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    2 Crónicas 34 - Serafín de Ausejo 1975

    Reinado de Josías

    1. Ocho años tenía Josías cuando subió al trono, y reinó treinta y un años en Jerusalén.

    2. Hizo lo que es recto a los ojos de Yahveh y siguió en todo la conducta de David, su antepasado, sin desviarse ni a la derecha ni a la izquierda.

    Reformas de Josías

    3. En el año octavo de su reinado, siendo aún muy joven, comenzó a buscar al Dios de su padre David; y en el año duodécimo, comenzó a purificar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, de las aserás y de los ídolos fundidos.

    4. Demolieron en su presencia los altares de los baales, hizo pedazos los obeliscos solares que había encima de ellos y las aserás; rompió las imágenes esculpidas y las fundidas, las pulverizó y las esparció sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios.

    5. Quemó los huesos de los sacerdotes de los ídolos sobre sus altares y purificó así a Judá y a Jerusalén.

    6. En las ciudades de Manasés, de Efraín, de Simeón y hasta de Neftalí, y en las regiones devastadas de los alrededores,

    7. derribó los altares, demolió las aserás, hizo pedazos los ídolos y los redujo a polvo, destrozó todos los obeliscos solares en todo el país de Israel, y después regresó a Jerusalén.

    Hallazgo del libro de la ley

    8. El año dieciocho de su reinado, cuando purificaba el país y el templo, mandó a Safán, hijo de Asalías, a Maasías, gobernador de la ciudad, y a Joaj, hijo de Ocozías, el canciller, que repararan el templo de Yahveh, su Dios.

    9. Se presentaron, pues, al sumo sacerdote Jilquías y le entregaron el dinero aportado al templo de Dios, que los levitas y porteros habían recogido de manos de Manasés, de Efraín, y de todo el resto de Israel, de todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén.

    10. Y lo entregaron en manos de los capataces de las obras, o sea, de los que estaban encargados del templo de Yahveh, los cuales, a su vez, lo entregaron a los obreros que trabajaban en el templo de Yahveh para reparar y consolidar el edificio.

    11. Lo entregaron también a los carpinteros y canteros, para comprar piedras talladas y maderas para los entarimados y para las vigas de los edificios destruidos por los reyes de Judá.

    12. Estos hombres realizaban su trabajo con honradez. Estaban encargados de ellos Yájat y Abdías, levitas de los descendientes de Merarí, y Zacarías y Mesulán, de los descendientes de Queat, que dirigían los trabajos junto con los levitas entendidos en instrumentos músicos.

    13. Éstos estaban también al frente de los acarreadores y dirigían a todos los trabajadores ocupados en las distintas tareas. Había, además, levitas que eran escribas, inspectores y porteros.

    14. Cuando estaban sacando el dinero traído al templo de Yahveh, el sacerdote Jilquías encontró el libro de la ley de Yahveh dada por Moisés.

    15. Jilquías tomó entonces la palabra y dijo a Safán, el secretario: "He hallado el libro de la ley en el templo de Yahveh". Y se lo entregó a Safán.

    16. Safán llevó el libro al rey. Al mismo tiempo, informó al rey del curso de los trabajos, diciéndole: "Tus servidores están realizando todo lo que se encomendó.

    17. Han recogido el dinero que había en el templo de Yahveh y lo han puesto en manos de los capataces encargados de las obras del templo de Yahveh".

    18. Luego, el secretario Safán anunció al rey: "El sacerdote Jilquías me ha entregado este libro". Y Safán lo leyó delante del rey.

    19. Cuando el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestiduras

    20. y dio esta orden a Jilquías, a Ajicán, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Miqueas; a Safán, el secretario; y a Asaías, ministro del rey:

    21. "Id a consultar a Yahveh por mí, por el resto de Israel y de Judá acerca de las palabras del libro que ha sido hallado, pues grande debe de ser la cólera de Yahveh que se ha encendido contra nosotros, porque nuestros padres no guardaron la palabra de Yahveh ni la pusieron por obra, conforme a todo lo que está escrito en este libro".

    22. Entonces Jilquías y los enviados del rey fueron a ver a la profetisa Juldá, esposa de Salún, hijo de Tocat, hijo de Jasrá, encargado del vestuario. Residía en el barrio nuevo de Jerusalén. Hablaron con ella según lo indicado

    23. y ella les respondió: "Así habla Yahveh, Dios de Israel: decid al hombre que os ha enviado a mí:

    24. esto dice Yahveh, Dios de Israel: "Yo traeré sobre este lugar y sobre sus habitantes la desventura, es decir, todas las maldiciones escritas en el libro que han sido leídas en presencia del rey de Judá.

    25. Por haberme abandonado y por haber quemado incienso a dioses extraños, provocando así mi ira con todas las obras de sus manos, se ha encendido mi cólera contra este lugar y no se apagará".

    26. Y al rey de Judá que os ha enviado a consultar a Yahveh, le diréis: así habla Yahveh, Dios de Israel, acerca de las palabras que has oído:

    27. "Por haberse conmovido tu corazón, y por haberte humillado tú ante la presencia de Dios al oír sus palabras contra este lugar y sus habitantes; por haberte humillado delante de mí y haber rasgado tus vestiduras y haber llorado en mi presencia, yo también te he escuchado. ¡Oráculo de Yahveh!

    28. Por eso voy a reunirte con tus padres, y serás recogido en paz en tu sepulcro. No verán tus ojos toda esa desventura que voy a traer sobre este lugar y sobre sus habitantes"". Y ellos llevaron la respuesta al rey.

    29. El rey mandó convocar a su presencia a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.

    30. Subió luego el rey al templo de Yahveh, acompañado de todos los hombres de Judá y de los habitantes de Jerusalén: los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el mayor hasta el menor; y leyó ante ellos todas las palabras del libro de la alianza encontrado en el templo de Yahveh.

    31. El rey estaba de pie junto a su estrado; y en presencia de Yahveh hizo pacto de seguir a Yahveh y de guardar sus mandamientos, sus instrucciones y sus estatutos con todo el corazón y con toda el alma, y de dar cumplimiento a las palabras de esta alianza escritas en este libro.

    32. Invitó a que ratificaran este pacto todos los que se hallaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén obraron de acuerdo con la alianza de Dios, el Dios de sus padres.

    33. Josías, por su parte, retiró todas las abominaciones de todos los territorios pertenecientes a los israelitas, y obligó a todos los que se hallaban en Israel a que sirvieran a Yahveh, su Dios. Mientras él vivió, no se apartaron de Yahveh, Dios de sus padres.