tuya he realizado todas estas cosas.

    37. Respóndeme, Yahveh, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, Yahveh, eres Dios, y que tú convertirás su corazón!".

    38. Cayó entonces fuego de Yahveh que consumió el holocausto juntamente con la leña, las piedras y la tierra, y aun secó el agua de la zanja.

    39. Al presenciar esto todo el pueblo, todos cayeron rostro en tierra y exclamaron: "¡Yahveh es Dios, Yahveh es Dios!".

    40. Ordenó entonces Elías: "Prended a los profetas de Baal, que no escape ni uno". Los prendieron y Elías los hizo bajar al torrente Quisón y allí los degolló.

    Elías ora por lluvia

    41. Después dijo Elías a Ajab: "Sube, come y bebe, porque ya se percibe el ruido de la lluvia".

    42. Subió, pues, Ajab a comer y a beber, en tanto que Elías subió a la cima del Carmelo y, postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.

    43. Y dijo a su criado: "Sube y mira hacia el mar". Subió a mirar y dijo: "No hay nada". Pero él le dijo: "Vuelve siete veces".

    44. Y a la séptima vez exclamó: "Por el mar se levanta una nubecilla como la palma de la mano de un hombre". Entonces dijo él: "Sube a decir a Ajab: "Engancha el carro y baja, no sea que luego te lo impida la lluvia"".

    45. En pocos instantes se cubrieron los cielos de nubes borrascosas y se desencadenó una lluvia torrencial. Subió Ajab a su carro y se marchó hacia Yizreel.

    46. La mano de Yahveh se posó sobre Elías, quien se ciñó la cintura y fue corriendo delante de Ajab hasta la entrada de Yizreel.