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viernes, agosto 16, 2024
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    2 Reyes 6 - Serafín de Ausejo 1975

    Eliseo hace flotar el hacha

    1. Dijeron los hijos de los profetas a Eliseo: "Mira que el lugar en que habitamos en tu compañía es demasiado estrecho para nosotros.

    2. Déjanos ir hasta el Jordán, para que cada uno de nosotros tomemos de allí un tronco y nos hagamos allí un lugar donde habitar". Respondióles él: "Id, pues".

    3. Pero uno le dijo: "Dígnate venir tú con tus siervos". A lo que contestó: "Iré".

    4. Se fue con ellos y, llegados al Jordán, empezaron a cortar árboles.

    5. Y sucedió que, mientras uno cortaba un tronco, se le cayó al agua el hierro del hacha y comenzó a gritar: "¡Ay, señor mío, que el hacha era prestada!".

    6. Preguntó el varón de Dios: "¿Dónde cayó?". Y le mostraron el lugar. Entonces él cortó una rama, la echó allí y el hierro del hacha salió a flote.

    7. Luego dijo: "¡Sácalo!". Alargó el otro la mano y lo sacó.

    Eliseo y los sirios

    8. El rey de Aram hacía la guerra a Israel. Celebró un consejo con sus cortesanos y les dijo: "En tal y tal sitio instalaré mi campamento".

    9. El varón de Dios envió a decir al rey de Israel: "Guárdate de pasar por tal sitio, porque los arameos están bajando allí".

    10. El rey de Israel envió gente al lugar que el varón de Dios le había indicado. De este modo le mantuvo informado, y no una ni dos veces.

    11. Se turbó el corazón del rey de Aram por este hecho; convocó a sus servidores y les dijo: "¿No me váis a descubrir quién es el que avisa al rey de Israel?".

    12. Respondió uno de sus servidores: "No, mi señor el rey; es Eliseo, el profeta que hay en Israel, quien manifiesta al rey de Israel incluso las palabras que tú pronuncias en tu propia alcoba".

    13. Ordenó entonces el rey: "Id a ver dónde está, y enviaré a prenderlo". Se le hizo llegar el siguiente aviso: "Está en Dotán".

    14. Y envió allá caballos, carros y un fuerte destacamento, que llegaron de noche y rodearon la ciudad.

    15. El criado del varón de Dios se levantó muy de mañana y, al salir fuera, se encontró con que un fuerte ejército, con caballos y carros, rodeaba la ciudad. El criado de Eliseo le dijo: "¡Ay, señor mío! ¿Qué haremos?".

    16. Respondió él: "No tengas miedo; que son muchos más los que están con nosotros que los que están con ellos".

    17. Entonces Eliseo se puso a orar y dijo: "¡Oh Yahveh! Ábrele los ojos para que vea". Abrió Yahveh los ojos del criado, y éste vio que el monte estaba lleno de caballos y de carros de fuego que rodeaban a Eliseo.

    18. Cuando los arameos bajaron contra él, se puso Eliseo a orar a Yahveh, diciendo: "Hiere a esta gente de ceguera". Y Yahveh los hirió de ceguera, conforme a la súplica de Eliseo.

    19. Les dijo entonces Eliseo: "No es éste el camino, ni es ésta la ciudad. Seguidme y os guiaré a donde está el hombre que buscáis". Y los llevó a Samaría.

    20. Cuando llegaron a Samaría, exclamó Eliseo: "¡Oh Yahveh! Ábreles los ojos para que vean". Les abrió Yahveh los ojos, y vieron que estaban dentro de Samaría.

    21. Al verlos, dijo el rey de Israel a Eliseo: "¿Los mato, padre mío?".

    22. Respondió él: "No los mates. ¿Acaso tú matas a los que haces prisioneros con tu espada y con tu arco? Sírveles pan y agua para que coman y beban y se vuelvan luego a su señor".

    23. Les sirvió un gran banquete y, después de haber comido y bebido, los despidió y ellos se volvieron a su señor. Y en adelante, los guerrilleros arameos no volvieron a hacer correrías por tierras de Israel.

    Eliseo y el sitio de Samaria

    24. Después de esto, Ben Hadad, rey de Aram, reunió todo su ejército, subió y sitió a Samaría.

    25. Hubo gran hambre en Samaría; pues tanto la asediaron que la cabeza de un asno se pagaba a ochenta siclos de plata y un puñado de algorrobas valía cinco siclos de plata.

    26. Paseaba el rey de Israel por la muralla cuando una mujer empezó a gritarle: "¡Sálvame, oh rey, mi señor!".

    27. Respondió él: "Si Yahveh no te salva ¿con qué podré salvarte yo? ¿Con algo de la era o con algo del lagar?".

    28. Y le preguntó el rey: "¿Qué te pasa?". Respondió ella: "Esta mujer me dijo: "Dame tu hijo y nos lo comeremos hoy; el mío nos lo comeremos mañana".

    29. Cocimos a mi hijo y nos lo comimos; y al día siguiente le dije: "Dame tu hijo y nos lo comeremos". Pero ella ha escondido a su hijo".

    30. Cuando el rey oyó estas palabras de la mujer, rasgó sus vestiduras. Y como pasaba sobre la muralla, el pueblo pudo ver que por dentro llevaba un sayal sobre su carne.

    31. Dijo luego el rey: "¡Esto me haga Dios y esto me añada, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, se mantiene hoy sobre sus hombros! ".

    32. Estaba Eliseo sentado en su casa y con él estaban los ancianos, cuando el rey envió por delante a un hombre. Pero antes de que el mensajero llegara, dijo a los ancianos: "¿Habéis visto cómo ese hijo de asesino ha enviado a cortarme la cabeza? Mirad: cuando llegue el mensajero, cerrad la puerta y no lo dejéis pasar. ¿Acaso no se oye tras de él el ruido de los pasos de su señor?".

    33. Estaba aún hablando con ellos cuando bajó el rey y le dijo: "Ciertamente esta desgracia viene de Yahveh. ¿Qué puedo yo esperar ya de Yahveh?".